martes, 28 de noviembre de 2023

Francisco, la Santa Sede, la Agenda 2030 y las ODS




El mundo de hoy vive un momento histórico donde los tópicos sociales son cada vez más globales y multifactoriales. Como sucede, por ejemplo, con la Agenda 2030 a la que hay que volver de vez en cuando, en especial por la gran desinformación que ronda sobre ella.

Hagamos un recordatorio. El 25 de septiembre de 2015, 193 máximos dirigentes mundiales reunidos en Naciones Unidas aprobaron la entrada en vigor de la Agenda 2030. ‘Transformar Nuestro Mundo’ es el lema de la agenda. El Plan está basado en 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abordan los urgentes desafíos globales en el curso de los próximos siete años. Esta agenda aspira al progreso social y económico sostenible en todo el mundo y se construye sobre los cimientos de los anteriores Objetivos de desarrollo del Milenio. No solamente busca erradicar la pobreza extrema en el planeta sino integrar y equilibrar las tres dimensiones del desarrollo –económico, social y ambiental– en una visión global e integral. Lo objetivos son de aplicación universal. En palabras de Ban Ki-Moon en 2016: ”Todas las naciones deberán aplicar los ODS en sus políticas y planes nacionales, si es que queremos alcanzarlos”. Un llamamiento francamente maximalista.

Desde entonces, repetidamente he expresado mis cautelas sobre la viabilidad de los ODS por varias razones. En primer lugar, los ODS son un  proyecto aspiracional, una ambición aplaudible pero desmesurada. Los ODS han registrado una explosión en el número de objetivos (de 8 a 17) y de metas (de 18 a 169) tan amplios y envolventes que abarcan a la totalidad de las variables sociales, políticas y económicas influyentes en la problemática del desarrollo del sur. Una concentración de objetivos haría el plan más realista y viable. William Easterly, profesor de la Universidad de Nueva York y referente mundial en desarrollo ha expresado que “los ODS son una vaga colección de tópicos que fracasará en todos los frentes. Me hacen sentirme bastante nostálgico de los ODM”.

En segundo lugar, la indefinición en las fuentes de financiación del proyecto: El plan deberá pasar de los miles de millones de los ODM a los 12 billones de dólares necesarios de los ODS, según el Banco Mundial. En un entorno de intereses nacionales dispares los gobiernos han mostrado poco apetito para financiarlos, y la reunión de Naciones Unidas en Adís Abeba posterior a la Declaración escuchó palabras grandilocuentes pero comprometió pocos recursos adicionales para ayudar a los países más vulnerables. Se citan los tradicionales cauces de la ayuda oficial al desarrollo junto a fondos privados, a través de las asociaciones mixtas que la ONU consagra en el ODS 17, así como de procesos, como la ‘Iniciativa de Energía Sostenible para Todos’ o el ‘Mecanismo Global de Financiamiento’. Junto a ellos, fondos internos obtenidos directamente de las arcas de países del Sur en desarrollo, además de las reformas fiscales internas y la abolición de los paraísos fiscales. Pero casi todo está por concretar.

En tercer lugar, la ausencia de un modelo de gobernanza para las potenciales asociaciones de actores que inciden en la implementación de los ODS, lo que confiere al proyecto un factor de vulnerabilidad y una merma de responsabilidad y transparencia. Los ODS llaman a un ‘partenariado’ (asociación) global entre Naciones Unidas y el sector privado para asegurar las inversiones necesarias estimadas en 2,5 billones de dólares anuales, algo que recuerda a la ‘Iniciativa de Rediseño Global’ propuesta en Davos en 2012 y que transformaba a Naciones Unidas en una asociación público-privada en la que las grandes corporaciones participaban conjuntamente con los Estados en la gobernanza global. O sea que el llamado empoderamiento (titularidad) de los ODS abre nuevos caminos pero sin aclarar el como y el cuanto del nuevo diseño.

Han pasado varios años desde que España aprobase la aplicación de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 y hasta el momento se han visto avances significativos para su cumplimiento, en opinión de las organizaciones civiles. Según el índice de los ODS de 2023, que cada año elabora la Sustainable Development Solutions Network (SDSN) de Naciones Unidas y la Fundación Bertelsmann para medir el grado de cumplimiento alcanzado por cada país con estos objetivos, España se sitúa ahora mismo en el puesto 16 de un ranking de 157 países.

Hay, entre nosotros algunos brotes para el optimismo. El Gobierno Vasco ha asumido como propios los objetivos ODS en la elaboración de la Agenda Basque Country 2030. Esta hoja de ruta vasca recoge compromisos y mecanismos de evaluación que el Ejecutivo vasco quiere someter a contraste y validación por parte de la ONU. La semana pasada, 117 empresas vascas han firmado el Pacto Mundial de las Naciones Unidas con los (ODS). Su objetivo es fomentar la implantación de los 10 Principios del Pacto para la sostenibilidad empresarial y el desarrollo sostenible en materia de derechos humanos, trabajo, medio ambiente y anticorrupción. En un acto promocional, la directora general de la red estatal de Pacto Mundial ha destacado la necesidad de que el sector privado se implique en los desafíos económicos, sociales y medioambientales a los que tenemos enfrentarnos en el corto y medio plazo.

