domingo, 16 de noviembre de 2025

Pensemos en nuestras Postrimerías



Domingo 33 (C) del tiempo ordinario

Hoy, el Evangelio nos habla de la última venida del Hijo del hombre. Se acerca el final del año litúrgico y la Iglesia nos presenta la parusía, y al mismo tiempo quiere que pensemos en nuestras postrimerías: muerte, juicio, infierno o cielo. El fin de un viaje condiciona su realización. Si quieres ir al infierno, te podrás comportar de una manera determinada de acuerdo con el término de tu viaje. Si escoges el cielo, habrás de ser coherente con la Gloria que quieres conquistar. Siempre, libremente. Al infierno no va nadie por la fuerza; ni al cielo, tampoco. Dios es justo y da a cada uno lo que se ha ganado, ni más ni menos. No castiga ni premia arbitrariamente, movido por simpatías o antipatías. Respeta nuestra libertad. Sin embargo, hay que tener presente que al salir de este mundo la libertad ya no podrá escoger. El árbol permanecerá tendido por el lado en que haya caído.


«Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección» (Catecismo de la Iglesia n. 1033).


¿Te imaginas la grandiosidad del espectáculo? Los hombres y las mujeres de todas las razas y de todos los tiempos, con nuestro cuerpo resucitado y nuestra alma compareceremos delante de Jesucristo, que presidirá el acto con gran poder y majestad. Vendrá a juzgarnos en presencia de todo el mundo. Si la entrada no fuera gratuita, valdría la pena... Entonces se sabrá la verdad de todos nuestros actos interiores y exteriores. Entonces veremos de quién son los dineros, los hijos, los libros, los proyectos y las demás cosas: «No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6). Día de alegría y de gloria para unos; día de tristeza y de vergüenza para otros. Lo que no quieras que aparezca públicamente, ahora te es posible eliminarlo con una confesión bien hecha. No puedes improvisar un acto tan solemne y comprometedor. Jesús nos lo advierte: «Mirad, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). ¿Estás preparado ahora?



Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Toda fidelidad debe pasar por la prueba más exigente: la de la duración. Es fácil ser coherente por un día o algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida» (San Juan Pablo II)

«‘Con su perseverancia salvarán sus almas’. ¡Cuánta esperanza en estas palabras! Son un llamamiento a la esperanza y a la paciencia. El Señor, dueño de la historia, lleva todo a su cumplimiento. ¡A pesar de los desórdenes y de los desastres que turban al mundo, el designio de bondad y de misericordia de Dios se cumplirá!» (Francisco)

«Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados, y una perseverancia, mantenida siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien. El hombre virtuoso es feliz al practicarlas» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.810)

sábado, 15 de noviembre de 2025

El ecumenismo en la Iglesia Católica a la luz de Nostra Aetate



El ecumenismo en la Iglesia Católica a la luz de Nostra Aetate


1. Introducción

El ecumenismo no es un adorno diplomático de la Iglesia Católica; es una consecuencia directa de su autocomprensión teológica. Desde el Concilio Vaticano II, ese compromiso quedó expuesto de manera irreversible. Nostra Aetate —aunque centrado en la relación con religiones no cristianas— reconfigura la sensibilidad eclesial hacia la alteridad religiosa. El documento abrió una puerta hermenéutica que transformó el paradigma: de la sospecha al reconocimiento; del exclusivismo rígido a un universalismo dialogante. No obstante, este giro desató reacciones internas: entusiasmo en algunos sectores, alarma en otros. Este informe examina esas líneas de tensión.


2. Nostra Aetate: claves conceptuales

El texto conciliar parte de una premisa antropológica clara: la humanidad comparte un origen y un destino comunes. Desde ahí reconoce elementos de verdad y santidad fuera de las fronteras explícitas del cristianismo. No afirma relativismo doctrinal; afirma, más bien, que la Verdad absoluta puede dejar rastros en múltiples tradiciones.


El documento opera en tres niveles:

Teológico: Dios no ha dejado pueblos sin semillas de su Palabra.

Epistemológico: el conocimiento religioso es fragmentario, situado y condicionado por la historia.

Eclesial: la Iglesia tiene responsabilidad en promover diálogo, no dominación.

Nostra Aetate inaugura un lenguaje que renuncia al juicio apriorístico. Sugiere que la identidad no se destruye en la relación; se purifica y se ensancha.


3. Ecumenismo y sus fundamentos en la tradición católica

El ecumenismo no es una moda del siglo XX. Está inscrito en la estructura trinitaria del cristianismo: Dios es comunión; la división entre cristianos traiciona el signo que deberían ofrecer al mundo.

El Vaticano II no inventa el ecumenismo, pero lo institucionaliza. Lo que Nostra Aetate añade es una ampliación del horizonte: el diálogo ya no es sólo intra-cristiano; es interreligioso. Esto desestabiliza las teologías exclusivistas que funcionaban sobre un “dentro/fuera” tajante.

El documento subraya que el diálogo no se funda en una igualdad doctrinal sino en una dignidad antropológica. El catolicismo no renuncia a su afirmación central: Cristo es la plenitud de la revelación. Sin embargo, la forma de relacionarse con el otro deja de ser polémica para hacerse crítica, reflexiva y hospitalaria.


4. Objeciones al ecumenismo

El ecumenismo genera resistencias profundas, y no se trata de caricaturas ideológicas. Son objeciones con espesor teológico y preocupaciones eclesiales legítimas.


4.1. Pérdida de identidad

Para corrientes tradicionalistas, el ecumenismo corre el riesgo de diluir la singularidad de la fe católica. Temen que la apertura al diálogo se convierta en una puerta al sincretismo o a la indiferenciación doctrinal. Desde esta óptica, Nostra Aetate habría relativizado la misión evangelizadora al enfatizar la “verdad parcial” presente en otras religiones.


