miércoles, 7 de enero de 2015

VIII Parte ¿Dónde habita Dios? Tratado de los Sacramentos / Ronald Rivera. Ecumenismo y Sacramentos


VIII Parte ¿Dónde habita Dios? Tratado de los Sacramentos / Ronald Rivera.  Ecumenismo y Sacramentos


Sacramentos y Ecumenismo

Tomando como punto de partida los estudios del Rev. Gregory D. Gaston (de  Manila, Filipinas) podemos decir:

El Catecismo de la Iglesia católica enseña que los discípulos de Cristo están vinculados entre sí, en primer lugar, por la caridad. Pero la unidad de quienes estamos aún sobre la tierra, la Iglesia peregrina, "está asegurada por vínculos visibles de comunión: la profesión de una misma fe recibida de los apóstoles; la celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos; la sucesión apostólica por el sacramento del orden" (n° 815). Si en la Iglesia católica los sacramentos son signos visibles de comunión, ¿qué consecuencias tiene para la Iglesia católica que va camino hacia la comunión con otras Iglesias cristianas? ¿Qué consideraciones se pueden hacer sobre los sacramentos en el diálogo ecuménico?

El Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, en su documento La dimensión ecuménica en la formación de quienes trabajan en la pastoral, incluye, entre los problemas actuales del ecumenismo, el estudio de los principios católicos que rigen la participación común en lo espiritual y lo sacramental. El mismo documento, en la sección referida a los "Fines y Métodos del Ecumenismo", dice que "El concepto católico de unidad la considera un don por medio del cual Dios hace a los cristianos partícipes de su misma comunión. Sus elementos centrales son: la unidad en la fe, la unidad en la vida sacramental y la unidad en el ministerio". Siendo, pues, los sacramentos un signo visible de comunión en la Iglesia católica, no pueden ser descuidados en el diálogo para la comunión con otras Iglesias cristianas. El bautismo constituye un vínculo fundamental de comunión entre cristianos. Las heridas de la unidad que han hecho surgir las distintas Iglesias no han modificado el hecho de que "todos los que han sido justificados por la fe en el bautismo se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor" (Unitatis Redintegratio 3 § 1).

Asimismo, el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, en suDirectorio para la aplicación de los principios y las normas sobre ecumenismo del 25 de marzo de 1993, discute sobre "la comunión que existe con otros cristianos basada en el vínculo sacramental del Bautismo y las normas para la participación conjunta en la oración y en otras actividades espirituales, incluyendo algunos casos especiales en que se comparten los sacramentos". La administración de los sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y la Unción de los enfermos a cristianos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales ha de ser "permitida, o, es más, recomendada", aunque "sólo a quienes participan de su unidad en la fe, el culto y la vida eclesial", y sólo "en ciertas circunstancias, de manera excepcional, y bajo ciertas condiciones". Con estas referencias, "además de ser signos, los sacramentos -en especial, la Eucaristía- son fuentes de unidad de la comunidad cristiana y de vida espiritual, y son medios para edificarlas". El ecumenismo es una misión que trasciende las fuerzas humanas. Por eso es necesario imitar a Cristo en la oración por la unidad: "Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado" (Jn 17,21).

Referencias

1. Vaticano II, Unitatis Redintegratio.

2. Catecismo de la Iglesia católica 813-822.

3. Código de derecho canónico de las Iglesias Orientales, can. 671, §§ 2-3.

4. Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, Directorio para la aplicación de los principios y las normas sobre ecumenismo.

5. Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, Directivas para la admisión a la Eucaristía entre la Iglesia Caldea y la Iglesia Asiria de Oriente, Roma, 20 de julio de 2001.

Lic. Ronald Rivera

@ronaldriver