La incorporación de la empresa a los ODS es un paso más en la estrategia de responsabilidad social. No es el tradicional marketing sin alma para contar con una coartada social. Promover los ODS le otorga propósito, licencia social para operar, sentimiento de pertenencia y fidelización con los grupos de interés de cada una de ellas.

El viernes pasado se publicaba la noticia de que la ‘compra verde’ pública en Euskadi -una opción hasta ahora voluntaria para las entidades públicas- será de obligado cumplimiento desde marzo.

Paso a paso, acortando el largo trayecto hasta la utopía.

El Papa Francisco y las ODS:

El Papa Francisco, en su discurso ante la Asamblea General el 25 de septiembre de 2015, describió la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en la cumbre como "un importante signo de esperanza". Una esperanza que se realizará si la Agenda se implementa de manera verdadera, justa y efectiva.

Sin embargo, el Papa Francisco ha advertido a la comunidad internacional sobre el peligro de caer en "un nominalismo declaracionista", lo que significa la práctica de "apaciguar las conciencias" con declaraciones solemnes y agradables, en lugar de hacer "verdaderamente efectiva la lucha contra todos los flagelos". La Santa Sede, por ejemplo, expresa su esperanza de que el indicador actual de pobreza extrema, aproximadamente un dólar al día, pueda ir acompañado o sustituido por indicadores más ambiciosos y más amplios. El Santo Padre también ha alertado a la comunidad internacional sobre el peligro de pensar que "una sola solución teórica y apriorística proporcionará una respuesta a todos los desafíos".

Escuchando las palabras del Papa Francisco, la Santa Sede desea considerar ciertos principios al evaluar la Agenda 2030 y al interpretarla e implementarla a nivel nacional e internacional. 

Para ello la Santa Sede propone:

1. Comprensión del desarrollo humano integral.

2. Proporcionar medios tanto materiales como espirituales.

3. Respeto al principio de justicia.

4. El derecho a la educación a la luz de la trascendencia de la persona.

5. Respeto al estado de derecho.

6. Resolución pacífica a controversias.

7. Respeto a los demás y al bien común.

8. Construyendo los cimientos para una fraternidad universal.

Como conclusión podemos sintetizar que todas las acciones para un bien común deben estar centradas en la persona humana y en el resguardo de su dignidad.

Ronald Rivera




domingo, 26 de noviembre de 2023

Jesús es Rey Universal, desde el Amor




Domingo 34 del tiempo ordinario: Jesucristo, Rey del Universo (A)

Hoy, Jesús nos habla del juicio definitivo. Y con esa ilustración metafórica de ovejas y cabras, nos hace ver que se tratará de un juicio de amor. «Seremos examinados sobre el amor», nos dice san Juan de la Cruz.

Como dice otro místico, san Ignacio de Loyola en su meditación Contemplación para alcanzar amor, hay que poner el amor más en las obras que en las palabras. Y el Evangelio de hoy es muy ilustrativo. Cada obra de caridad que hacemos, la hacemos al mismo Cristo: «(…) Porque tuve hambre, y me disteis de comer; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25,34-36). Más todavía: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).

Este pasaje evangélico, que nos hace tocar con los pies en el suelo, pone la fiesta del juicio de Cristo Rey en su sitio. La realeza de Cristo es una cosa bien distinta de la prepotencia, es simplemente la realidad fundamental de la existencia: el amor tendrá la última palabra.

Jesús nos muestra que el sentido de la realeza -o potestad- es el servicio a los demás. Él afirmó de sí mismo que era Maestro y Señor (cf. Jn 13,13), y también que era Rey (cf. Jn 18,37), pero ejerció su maestrazgo lavando los pies a los discípulos (cf. Jn 13,4 ss.), y reinó dando su vida. Jesucristo reina, primero, desde una humilde cuna (¡un pesebre!) y, después, desde un trono muy incómodo, es decir, la Cruz.

Encima de la cruz estaba el cartel que rezaba «Jesús Nazareno, Rey de los judíos» (Jn 19,19): lo que la apariencia negaba era confirmado por la realidad profunda del misterio de Dios, ya que Jesús reina en su Cruz y nos juzga en su amor. «Seremos examinados sobre el amor».

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Demuestra a Dios tu agradecimiento por ser uno de los que pueden hacer el bien, y no de los que necesitan ayuda… No seas rico sólo en bienes, sino en piedad; no sólo en oro, sino también en virtud» (San Gregorio Nacianceno)

«Si ponemos en práctica el amor a nuestro prójimo, según el mensaje evangélico, entonces dejamos espacio al señorío de Dios, y su reino se realiza en medio de nosotros. En cambio, si cada uno piensa sólo en sus propios intereses, el mundo no puede menos de ir hacia la ruina» (Benedicto XVI)

«Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las cosas de este mundo. El triunfo del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas del mal» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 680)

Ronald Rivera

jueves, 23 de noviembre de 2023

Participación en la Iglesia Sinodal: Algo más que asistir.