4.2. Ambigüedad epistemológica

Al reconocer valores espirituales en otras religiones, algunos críticos ven en el concilio una forma de pluralismo encubierto. Les preocupa que el catolicismo parezca renunciar a su pretensión de verdad universal. La multiplicidad de caminos puede sugerir, según estos sectores, que todos los caminos son igualmente válidos. Temen que la hermenéutica del reconocimiento se convierta en una hermenéutica del abandono.


4.3. Riesgo político-religioso

En contextos donde la identidad religiosa está ligada a estructuras de poder o cohesión comunitaria, el ecumenismo puede percibirse como amenaza a la estabilidad social. La apertura interreligiosa puede verse como debilitamiento interno en sociedades donde la religión funciona como frontera cultural.


5. Argumentos a favor del ecumenismo

Del otro lado, quienes defienden la visión conciliar sostienen que el ecumenismo no debilita la identidad católica, sino que la fortalece.


5.1. Ampliación espiritual

El reconocimiento de lo valioso en otras tradiciones no elimina la centralidad de Cristo; la contextualiza. La identidad cristiana no necesita ser defensiva. Una doctrina segura de sí misma no teme el intercambio intelectual y espiritual.


5.2. Realismo histórico

La historia demuestra que las religiones han convivido, dialogado y transformado mutuamente sus imaginarios. La visión de Nostra Aetate acepta la realidad plural del mundo; renunciar al diálogo sería una forma de ceguera práctica.


5.3. Ética global

El siglo XXI exige cooperación en temas que superan fronteras doctrinales: pobreza, migraciones, cambio climático, violencia política. El ecumenismo se convierte en un instrumento ético para construir mínimos compartidos. No es un lujo teológico; es una necesidad civilizatoria.


6. Lectura crítica y especulativa

La potencia de Nostra Aetate reside en su intuición antropológica: reconocer al otro sin domesticarlo. Sin embargo, mantener ese equilibrio es una tarea ardua. La Iglesia debe vigilar que el ecumenismo no se convierta en un relativismo estéril, pero también debe evitar la recaída en el exclusivismo que ignora los avances epistemológicos y sociológicos de la modernidad tardía.

El desafío principal es hermenéutico: ¿cómo dialogar sin renunciar al núcleo doctrinal? La respuesta está en una identidad dinámica, no estática. Una identidad que no se obsesiona con fronteras, sino que se define por su capacidad de encuentro. La tradición católica es suficientemente amplia como para sostener ese movimiento.

En perspectiva especulativa, el ecumenismo apunta a una antropología más profunda: la religiosidad humana como expresión de una búsqueda estructural de sentido. Esa búsqueda es universal; las respuestas son múltiples. La catolicidad, entendida en su sentido etimológico, implica totalidad, no uniformidad.


7. Conclusión

Nostra Aetate sigue siendo uno de los textos más revolucionarios del Vaticano II porque toca la frontera más sensible del cristianismo: su relación con la alteridad. Transformó el modo en que la Iglesia se concibe a sí misma en medio de un mundo plural. Las tensiones que generó no son accidentalidades; son expresión de un cambio de paradigma.

El ecumenismo mantiene a la Iglesia en diálogo con la historia real y evita la fosilización doctrinal. El riesgo de dilución existe, pero es administrable con lucidez teológica. Lo que no es administrable es la clausura hermética. El futuro del catolicismo depende de su capacidad para dialogar sin perder su columna vertebral. El mundo contemporáneo exige religiones que sepan hablar entre sí sin ingenuidad y sin miedo.

El ecumenismo, tal como lo inspira Nostra Aetate, no es un gesto de cortesía: es una forma de inteligencia teológica y una estrategia de supervivencia espiritual.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Padre Pío de Pietrelcina y el demonio



La figura del Padre Pío de Pietrelcina (1887–1968), capuchino italiano canonizado por san Juan Pablo II en 2002, representa una de las manifestaciones más intensas del misticismo cristiano contemporáneo. Su vida estuvo marcada no solo por los dones sobrenaturales —los estigmas, la bilocación, la lectura de almas, las curaciones— sino también por una prolongada y desgarradora confrontación con el demonio, que él mismo denominaba “el barbudo” o “el negro”.

Como teólogo, resulta inevitable enmarcar estos fenómenos dentro de la doctrina católica sobre la acción ordinaria y extraordinaria del demonio. La Iglesia enseña que la acción diabólica puede manifestarse desde la tentación —la forma ordinaria y universal— hasta la obsesión, la vejación y la posesión, en sus grados más excepcionales. El caso del Padre Pío pertenece con claridad al ámbito de la obsesión diabólica externa, donde el maligno no posee el cuerpo ni la mente, pero actúa sobre los sentidos, la imaginación y el entorno físico con violencia y persistencia.


I. Fundamento doctrinal del combate espiritual

Desde una lectura teológica, la experiencia de Pío no puede comprenderse como un fenómeno aislado. La espiritualidad franciscana, heredera del Poverello de Asís, se centra en la imitación radical de Cristo crucificado. En este marco, el estigmatizado se convierte en un signo visible del misterio redentor y, por tanto, objeto de la más feroz oposición del demonio. En el Itinerarium mentis in Deum de san Buenaventura, se recuerda que el alma que asciende hacia Dios atraviesa el campo de batalla del enemigo. El Padre Pío vivió literalmente esa teología en su carne.

El enfrentamiento con el demonio es inseparable de la teología de la imitatio Christi: quien participa de los sufrimientos del Redentor se expone al mismo odio que Él provocó en las potencias del mal. En palabras del propio fraile: “El demonio no soporta a quienes arrancan las almas de sus garras; por eso me golpea, porque le quito sus presas”.


