sábado, 28 de diciembre de 2013

Es de cristiano el principio de la tolerancia limitada



Es de cristiano el principio de la tolerancia limitada

Como cristianos ¿Hay que tolerarlo todo? ¿Habría que tolerar la violación o los asesinatos? ¿Debemos tolerar el abandono infantil, los genocidios, las estafas o el maltrato?; si nos vamos al contexto de la ciudad de Valencia (Venezuela) ¿Debemos tolerar una ciudad llena de basura? ¿Hay que tolerar el pésimo servicio del transporte público?

Me uno a los autores que sostienen que la tolerancia universal e indiscriminada sería condenable moralmente porque ignoraríamos a las víctimas y seríamos indiferentes al dolor humano. ¿Cuántas veces hemos sido tolerante ante el abuso del inocente en nuestra comunidad? Inclusive en nuestra misma casa.

Karl Popper, citado por Sponville, habla de la paradoja de la tolerancia:
“Si somos absolutamente tolerantes, incluso con los intolerantes, y no defendemos la sociedad tolerante contra sus asaltos, los tolerantes serán aniquilados y junto con ellos la tolerancia”.

Debemos comprender como cristianos que la tolerancia generalizada termina produciendo el síndrome de la víctima permanente: “La gente siempre se aprovecha de mí”.

¿Pero cuál es ese límite de la tolerancia? Para Sponville, lo que debe determinar el límite es la peligrosidad real, efectiva, que un evento o una persona tenga para nuestra libertad.

Es decir debemos reaccionar ante cualquier acción que afecte nuestra capacidad de expresar lo que sentimos y pensamos. El criterio estaría determinado por la siguiente pregunta ¿Es peligroso para mi integridad física o psicológica ser tolerante en esta situación?

La tolerancia bien entendida no es “soportar”, se refiere a “respetar”. Tolerar no es padecer a los otros como una carga, sino aceptar y proteger el derecho a la discrepancia. Pero cuando la discrepancia está sustentada en la irracionalidad, por ejemplo el Ku Kux Klan, no podemos tolerarlo.

No tolerar a los abusivos es una manera de respetarse a sí mismo, es ejercer el derecho a la resistencia y no dejarse embaucar por el culto al sufrimiento. Nadie está obligado a subyugarse.

Ronald Rivera

Teólogo