La participación comunitaria eclesial es la capacidad para expresar decisiones que sean reconocidas por el entorno del Pueblo de Dios y que afectan a la vida propia y/o a la vida de la comunidad en la que uno vive.

La participación en espíritu sinodal es el derecho de los bautizados a participar directamente en la toma y ejecución de las decisiones eclesiales fundamentales, así como en la resolución de problemas de interés general.

Mediante la participación comunitaria se puede intervenir y colaborar, individual o colectivamente, en las decisiones de la parroquia o de la diócesis, donde se hace vida. Intervenir en la formulación, ejecución y evaluación de las gestiones, programas y actos de gobierno eclesiástico.

Entendemos por participación del Pueblo de Dios, el involucramiento activo de los fieles en aquellos procesos de toma de decisiones parroquiales y diocesanas que tienen repercusión en sus vidas.

Con la participación se contribuye a la solución de problemas de interés general y al mejoramiento de las normas que regulan las relaciones en la comunidad.


Participación y autoridad en la vida sinodal de la Iglesia

Comisión Teológica Internacional: La Sinodalidad en la vida y en la Misión de la Iglesia

67. Una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable. En el ejercicio de la sinodalidad está llamada a articular la participación de todos, según la vocación de cada uno, con la autoridad conferida por Cristo al Colegio de los Obispos presididos por el Papa. La participación se funda sobre el hecho de que todos los fieles están habilitados y son llamados para que cada uno ponga al servicio de los demás los respectivos dones recibidos del Espíritu Santo. La autoridad de los Pastores es un don específico del Espíritu de Cristo Cabeza para la edificación de todo el Cuerpo, no una función delegada y representativa del pueblo. Sobre este punto es oportuno hacer dos precisiones.


La participación como principio de la Doctrina Social de la Iglesia

Consecuencia característica de la subsidiaridad es la participación, que se expresa, esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenece. La participación es un deber que todos han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común. Dicha participación es esencial en una democracia: la participación en la vida comunitaria no es solamente una cosa de algunos, es un derecho de todos (Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia N.º 190).


Derechos y deberes en cuanto a la participación de los fieles en la vida de la Iglesia: Código de Derecho Canónico.

Canon 211: Todos los fieles tienen el deber y el derecho de trabajar para que el mensaje divino de salvación alcance más y más a los hombres de todo tiempo y del orbe entero.

Canon 212 § 3: Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores, y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.

Canon 215: Los fieles tienen la facultad de fundar y dirigir libremente asociaciones para fines de caridad o piedad o para fomentar la vocación cristiana en el mundo; y también a reunirse para conseguir en común esos mismos fines.

Canon 216: Todos los fieles, puesto que participan en la misión de la Iglesia, tienen derecho a promover y sostener la acción apostólica también con sus propias iniciativas, cada uno según su estado y condición; pero ninguna iniciativa se atribuya el nombre de católica sin contar con el consentimiento de la autoridad eclesiástica competente.

Canon 218: Quienes se dedican a las ciencias sagradas gozan de una justa libertad para investigar, así como para manifestar prudentemente su opinión sobre todo aquello en lo que son peritos, guardando la debida sumisión al magisterio de la Iglesia.

Canon 222 § 1: Los fieles tienen el deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, de modo que disponga de lo necesario para el culto divino, las obras apostólicas y de caridad y el conveniente sustento de los ministros.


Participación y responsabilidad en el Catecismo de la Iglesia Católica

1913 La participación es el compromiso voluntario y generoso de la persona en los intercambios sociales. Es necesario que todos participen, cada uno según el lugar que ocupa y el papel que desempeña, en promover el bien común. Este deber es inherente a la dignidad de la persona humana.

1914 La participación se realiza ante todo con la dedicación a las tareas cuya responsabilidad personal se asume: por la atención prestada a la educación de su familia, por la responsabilidad en su trabajo, el hombre participa en el bien de los demás y de la sociedad (cf CA 43).

1915 Los ciudadanos deben cuanto sea posible tomar parte activa en la vida pública. Las modalidades de esta participación pueden variar de un país a otro o de una cultura a otra. “Es de alabar la conducta de las naciones en las que la mayor parte posible de los ciudadanos participa con verdadera libertad en la vida pública” (GS 31).

1916 La participación de todos en la promoción del bien común implica, como todo deber ético, una conversión, renovada sin cesar, de los miembros de la sociedad. El fraude y otros subterfugios mediante los cuales algunos escapan a la obligación de la ley y a las prescripciones del deber social deben ser firmemente condenados por incompatibles con las exigencias de la justicia. Es preciso ocuparse del desarrollo de instituciones que mejoran las condiciones de la vida humana (cf GS 30).