II. Episodios anecdóticos y testimoniales

Los relatos sobre la confrontación entre el Padre Pío y el demonio están abundantemente documentados en testimonios de religiosos, fieles y médicos que lo acompañaron en San Giovanni Rotondo. A continuación, se destacan algunos de los más notables:


Las noches de tormento físico

En sus cartas dirigidas a sus directores espirituales, los padres Agostino da San Marco in Lamis y Benedetto da San Marco, el joven fraile narra episodios de violencia tangible. Describe haber sido arrojado de la cama, golpeado contra las paredes y arrastrado por el suelo. Los compañeros del convento oían golpes y ruidos que provenían de su celda, y cuando acudían a socorrerlo, lo encontraban exhausto, con hematomas visibles. El propio Pío relató:

“El demonio se presenta bajo diversas formas: a veces como un gato negro enorme, otras como un perro infernal que me lanza fuego, y no pocas veces con rostro humano.”


Los ataques sonoros y las risas nocturnas

Testigos del convento afirmaron escuchar durante la noche ruidos metálicos, risas burlonas, gritos y el olor a azufre que emanaba de la celda del fraile. El fenómeno fue tan persistente que los hermanos comenzaron a llamar en tono grave esos episodios “las visitas del enemigo”. Padre Pío respondía con oración, crucifijo en mano y el Rosario.


El demonio disfrazado de confesor o de santo

En varias ocasiones, relató haber visto al maligno aparecerle con aspecto de un confesor, de un ángel o incluso de la Virgen María, intentando confundirlo con falsas revelaciones. Pío advertía que el demonio puede revestirse de luz para engañar incluso a los elegidos (cf. 2 Cor 11,14).

En una carta de 1913, escribe:

“El enemigo intenta embaucarme con apariencias de bien, pero el Señor me ilumina y me permite descubrir el engaño por el olor nauseabundo que deja tras de sí.”


La intervención de San Miguel Arcángel

En varias visiones, el fraile afirmó haber sido protegido por San Miguel, a quien consideraba su defensor principal. En una ocasión, tras una violenta agresión demoníaca, los hermanos lo encontraron tendido en el suelo, pronunciando con los labios sangrantes: “¡Miguel me ha salvado otra vez!”. De ahí su profunda devoción al arcángel, patrono de la Iglesia militante.


El episodio del demonio que lo retó en el confesionario

Según varios testigos, en el confesionario, un hombre acudió fingiendo arrepentimiento, pero Pío lo desenmascaró al instante y le ordenó retirarse en el nombre de Cristo. El “penitente” lanzó un grito desgarrador y desapareció sin dejar rastro. El fraile, sin asombro, solo comentó: “No era hombre, era él”.


III. Perspectiva teológica y discernimiento espiritual

La teología mística distingue entre tres fuentes de experiencia sobrenatural: divina, humana y demoníaca. El discernimiento, según san Juan de la Cruz y santa Teresa de Ávila, es la clave para evitar el engaño espiritual. En el caso del Padre Pío, la Santa Sede, antes de reconocer la autenticidad de sus carismas, sometió sus experiencias a un riguroso proceso de examen médico, psicológico y teológico. La conclusión, con el tiempo, fue que su sufrimiento y sus visiones no podían explicarse por causas patológicas o sugestivas.

El demonio, en el contexto teológico, no es un símbolo del mal interior, sino un ser personal creado por Dios y caído por soberbia. La acción demoníaca busca la desesperación y la ruptura de la fe. En Pío, sin embargo, produjo el efecto contrario: un crecimiento heroico en la obediencia, la humildad y la confianza absoluta en la providencia divina. El combate no fue solo físico, sino teológico: el enfrentamiento entre la gracia redentora y la obstinación del mal.


IV. La dimensión pastoral y simbólica

El testimonio del Padre Pío ofrece un recordatorio vivo del principio patrístico: “donde abunda la gracia, abunda el combate”. Su lucha no es espectáculo ni superstición, sino la manifestación concreta del drama escatológico que atraviesa la historia de la salvación. En su cuerpo marcado por los estigmas se expresa la continuidad de la Pasión de Cristo en la humanidad.


A nivel pastoral, su ejemplo enseña tres lecciones:

La realidad objetiva del mal espiritual y la necesidad del discernimiento constante.

El poder del sacramento de la confesión como lugar de liberación y sanación interior.

La eficacia de la oración y la penitencia como escudos contra las tentaciones.


V. Conclusión: el misterio del sufrimiento redentor

El Padre Pío vivió su existencia en un equilibrio paradójico: la santidad luminosa y la oscuridad del asedio diabólico. En él se encarnó la verdad paulina: “Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados y potestades del aire” (Ef 6,12).

Lejos de ser una figura de piedad popular sin sustento teológico, su vida es una síntesis del dogma católico sobre el mal, la redención y la participación en la cruz de Cristo. Los demonios que lo golpeaban no lograron apagar su fe; al contrario, su resistencia silenciosa se convirtió en exorcismo permanente. Murió como vivió: combatiendo, orando y ofreciendo su dolor como sacrificio por las almas.

martes, 11 de noviembre de 2025

¿Quién es Eloy Santiago, Obispo de Tenerife?



Eloy Alberto Santiago Santiago (Las Palmas de Gran Canarias, 8 de septiembre de 1973) es un obispo español de 52 años, actual obispo de San Cristóbal de la Laguna (Tenerife) desde mayo de 2025.

Con un amplio bagaje en el servicio diplomático de la Santa Sede, desarrolló su ministerio sacerdotal en las nunciaturas apostólicas de Colombia, África Meridional y Gran Bretaña.