1917. Corresponde a los que ejercen la autoridad reafirmar los valores que engendran confianza en los miembros del grupo y los estimulan a ponerse al servicio de sus semejantes. La participación comienza por la educación y la cultura. “Podemos pensar, con razón, que la suerte futura de la humanidad está en manos de aquellos que sean capaces de transmitir a las generaciones venideras razones para vivir y para esperar” (GS 31).


Pensamiento de San Alberto Hurtado: Política y participación

"La política tiene una función social. Y precisamente porque los políticos están más altamente colocados, porque tienen una labor directa, de ellos ha de venir al país un ejemplo de la moralidad privada y pública, de honradez, de sobriedad de vida, de trabajo, de consagración al bienestar nacional." 

San Alberto Hurtado


Ronald Rivera

domingo, 19 de noviembre de 2023

¿Dónde están tus talentos?



Domingo 33 (A) del tiempo ordinario

Hoy, Jesús nos narra otra parábola del juicio. Nos acercamos a la fiesta del Adviento y, por tanto, el final del año litúrgico está cerca.

Dios, dándonos la vida, nos ha entregado también unas posibilidades -más pequeñas o más grandes- de desarrollo personal, ético y religioso. No importa si uno tiene mucho o poco, lo importante es que se ha de hacer rendir lo que hemos recibido. El hombre de nuestra parábola, que esconde su talento por miedo al amo, no ha sabido arriesgarse: «El que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor» (Mt 25,18). Quizá el núcleo de la parábola pueda ser éste: hemos de tener la concepción de un Dios que nos empuja a salir de nosotros mismos, que nos anima a vivir la libertad por el Reino de Dios.

La palabra "talento" de esta parábola -que no es nada más que un peso que denota la cantidad de 30 Kg de plata- ha hecho tanta fortuna, que incluso ya se la emplea en el lenguaje popular para designar las cualidades de una persona. Pero la parábola no excluye que los talentos que Dios nos ha dado no sean sólo nuestras posibilidades, sino también nuestras limitaciones. Lo que somos y lo que tenemos, eso es el material con el que Dios quiere hacer de nosotros una nueva realidad.

La frase «a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará» (Mt 25,29), no es, naturalmente, una máxima para animar al consumo, sino que sólo se puede entender a nivel de amor y de generosidad. Efectivamente, si correspondemos a los dones de Dios confiando en su ayuda, entonces experimentaremos que es Él quien da el incremento: «Las historias de tantas personas sencillas, bondadosas, a las que la fe ha hecho buenas, demuestran que la fe produce efectos muy positivos (…). Y, al revés: también hemos de constatar que la sociedad, con la evaporación de la fe, se ha vuelto más dura…» (Benedicto XVI).

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Es necesario, hermanos míos, que pongáis sumo cuidado en la custodia de la caridad, en toda acción que tengáis que realizar» (San Gregorio Magno).

«Vivamos para el Señor y asentemos nuestra vida sobre su amor, como hizo Jesús: podremos saborear la alegría auténtica, y nuestra vida no será estéril, será fecunda» (Francisco).

«Los testigos que nos han precedido en el Reino (…) contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. Al entrar ‘en la alegría’ de su Señor, han sido ‘constituidos sobre lo mucho’. Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.683).

Ronald Rivera

miércoles, 15 de noviembre de 2023

9 Principios para tener una catequesis efectiva



El papel del catequista es preparar los corazones para el encuentro con Jesús. Es el catequista un facilitador para lograr formar a los testigos del Evangelio. Esta tarea nos viene del mismo Cristo a través de la Iglesia y es Él quien nos pide que seamos faros del amor de Dios en medio del mundo. 

El catequista debe sentirse acompañado por la comunidad, y a su vez por una debida coordinación. Hay 9 principios que nos pueden ayudar a desarrollar correctamente este ministerio. 

Primer principio: La acogida desde la singularidad de la persona y no sólo de la historia. Es necesario poder conocer y subsanar los conflictos que puedan traer los que se preparan para recibir los sacramentos, para que a medida de las posibilidades pueda establecerse un espacio de paz. El catequista debe conocer donde están colocados los corazones de los nuevos formandos. 

La catequesis no debe ser comprendida desde la impartición de una asignatura o una materia extraescolar incluso no se debe ver al catequizando como un alumno que tiene que aprender contenidos. Es sin duda un reto pedagógico superar esta imagen, un reto aún no superado en nuestras parroquias. Los catequizados al encontrarse entre pupitres, mesas, pizarras y sillas, lo que le viene a la mente es un aula escolar y no un camino de profundización en la fe. La catequesis es la relación cercana de encuentro con el amor filial de Dios, no otra cosa. 

Segundo principio: El principal objetivo de la catequesis es la cercanía con Jesús. Jesús es nuestro Señor y la fuente de toda la vida. No es un amigo, como pueden ser los compañeros de clases o de mis lugares de ocio. Jesús es más que eso, porque es Él el sentido último de nuestras vidas.  

El catequista debe presentar a Dios como un Padre cercano, que por amor infinito nos ha dado a su único Hijo, para que nos enseñara como ser discípulos. La catequesis debe fomentar una relación sana de respeto y fraternidad, destacando siempre la dignidad de todos, no sólo dentro del grupo de formación sino de toda la comunidad. En la Iglesia no todos somos iguales, pero si todos somos importantes y dignos ante los ojos de Dios.  