Desde su vuelta a Canarias en 2013 estuvo en varias parroquias y ocupó diferentes cargos en la Curia diocesana. En el momento de su nombramiento episcopal, era el secretario canciller y vicario episcopal de Economía y Patrimonio de la Diócesis de Canarias, así como director de la Comisión para la Protección de Menores.

Eloy Santiago fue nombrado obispo de Tenerife por el papa Francisco y tomó posesión del cargo en mayo de 2025; es el 13º obispo de la diócesis nivariense.

Eloy Alberto Santiago Santiago ingresó en el seminario diocesano de Canarias en 1992. Es bachiller en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas y completó sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma: licenciado en Teología Dogmática, doctor en Teología (2004) y licenciado en Derecho Canónico.

Fue ordenado sacerdote el 17 de julio de 1999 en la Catedral de Canarias.

En 2003 ingresó en la Pontificia Academia Eclesiástica y en 2006 entró en el servicio diplomático de la Santa Sede. Desde entonces, ha estado destinado en las nunciaturas apostólicas de Colombia (2006-2009), África Meridional (2009-2013) y Gran Bretaña (2013-2014). Es capellán de Su Santidad desde junio de 2009.

A su regreso a la diócesis de Canarias en 2013, ejerció diferentes servicios pastorales: párroco en las parroquias de Santa Brígida y Ntra. Sra. del Madroñal (2013-2014); en San Pedro de la Puntilla (2014-2919); en San Pío X y El Salvador (2018-2019); y la Stma. Trinidad en El Tablero y rector del Templo ecuménico El Salvador (2019-2022). Desde 2022 era párroco de La Ascensión del Señor, la Asunción de María y Jesús de Nazaret (en Las Palmas de Gran Canaria).

En su faceta como docente, ha sido formador del Seminario diocesano y es profesor del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC).

En el momento de su nombramiento episcopal, era secretario general-canciller de la Diócesis de Canarias (desde 2020), vicario para la Economía y el Patrimonio (desde 2021, bajo el nombre entonces de delegado episcopal para Asuntos Económicos), miembro de la Delegación para el Clero (desde 2016), director de la Comisión para la Protección de Menores (desde 2020), miembro del Cabildo catedralicio y miembro del Colegio de consultores y de los consejos Presbiteral, de Asuntos Económicos y de Pastoral diocesano.

Obispo de San Cristóbal de la Laguna (Tenerife)

El 24 de febrero de 2025, el papa Francisco nombró a Eloy Santiago como nuevo obispo de San Cristóbal de la Laguna (Tenerife); recibió la consagración episcopal y tomó posesión de la diócesis el próximo 1 de mayo en la Catedral Nivariense.

La diócesis de Tenerife estaba vacante desde el 16 de septiembre de 2024, cuando el Papa aceptó la renuncia de Bernardo Álvarez, presentada dos meses antes, pero sin nombrar a un sucesor, en una práctica muy inusual.

Eloy Santiago es el 13º obispo de la diócesis. Como lema episcopal ha escogido 'Ut ministraret' (Para servir).

domingo, 9 de noviembre de 2025

Dedicación de la Basílica del Laterano en Roma



Dedicación de la Basílica del Laterano en Roma

Hoy, en esta fiesta universal de la Iglesia, recordamos que aunque Dios no puede ser contenido entre las paredes de ningún edificio del mundo, desde muy antiguo el ser humano ha sentido la necesidad de reservar espacios que favorezcan el encuentro personal y comunitario con Dios. Al principio del cristianismo, los lugares de encuentro con Dios eran las casas particulares, en las que se reunían las comunidades para la oración y la fracción del pan. La comunidad reunida era —como también hoy es— el templo santo de Dios. Con el paso del tiempo, las comunidades fueron construyendo edificios dedicados a las reuniones litúrgicas, la predicación de la Palabra y la oración. Y así es como en el cristianismo, con el paso de la persecución a la libertad religiosa en el Imperio Romano, aparecieron las grandes basílicas, entre ellas San Juan de Letrán, la catedral de Roma.

San Juan de Letrán es el símbolo de la unidad de todas las Iglesias del mundo con la Iglesia de Roma, y por eso esta basílica ostenta el título de Iglesia principal y madre de todas las Iglesias. Su importancia es superior a la de la misma Basílica de San Pedro del Vaticano, pues en realidad ésta no es una catedral, sino un santuario edificado sobre la tumba de San Pedro y el lugar de residencia actual del Papa, que, como Obispo de Roma, tiene en la Basílica Lateranense su catedral.

Pero no podemos perder de vista que el verdadero lugar de encuentro del hombre con Dios, el auténtico templo, es Jesucristo. Por eso, Él tiene plena autoridad para purificar la casa de su Padre y pronunciar estas palabras: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré» (Jn 2,19). Gracias a la entrega de su vida por nosotros, Jesucristo ha hecho de los creyentes un templo vivo de Dios. Por esta razón, el mensaje cristiano nos recuerda que toda persona humana es sagrada, está habitada por Dios, y no podemos profanarla usándola como un medio.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo san Pablo: ‘Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos» (San Agustín)

«Hoy, fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, recordemos que el Señor desea habitar en todos los corazones. Incluso si sucede que nos alejamos de Él, al Señor le bastan tres días para reconstruir su templo dentro de nosotros» (Francisco)

«Las Iglesias particulares son plenamente católicas gracias a la comunión con una de ellas: la Iglesia de Roma que preside en la caridad (…). El Señor hizo de san Pedro el fundamento visible de su Iglesia. Le dio las llaves de ella. El obispo de la Iglesia de Roma, sucesor de san Pedro, es la cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 834 y 936)

sábado, 8 de noviembre de 2025

Conceptos y enfoques de estudio sobre el Satanismo Contemporáneo



I. Desarrollo teórico del satanismo contemporáneo

1. ¿Qué entendemos por “satanismo contemporáneo”?

El satanismo contemporáneo no debe ser reducido a clichés mediáticos (rituales oscuros, estampas de pentagramas, pánico moral) sino entendido como un fenómeno complejo que incorpora varios elementos:

Una reivindicación simbólica del adversario (“Satanás” como figura de oposición, transgresión o individualismo)

La apropiación (y a veces subversión) de raíces cristianas / judeocristianas (Satanás, adversario, rebelde)

Un entorno cultural moderno: secularización, pluralismo religioso, identidad posmoderna

Redes descentralizadas, comunidades online, estética de contracultura

Variantes teístas (Satanás como entidad) y no-teístas (Satanás como símbolo filosófico o vitalista)

Por ejemplo, según Jesper Aagaard Petersen (Reino Unido/Dinamarca, 2009) el satanismo contemporáneo “podría entenderse como una auto-religión (‘self-religion’) en la era moderna, negociando ateísmo, secularismo, esoterismo y yo” (self). 

También Ruben van Luijk (Países Bajos, 2016) advierte que el satanismo moderno debe entenderse en su genealogía: no como una continuidad directa de rituales medievales, sino como construcción cultural que transforma la figura de Satanás de acusación (atribuir a otros) a identificación (identificarse con el símbolo). 


2. Orígenes e influencias culturales

Aunque las formas contemporáneas empiezan en el siglo XX, sus raíces incluyen:

La construcción cristiana del “diablo/Satanás” como adversario, rebelde, hereje.

Tradiciones esotéricas y ocultistas que reinterpretaron figuras adversarias (siglos XVIII-XIX).

Movimientos de contracultura, romanticismo, decadentismo donde Satanás aparece como símbolo de libertad, rebelión, saber prohibido.

Van Luijk detalla estos desarrollos como “la invención cristiana del satanismo” → “la metáfora demoníaca que luego deviene en identidad religiosa”. 

En el siglo XX, con Anton LaVey y la fundación de la Church of Satan (1966) se inaugura la etapa moderna: Satanás ya no solo demonizado, sino reivindicado como símbolo de individualismo, ego-afirmación, y subversión del dogma dominante. 


3. Características del satanismo contemporáneo

Algunas características clave que los estudios académicos han resaltado:

Des-tradicionalización: no se trata de una versión invertida del cristianismo (no todos los satanistas creen literalmente en Satanás). Adoptan una posición simbólica o metafórica. 

Individualismo y búsqueda de sentido: el satanista moderno puede verse como alguien que reivindica su autonomía, su “yo” radical, frente a normas establecidas.

Estética y cultura pop: la música (metal), el arte, Internet y la subcultura juegan un rol importante en la difusión y expresión del satanismo contemporáneo.

Ambivalencia del símbolo Satanás: Satanás deja de ser solo “el mal absoluto” para convertirse en “símbolo de rebelión, sabiduría oculta, autoconocimiento” en algunos círculos. 

Descentralización y diversidad: hay múltiples corrientes (LaVeyanismo, Setianismo, teísmo, no-teísmo) que pueden compartir el término “satanismo” pero difieren ampliamente en creencias y praxis.


4. Función social y cultural del satanismo

Desde una perspectiva sociológica y antropológica, el satanismo contemporáneo puede interpretarse así:

Como subcultura de oposición: Reivindica aquello que la cultura dominante rechaza o teme.

Como marca de identidad: Pertenecencia a un orden simbólico alternativo que ofrece sentido, comunidad, diferencia.

Como herramienta simbólica: la figura de Satanás se convierte en vehículo para cuestionar autoridad, moral convencional, tabúes.

Asimismo, el satanismo contemporáneo ha estado asociado (verdadera o atribuida) a fenómenos de pánico moral (por ejemplo, los casos de “Satanic Ritual Abuse” o SRA) que requieren análisis crítico de la construcción mediática y policial del satanismo como amenaza social.


5. Retos y tensiones internas

El satanismo contemporáneo enfrenta tensiones:

Entre teísmo y no-teísmo: ¿Satanás es una entidad real o solo símbolo?

Entre subversión estética y organización religiosa: ¿Es el satanismo un estilo de vida o una religión institucionalizada?

Entre legitimidad social y estigma: fuera de la subcultura, el satanismo sigue siendo percibido como “maligno”, lo que afecta su visibilidad académica y comunitaria.

Entre continuidad histórica y novedad: van Luijk recuerda que muchas afirmaciones sobre “satanismo ancestral” carecen de base fiable. 


6. Implicaciones para el estudio académico

Para tu campo (filosofía, teología y gestión documental) las implicaciones son amplias:

En filosofía: el satanismo interpela la moralidad, la transgresión, el bien-mal, la autonomía del sujeto.

En teología: cuestiona la figura del adversario (Satanás), su lugar en la teología cristiana y su relectura secular/poscristiana.

En gestión documental e investigación: el satanismo contemporáneo requiere un enfoque crítico en fuentes, en cómo se documentan los grupos, en cómo se construyen los discursos mediáticos de “pánico satánico” y en cómo archivamos estas informaciones sin sensacionalismo.

En consecuencia, para un curso que vincule satanismo, identidad, simbolismo y psicopatía, este desarrollo sirve como base conceptual.


II. Aspectos resaltantes

El satanismo contemporáneo no es un fenómeno monolítico, sino una constelación de creencias, prácticas, símbolos y discursos que reinterpretan la figura de Satán desde la modernidad tardía hasta la posmodernidad. Su desarrollo puede dividirse en tres grandes etapas: el satanismo simbólico, el satanismo religioso organizado y el satanismo posmoderno o individualista.