Tercer principio: La catequesis nos enseña que todos somos hermanos. El encuentro con el amor de Dios comienza con el reconocimiento del hermano. Todos los formandos tienen que aprender en la catequesis que el rostro de Jesús se refleja en el rostro de mis hermanos. Es una tarea del catequista ir fomentando desde la catequesis la escucha activa en la comunidad. 

Cuarto principio: La fe desde la vida y para la vida. La fe no puede contenerse en un catecismo, pero sí puede vivirse en una comunidad. Los contenidos del catecismo nos ayudan a comprender mejor el dogma, pero lo más importante es que el Evangelio se encarne en la realidad que viven los catequizandos y desde esa vida concreta, sencilla y escondida, Jesús brilla.  

Desde esa vida encarnada se realza la experiencia Pascual de encuentro con el resucitado.  

Quinto principio: La oración como un diálogo relacional real. La catequesis es escuela de oración por excelencia. En ella se propicia un encuentro, se propicia un diálogo real con Cristo. El catequista ayudará a los formandos a tener una preparación adecuada para establecer una comunicación real y profunda entre Dios y sus hijos. 

Es importante que el catequista o la catequista ore con los catequizandos y hacer más experiencia de oración. Sobre todo, cuando en las familias esta oportunidad no se tiene o es poca. 

Sexto principio: Jesús es una persona y es real. Debemos presentar a Jesús no como una leyenda, un personaje en tercera persona o un elemento mítico. Jesús es una persona real, presente y cercano. 

Séptimo principio: Jesús habla en el silencio. Es papel del catequista en enseñar a escuchar a Jesús desde el silencio interior. El silencio también se educa y solo se educa si pasas ratos en su presencia. Hay que educar cómo encontrar esos momentos oportunos. 

Es útil también enseñar a llevar utilizar el cuaderno de vida o el diario espiritual, donde ellos expresan lo que han aprendido, cómo se han sentido, y ser conscientes de su crecimiento. También ayuda al catequista para que pueda ser consciente del momento en el que está acompañar mejor dicho proceso. Los ritmos y las fases de este proceso bueno piden un discernimiento que el catequista tiene que hacer junto con la familia y con el catequizando. 

Octavo principio: Jesús se encuentra en la celebración litúrgica. La misa es el lugar preferente para el desarrollo de un corazón con Jesús. La catequesis es aprender a vivir en celebración junto a toda la comunidad de bautizados.  

La dinámica celebrativa está llena de gestos y símbolos que son mistagógicos. Sus silencios son fuentes de encuentro íntimo con el Señor. La liturgia es ante todo un Misterio. Jesús es ese Misterio que se ajusta a nuestro ritmo y a nuestra mentalidad. Sin agobiarnos.  

Noveno principio: La familia debe reforzar positivamente lo que la catequesis educa en los niños. La formación de la fe debe realizarse de forma integral, es un proceso entre la comunidad y la familia. Es la familia el primer lugar donde la oración se hace presente. 

Espero estos nueve principios hagan la diferencia en tu comunidad. 


Ronald Rivera 

lunes, 13 de noviembre de 2023

El Milagro de "El Jobo" y Ntra. Sra. del Socorro de Valencia




Hoy 13 de noviembre todos los valencianos celebramos con alegría la fiesta de nuestra madre: Nuestra Señora del Socorro de Valencia (Venezuela). 

Con motivo de esta celebración les comparto el siguiente milagro:

La ciudad venezolana de Valencia guarda en sus recuerdos la historia de la quebrada de "El Jobo".

En la antigüedad a las faldas del Guacamaya dos vertientes señalaban los antiguos límites de la ciudad, la Quebrada de El Jobo por el norte, que dio nombre al Barrio del Monte de la Acequia, y El Pozón al sur. En 1769 en medio de una terrible sequía y peste, llegó a Valencia el Obispo de la Provincia de Venezuela Monseñor Diego Antonio Diez Madroñero. Al ver la ciudad víctima en aquellos días de tremendos flagelos, se dirigió junto con el pueblo y la imagen de N.S del Socorro hasta el pie del monte donde nacía la acequia que estaba seca, con oración y golpes del cayado del pastor, salió el agua de la quebrada de El Jobo.

Concluyó la sequía, cesó la peste y las plantaciones se recuperaron. Se hicieron entonces famosas las aguas milagrosas de "El Jobo" llamadas medicinales y tomadas en la propia fuente, se dice que curaban afecciones digestivas, por la acción de sus sales alcalinas.

Así creció la leyenda, hasta las primeras décadas del siglo XX muchas personas buscaban estas aguas, con la esperanza de curar males estomacales, milagrosas bajo la influencia de la Virgen del Socorro. También se empieza a embotellar y venderse como agua mineral,  es el caso de "Agua Mineral EL JOBO" de 1918 Propietario Pablo T.F. Feo en la descripción de esta marca se indica que su origen es la fuente de agua milagrosa Virgen del Socorro, Monte la Acequia. En el caso del facsímil de  etiqueta corresponde para la botella de agua Mineral "Natural" de 1918. 