1. Raíces modernas: del romanticismo a la contracultura

Durante el siglo XIX, autores como Charles Baudelaire, Joris-Karl Huysmans y Eliphas Lévi transformaron al Satán bíblico en un símbolo de rebeldía, conocimiento y libertad. La figura demoníaca pasó a representar la negación del orden divino y el desafío a las estructuras morales impuestas por el cristianismo.

Desde la sociología de la religión, este proceso se entiende como una “transvaloración de lo demoníaco”: lo que antes era objeto de condena moral se convierte en emblema de emancipación del sujeto moderno.


2. El satanismo religioso y las iglesias satánicas

El satanismo contemporáneo institucionalizado surge en la segunda mitad del siglo XX, especialmente con la fundación de la Church of Satan (Iglesia de Satán) en 1966 por Anton Szandor LaVey en San Francisco (EE. UU.).

LaVey define a Satán no como un ser metafísico, sino como arquetipo de la naturaleza humana instintiva, del ego y del individualismo radical. Su obra The Satanic Bible (1969) sistematiza una ética hedonista y darwinista social, reinterpretando la moral tradicional como una herramienta de control.

Este tipo de satanismo se autodefine como “filosófico” o “ateo”, y constituye el núcleo del satanismo moderno occidental.


3. Satanismo posmoderno: pluralidad, virtualidad y estética del mal

Desde finales del siglo XX, el satanismo se diversifica: surgen corrientes luciferinas, transhumanistas y simbólicas, donde Satán es visto como símbolo de autoconstrucción identitaria en un mundo sin absolutos. Internet y la cultura digital han favorecido la aparición de microgrupos que mezclan ritualismo, estética gótica, ocultismo y política anarquista.

La antropología contemporánea interpreta este fenómeno como una respuesta a la desintegración de las estructuras de sentido tradicionales, en la que el mal deja de ser entidad teológica para convertirse en categoría psicológica, social y estética.

viernes, 7 de noviembre de 2025

Los filósofos personalistas más importantes de la historia



1. Emmanuel Mounier (1905–1950)


Concepto de persona:

Ser espiritual y encarnado, libre y responsable, abierto a la trascendencia y a los demás. La persona no se define por su aislamiento, sino por su vocación al compromiso y a la comunión.


“No hay persona sino por los otros y con los otros.”


Idea central: El personalismo comunitario. La persona se realiza en el encuentro y en el compromiso social.


2. Gabriel Marcel (1889–1973)


Concepto de persona:

Presencia encarnada y misteriosa. El ser humano no puede reducirse a objeto o función. La persona se comprende en la fidelidad, el amor y la esperanza.


La persona es “un ser que puede ser habitado por la presencia del Tú y del Absoluto.”


Idea central: El misterio del ser y la relación interpersonal como acceso al Absoluto.


3. Karol Wojtyła / Juan Pablo II (1920–2005)


Concepto de persona:

Sujeto de autodeterminación y autodonación. La persona se realiza en el acto libre, especialmente en el amor.


“La persona es un alguien, no un algo.”


Idea central: La acción humana revela la estructura ontológica de la persona. El amor es el camino hacia la plenitud personal.


4. Max Scheler (1874–1928)


Concepto de persona:

Centro espiritual de actos intencionales. No es una sustancia ni un conjunto de vivencias, sino la unidad viva que ama, conoce y valora.


“La persona es el portador del acto.”


Idea central: Fenomenología de los valores. La persona se define por su capacidad de preferir y amar valores superiores.


5. Edith Stein (1891–1942)


Concepto de persona:

Unidad de cuerpo, alma y espíritu. Capaz de empatía (Einfühlung), por la cual se abre al otro y reconoce su dignidad.


“Ser persona significa estar abierta a Dios y al prójimo.”


Idea central: La persona se constituye en el acto de empatía y de apertura trascendental al Ser.


6. Martin Buber (1878–1965)


Concepto de persona:

Ser en relación. La persona no existe plenamente sino en el diálogo del “Yo-Tú”.


“En el principio es la relación.”


Idea central: El encuentro interpersonal es la condición originaria de la existencia personal y religiosa.


7. Jacques Maritain (1882–1973)


Concepto de persona:

Individuo dotado de dignidad espiritual, creado a imagen de Dios, llamado a la comunión y al bien común.


“La persona es más que el individuo: es el sujeto de derechos, deberes y vocación espiritual.”


Idea central: Personalismo cristiano tomista. La sociedad debe estar al servicio de la persona.


8. Romano Guardini (1885–1968)


Concepto de persona:

Realidad interior unificada que se realiza en la tensión entre libertad y obediencia, soledad y comunión.


“La persona se hace al responder a un Tú que la llama.”


Idea central: La formación interior y la responsabilidad ante Dios constituyen la identidad personal.


9. Dietrich von Hildebrand (1889–1977)


Concepto de persona:

Ser espiritual dotado de valor intrínseco, capaz de verdad, bondad y amor.


“La persona tiene dignidad, no precio.”


Idea central: Ética de los valores y de la respuesta personal al bien.


10. Paul Ricoeur (1913–2005)


Concepto de persona:

Identidad narrativa. La persona no es una sustancia fija sino una historia que se construye en el tiempo mediante la acción y la palabra.


“El sí mismo solo se comprende en el espejo del otro.”


Idea central: Hermenéutica del sujeto. La persona es agente, narrador y responsable de sus actos.


11. Martin Luther King Jr. (1929–1968) (personalismo práctico)


Concepto de persona:

Ser dotado de dignidad inalienable por ser imagen de Dios.


“La persona humana no puede ser usada como medio; siempre es un fin.”