"El Jobo" corría a lo largo de la calle del Sosiego hoy Briceño Méndez, penetraba por todo el centro del solar sobre el cual se alza actualmente el Colegio Don Bosco, salía a la calle de La Fortuna hoy Anzoátegui por el cual bajaba hasta encontrar la del Juncal hoy 24 de Junio y de aquí al Río Cabriales. En la proceso de embaulado de la quebrada de "El Jobo" durante los trabajos de demolición del antiguo Santuario y construcción del nuevo Santuario de María Auxiliadora de la Orden de Salesianos al lado del Colegio Don Bosco en 1964.

Ronald Rivera

domingo, 12 de noviembre de 2023

Mañana puede ser tarde para lo más importante en tu vida




Hoy, se nos invita a reflexionar sobre el fin de la existencia; se trata de una advertencia del Buen Dios acerca de nuestro fin último; no juguemos, pues, con la vida. «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio» (Mt 25,1). El final de cada persona dependerá del camino que se escoja; la muerte es consecuencia de la vida -prudente o necia- que se ha llevado en este mundo. Muchachas necias son las que han escuchado el mensaje de Jesús, pero no lo han llevado a la práctica. Muchachas prudentes son las que lo han traducido en su vida, por eso entran al banquete del Reino.

La parábola es una llamada de atención muy seria. «Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13). No dejen que nunca se apague la lámpara de la fe, porque cualquier momento puede ser el último. El Reino está ya aquí. Enciendan las lámparas con el aceite de la fe, de la fraternidad y de la caridad mutua. Nuestros corazones, llenos de luz, nos permitirán vivir la auténtica alegría aquí y ahora. Los que viven a nuestro alrededor se verán también iluminados y conocerán el gozo de la presencia del Novio esperado. Jesús nos pide que nunca nos falte ese aceite en nuestras lámparas.

Por eso, cuando el Concilio Vaticano II, que escoge en la Biblia las imágenes de la Iglesia, se refiere a esta comparación del novio y la novia, y pronuncia estas palabras: «La Iglesia es también descrita como esposa inmaculada del Cordero inmaculado, a la que Cristo amó y se entregó por ella para santificarla, la unió consigo en pacto indisoluble e incesantemente la alimenta y la cuida. A ella, libre de toda mancha, la quiso unida a sí y sumisa por el amor y la fidelidad».


Pensamientos para el Evangelio de hoy

«El alma tiene su puerta a la que viene Cristo y llama. Ábrele, pues; quiere entrar, quiere hallar en vela a su Esposa» (San Ambrosio)

«Verdadera sabiduría es aprovechar la vida mortal para realizar obras de misericordia, porque, tras la muerte, eso ya no será posible» (Benedicto XVI)

«‘Todos estos frutos buenos de nuestra naturaleza y de nuestra diligencia, tras haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y según su mandato, los encontramos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal’ (Concilio Vaticano II). Dios será entonces ‘todo en todos’ (1Cor 15,22), en la vida eterna» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.050).


Ronald Rivera

lunes, 6 de noviembre de 2023

Sinodalidad: Catequesis Mistagógica y Misionera

 


La comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis 


La comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis porque nosotros somos sus mediadores y somos nosotros los que acogemos esa llamada como comunidad. No de forma aislada o endémica sino por la inspiración del Espíritu Santo. El catequista tiene el maravilloso don de ver como la fe crece entre los discípulos llamados a seguir al Señor Jesús. 

La catequesis parte del paradigma de la generatividad de Dios. Es Dios el que genera su encuentro (respetando nuestra libertad) y nosotros participamos de su gracia. El catequista forma parte del Ministerio de la Palabra de Dios y por eso si la catequesis está dentro de la comunidad cristiana, como su sujeto, podemos decir que la comunidad cristiana es madre, educadora y vientre generadora de la fe. La catequesis es ante todo el encuentro con el Señor, el encuentro con el Cristo vivo y resucitado. 

La comunidad cristiana es el seno materno, es el sujeto que anuncia y educa. Además, el nuevo directorio dice una frase, también citando el directorio anterior: La comunidad cristiana es en sí misma catequesis viviente. 

El catequista debe permanecer dentro de una comunidad, que es el primer sujeto de acompañamiento de la fe, si realmente el catequista no está dentro de la comunidad cristiana no puede ser medio y vehículo por el cual se transmita la fe. Porque la comunidad cristiana es el sujeto, por eso se insiste en el rito de envío de catequistas, porque la comunidad cristiana es la que envía a los catequistas a esta Misión y a esta tarea. 

Si la comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis, un catequista aislado no se puede entender. Es un deber del párroco identificar entre sus fieles quién es apto para el servicio de la catequesis. No todas las personas son válidas para esta tarea y para esta misión, al final es la comunidad cristiana la que elige, la que envía, porque es el sujeto de la catequesis. 

El directorio cuando habla de la catequesis en la vida de las personas habla de todos los agentes pastorales, incluyendo la familia. Por ejemplo, dice que los padres son sujetos activos de la catequesis y por eso se nos invita que en la comunidad cristiana se vea la catequesis con un prisma familiar. Y a partir de las mismas familias, invitar a la comunidad cristiana a favorecer los itinerarios de catequesis, a los procesos de formación, y de iniciación a los padrinos. Nos habla el directorio de la importancia de los abuelos en la transmisión de la fe, de las mujeres que desempeñan la valiosa aportación a las comunidades cristianas, de los ancianos como catequistas naturales de la comunidad, incluso en el directorio, el Papa Francisco, nos habla mucho de la catequesis y de la misión que forman parte también las personas con distintas capacidades o discapacitadas. Por eso, cuando hablamos de que la comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis, es que de ella brota. Por eso, la catequesis la tenemos que entender en profundidad y no vivirla de forma individualista. 

La comunidad cristiana nos invita a participar de ella desde la humildad y no desde el relativismo que el mundo actual pregona constantemente. La comunidad cristiana se alimenta de las relaciones sanas e interpersonales, no se puede comprender la fe desde el intimismo más absoluto. Es la comunidad cristiana el lugar natural de generación y maduración de la vida cristiana, así nos lo recuerda el directorio en su número cuatro. 

La catequesis mistagógica se desarrolla en y desde la liturgia. Y la liturgia se celebra sólo en comunidad. Es por eso que la celebración dominical es esencial para el buen progreso catequético, así lo afirma el número 81 del directorio. 

El catequista debe educar con las actitudes que exigen las celebraciones de la Iglesia, sobre todo el sentido de comunidad.  También el catequista debe formarse en esas actitudes, y debe hacerlo en el espacio natural de la formación de catequistas: El grupo de catequistas, porque el Señor no nos envió solos a la misión. 

La catequesis también forja a los futuros misioneros la comunidad cristiana y este proceso debe realizarse desde la renovación de estructuras (Directorio número 297). Esta renovación que necesitamos consiste en pasar de una Iglesia de mantenimiento de consumidores, a una Iglesia de discípulos y discípulos misioneros. Se requiere que las comunidades reformen sus estructuras a una más cercana a la perspectiva de Iglesia en salida. La Iglesia se debe a los alejados y marginados del mundo. Cuando el rostro de la Iglesia es la del Amor de Jesús, nadie queda indiferente y todos salen de ese encuentro enamorados del Evangelio. 

La acción catequética está destinada a la comunidad cristiana porque nuestros itinerarios de catequesis al final tienen que incorporarse, aparte de su familia natural, a esta familia que es la Iglesia, que es la comunidad cristiana donde viven y se alimentan los discípulos misioneros. 

Ronald Rivera

domingo, 5 de noviembre de 2023

Jesús: "El mayor entre vosotros será vuestro servidor"



Domingo 31 (A) del tiempo ordinario

Hoy, el Señor nos hace un retrato de los notables de Israel (fariseos, maestros de la Ley…). Éstos viven en una situación superficial, no son más que apariencia: «Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres» (Mt 23,5). Y, además, cayendo en la incoherencia, «porque dicen y no hacen» (Mt 23,3), se hacen esclavos de su propio engaño al buscar sólo la aprobación o la admiración de los hombres. De esto depende su consistencia. Por sí mismos no son más que patética vanidad, orgullo absurdo, vaciedad… necedad.

Desde los inicios de la humanidad continúa siendo la tentación más frecuente; la antigua serpiente continúa susurrándonos al oído: «El día en que comiereis de él (el fruto del árbol que está en medio del jardín), se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal» (Gn 3,5). Y continuamos cayendo en ello, nos hacemos llamar: “rabí”, “padre” y “guías”… y tantos otros ampulosos calificativos. Demasiadas veces queremos ocupar el lugar que no nos corresponde. Es la actitud farisaica.

Los discípulos de Jesús no han de ser así, más bien al contrario: «El mayor entre vosotros será vuestro servidor» (Mt 23,11). Y como que tenemos un único Padre, todos ellos son hermanos. Como siempre, el Evangelio nos deja claro que no podemos desvincular la dimensión vertical (Padre) y la horizontal (nuestro) o, como explicitaba el domingo pasado, «amarás al Señor, tu Dios (…). Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22,37.39).

Toda la liturgia de la Palabra de este domingo está impregnada por la ternura y la exigencia de la filiación y de la fraternidad. Fácilmente resuenan en nuestro corazón aquellas palabras de san Juan: «Si alguno dice: ‘Amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es un mentiroso» (1Jn 4,20). La nueva evangelización —cada vez más urgente— nos pide fidelidad, confianza y sinceridad con la vocación que hemos recibido en el bautismo. Si lo hacemos se nos iluminará «el camino de la vida: hartura de goces, delante de tu rostro, a tu derecha, delicias para siempre» (Sal 16,11).