Idea central: Aplicación ética y política del personalismo cristiano en la lucha por la justicia.


12. Emmanuel Levinas (1906–1995)


Concepto de persona:

Sujeto que se constituye desde la responsabilidad infinita ante el rostro del Otro.


“El Yo es rehén del Otro.”


Idea central: La ética como filosofía primera. La persona no se define por su conciencia, sino por su responsabilidad.

JUBILEO DEL MUNDO EDUCATIVO — “Peregrinos de la esperanza”



Del 27 de octubre al 1 de noviembre de 2025, Roma ha acogido el Jubileo del Mundo Educativo, convocatoria internacional promovida por la Santa Sede que reunió a docentes, estudiantes, responsables de centros y redes educativas, universidades pontificias, congregaciones religiosas y organizaciones civiles vinculadas a la educación. El evento, integrado en el calendario del Año Jubilar 2025, tuvo como objetivo central repensar el papel de la educación en la construcción de fraternidad, justicia social y esperanza. 


Apertura y actos centrales

El Jubileo se inauguró el 27 de octubre con la Eucaristía inaugural en la Basílica de San Pedro, presidida por Su Santidad el Papa León XIV, acto que simbólicamente marcó también el inicio del año académico para las universidades pontificias romanas. A lo largo de la semana se celebraron congresos, mesas temáticas, encuentros formativos y actividades pastorales en espacios como el Auditorio de la Conciliazione y la Plaza de San Pedro. 


Mensajes clave y discursos

En sus intervenciones, el Papa León XIV subrayó la centralidad de la interioridad en la educación: la formación auténtica exige encuentro personal y cultivo de la conciencia, más allá de la mera instrucción técnica. Invitó a los educadores a colocar la persona como fin último de todo proyecto educativo y a diseñar caminos educativos que sean “mapas de esperanza” para las nuevas generaciones. 

El cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación, sintetizó el propósito institucional del Jubileo al afirmar que “la educación es el nuevo nombre de la paz” y al llamar a renovar compromisos con el Pacto Mundial por la Educación y con la cooperación intersectorial para enfrentar las grandes urgencias contemporáneas. 


Participación e impacto

Miles de educadores y estudiantes de todo el mundo participaron en los actos públicos y en las sesiones de trabajo; en la Misa y el encuentro en la Plaza de San Pedro se congregaron delegaciones representativas de múltiples países, instituciones educativas y redes diocesanas, proponiendo iniciativas prácticas que puedan traducir los llamamientos del Jubileo en proyectos escolares y políticas formativas locales. 


Temáticas tratadas

Los encuentros y talleres del Jubileo abordaron, entre otros ejes:

La dignidad de la persona y la educación integral frente al utilitarismo productivista.

Formación docente: identidad, acompañamiento vocacional y profesionalización.

Inclusión educativa y atención a la pobreza, la migración y las desigualdades.

Desafíos digitales: alfabetización, brechas y ética de las tecnologías.

Educación ambiental y ecología integral desde la cultura escolar.

Estrategias de cooperación entre familia, escuela, universidad y comunidad eclesial. 


Productos y compromisos prácticos

Del Jubileo surgieron herramientas y compromisos orientados a la implementación local:

Materiales pedagógicos y rutas formativas para introducir el lema Peregrinos de la esperanza en proyectos escolares.

Propuestas de programas de formación permanente para docentes con enfoque ético-pastoral y metodológico.

Llamados a la cooperación institucional entre dicasterios vaticanos, universidades pontificias, congregaciones religiosas y redes laicales para convertir orientaciones en itinerarios formativos verificables. 


Valoración institucional

El Jubileo del Mundo Educativo ha funcionado como acto simbólico y operativo: ha reunido la autoridad magisterial con experiencias educativas concretas y ha generado un acervo de propuestas susceptibles de ser traducidas en políticas y prácticas. Su éxito final dependerá, sin embargo, de la capacidad de las iglesias locales y de las administraciones educativas para dotar de recursos y continuidad a las iniciativas surgidas en Roma. 


Información y contacto para prensa

Dicasterio para la Cultura y la Educación — Coordinación del Jubileo del Mundo Educativo.

Correo de información del Jubileo: info2@iubilaeum2025.va

Materiales oficiales, programa y recursos están disponibles en el portal del Jubileo 2025.


Resumen minucioso — Carta apostólica: Diseñar nuevos mapas de esperanza (Papa León XIV, 27 oct. 2025)


Contexto y naturaleza del documento:

Es una carta apostólica publicada con motivo del LX aniversario de la declaración conciliar Gravissimum educationis. Se presenta como una reflexión amplia sobre la misión educativa de la Iglesia hoy, con prólogo y nueve apartados temáticos que repasan historia, principios y urgencias contemporáneas. El texto fue difundido por la Santa Sede y comentado ampliamente por medios e instituciones eclesiales. 


Estructura general (resumen de apartados):

Prólogo: llamada a recordar la tradición y situarla frente a las nuevas fronteras culturales. 

Historia viva de la educación católica: la carta lee la trayectoria educativa como “historia del Espíritu en acción”, recuperando Gravissimum educationis como brújula. 

Centralidad de la persona: la educación debe poner en el centro a la persona humana —integridad, dignidad, desarrollo integral— por encima de utilitarismos productivistas. 

Interioridad y sentido: insistencia en formar sujetos capaces de interrogación profunda —no sólo operadores técnicos—; educar la conciencia. 

Relación fe-razón y tradición viva: se reivindica la colaboración fecunda entre fe y razón, como patrimonio educativo que no se opone a la modernidad, sino que la ilumina. 

Educación para la esperanza: propuesta de “mapas” —metáfora geográfica— para orientar trayectorias educativas que cultiven esperanza activa, resiliencia y responsabilidad social. 

Formación docente y acompañamiento: diagnóstico de la precariedad vocacional y profesional del docente; propuestas para fortalecer su identidad, la dignidad del oficio y la formación permanente. 

Dimensión comunitaria y sinodal: subrayado del trabajo en red, la co-responsabilidad entre familia, escuela y comunidad eclesial; educación como acto sinodal. 

Urgencias contemporáneas: atención a brechas digitales, desigualdades, crisis ecológica, migración y pobreza como retos que exigen respuestas educativas integrales. 


Puntos doctrinales y pedagógicos claves (lo esencial, con frases sintetizadas):

Persona como fin, no medio. La educación debe ser teleológica: formar sujetos libres y críticos, no sólo manos para el mercado. 

Interioridad y encuentro: la educación auténtica nace del encuentro verdadero entre educador y educando; por eso la formación afectiva y espiritual es prioritaria. 

Tradición viva (fe y razón): se recupera Gravissimum como “brújula” pero adaptando su espíritu a nuevos “mapas” para navegar el siglo XXI. 

Formación docente integral: propuestas concretas para invertir en formación inicial y permanente, mejores condiciones laborales y acompañamiento vocacional. 

Educación y esperanza práctica: no es solo optimismo retórico; se pide una educación que genere capacidades concretas para la ciudadanía, la solidaridad y la ecología integral. 


Consecuencias pastorales y prácticas inmediatas sugeridas en el texto:

Revisar planes de estudio y proyectos educativos escolares para que prioricen desarrollo humano integral.

Programas de formación docente con enfoque vocacional, ético y metodológico.

Mayor cooperación entre dicasterios, universidades, congregaciones y redes laicales para convertir los “mapas” en itinerarios formativos reales. 


Crítica y valoración académica (concisa):

La carta recupera con autoridad un horizonte teórico sólido (Gravissimum) y lo aplica a urgencias contemporáneas; su fuerza está en la síntesis entre identidad cristiana y demandas sociales.

Limitación práctica: la carta es rica en intuiciones morales y horizontes; su impacto dependerá de recursos concretos (financiación, formación docente masiva, políticas públicas educativas) y de la capacidad de las iglesias locales para traducir lineamientos en prácticas escolares.

domingo, 2 de noviembre de 2025

«Jesús, acuérdate de mí» (Lc 23,42)



2 de noviembre: Conmemoración de todos los fieles difuntos

Hoy, el Evangelio evoca el hecho más fundamental del cristiano: la muerte y resurrección de Jesús. Hagamos nuestra, hoy, la plegaria del Buen Ladrón: «Jesús, acuérdate de mí» (Lc 23,42). «La Iglesia no ruega por los santos como ruega por los difuntos, que duermen en el Señor, sino que se encomienda a las oraciones de aquéllos y ruega por éstos», decía san Agustín en un Sermón. Una vez al año, por lo menos, los cristianos nos preguntamos sobre el sentido de nuestra vida y sobre el sentido de nuestra muerte y resurrección. Es el día de la conmemoración de los fieles difuntos, de la que san Agustín nos ha mostrado su distinción respecto a la fiesta de Todos los Santos.

Los sufrimientos de la Humanidad son los mismos que los de la Iglesia y, sin duda, tienen en común que todo sufrimiento humano es de algún modo privación de vida. Por eso, la muerte de un ser querido nos produce un dolor tan indescriptible que ni tan sólo la fe puede aliviarlo. Así, los hombres siempre han querido honrar a los difuntos. La memoria, en efecto, es un modo de hacer que los ausentes estén presentes, de perpetuar su vida. Pero sus mecanismos psicológicos y sociales amortiguan los recuerdos con el tiempo. Y si eso puede humanamente llevar a la angustia, cristianamente, gracias a la resurrección, tenemos paz. La ventaja de creer en ella es que nos permite confiar en que, a pesar del olvido, volveremos a encontrarlos en la otra vida.

Una segunda ventaja de creer es que, al recordar a los difuntos, oramos por ellos. Lo hacemos desde nuestro interior, en la intimidad con Dios, y cada vez que oramos juntos, en la Eucaristía, no estamos solos ante el misterio de la muerte y de la vida, sino que lo compartimos como miembros del Cuerpo de Cristo. Más aún: al ver la cruz, suspendida entre el cielo y la tierra, sabemos que se establece una comunión entre nosotros y nuestros difuntos. Por eso, san Francisco proclamó agradecido: «Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana, la muerte corporal».


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«¿Por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos» (San Juan Crisóstomo)

«¡Seremos finalmente revestidos de la alegría, de la paz y del amor de Dios en modo completo, sin ningún límite, y estaremos cara a cara con Él! ¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo es bello. ¡Da fuerza al alma!» (Francisco)

«La comunión con los difuntos. La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo, honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones, pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados. Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 958)

«Creo en la comunión de los santos»



1 de noviembre: Todos los Santos

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.

Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.

Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«La divinidad es pureza, es liberación de las pasiones y remoción de todo mal: si todo eso está en ti, entonces Dios está realmente en ti» (San Gregorio de Nisa)


«No estamos solos; estamos rodeados por una gran nube de testigos: con ellos formamos el Cuerpo de Cristo» (Benedicto XVI)


«La sexta bienaventuranza proclama: ‘Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios’ (Mt 5,8). Los ‘corazones limpios’ designan a los que han ajustado su inteligencia y su voluntad a las exigencias de la santidad de Dios, principalmente en tres dominios: la caridad, la castidad o rectitud sexual, el amor de la verdad y la ortodoxia de la fe. Existe un vínculo entre la pureza del corazón, del cuerpo y de la fe» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.518)