Nos pueden ayudar a profundizar la Palabra de Dios que hoy reflexionamos, los siguientes pensamientos:

«Somos rectores y somos también siervos: presidimos, pero si servimos» (San Agustín).


«Es necesario estar dispuestos a “perderse” por el otro en lugar de explotarlo, y a “servirlo” en lugar de oprimirlo para el propio provecho. El “otro” —persona, pueblo o nación— no puede ser considerado como un instrumento cualquiera, sino como un “semejante” nuestro, una “ayuda”» (Papa Francisco).


«(…) ‘Habéis oído también que se dijo a los antepasados... pero yo os digo’ (Mt 5,33-34). Con esta misma autoridad divina, desaprueba ciertas ‘tradiciones humanas’ (Mc 7,8) de los fariseos que ‘anulan la Palabra de Dios’ (Mc 7,13)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 581).

Ronald Rivera

sábado, 4 de noviembre de 2023

Sinodalidad: La Comunidad como sujeto de la Catequesis



La comunidad cristiana nos dice el directorio de la catequesis, que es el sujeto, el origen, el lugar y la meta de la catequesis. Esa es la gran relación e importancia que tiene la comprensión de la catequesis en clave evangelizadora. Una comprensión que es esencial, como lo señala el documento para la catequesis de la conferencia episcopal española del año 1983 (Catequesis de la comunidad). Este documento indica que la vida de la Iglesia se apoya en dos realidades íntimamente vinculadas entre sí:  La gracia a través de la comunión y el plano de la realidad sensible e histórica, como comunidad. Por tanto, la comunidad es la realidad histórica y visible de la Iglesia. 

La comunidad se hace de palabras, de signos, de estructuras, de iniciativas prácticas, de relaciones personales que brotan de la comunión, que son sus riquezas y revelan su vitalidad, en todos los sectores de la existencia humana. 

La comunidad cristiana es la expresión de la Resurrección de Jesús. El señor resucitado fundó la Iglesia y sus apóstoles fundan la primera comunidad cristiana, en base a la Tradición y a la misión dada por Jesús: Anunciar la Buena Nueva a todas las creaturas. 

La Iglesia se acontece siempre esencialmente en la comunidad y como comunidad. En el documento “Catequesis de la comunidad” se nos hace una distinción entre dos niveles de comunidad: La Iglesia particular, que sería la conformada por las parroquias y la diócesis. Y la Iglesia Universal, que es la encabezada por el Papa y todos los obispos del mundo. Por ello podemos hablar de una perspectiva holística, porque la perspectiva holística significa que el todo es más que la suma de las partes. O sea que la comunidad cristiana de referencia es mucho más que la suma de las pequeñas comunidades concretas, que es donde vivimos y nos educamos en la fe. Por eso, cuando hablamos de comunidad cristiana, la catequesis no es una reflexión, sino un quehacer vivo, que ocurre dentro del lugar más significativo del todo comunitario, es decir: La parroquia. 

La parroquia es el lugar en el que se forma y manifiesta la comunidad cristiana. Esto de una forma visible, como, por ejemplo: En los movimientos y en las familias cristianas. Es en la parroquia donde nos reunimos y estamos viviendo un tiempo en el cual la fe se vincula con la cultura de nuestra época y de nuestra historia. 

La parroquia no es una estructura caduca, porque es el lugar donde se reúnen los discípulos para seguir alimentándose, celebrando y viviendo la fe.  La parroquia es donde nos reunimos todos los bautizados, para vivir esa fraternidad Mística, que va mucho más de esa fraternidad o familiaridad que el mundo nos ofrece. 

Es en la parroquia donde se hace presente la Eucaristía, donde es celebrada, es donde mejor se visibiliza. Es donde la propia comunidad cristiana mantiene su dimensión teológica, cimentada en la palabra de Dios, en los sacramentos, en la Caridad. 

La parroquia es también el lugar territorial que está abierto a todos y donde todos forman parte. 

La comunidad cristiana está desafiada constantemente por la propia situación y el propio contexto cultural. En un mundo donde la información es avasallante y el pensamiento cada vez más débil. Las comunidades del mundo actual son de un interés más individualista, y las relaciones fuertes o fraternas son prácticamente nulas, si no corresponden a intereses personales o temporales. La comunidad cristiana debe distanciarse de esos conceptos. Los cristianos no celebran la Eucaristía de forma autista y se marchan. La parroquia no es una gasolinera, donde tú no vas a relacionarte con nadie. La experiencia comunitaria en las parroquias es actualmente todo un desafío. Debemos evitar vivir en una comunidad como si estuviéramos en una excursión turística.  

El Papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium número 81, nos advierte de la “acedia egoísta”: 


No a la acedia egoísta: 

“Cuando más necesitamos un dinamismo misionero que lleve sal y luz al mundo, muchos laicos sienten el temor de que alguien les invite a realizar alguna tarea apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda quitar su tiempo libre. Hoy se ha vuelto muy difícil, por ejemplo, conseguir catequistas capacitados para las parroquias y que perseveren en la tarea durante varios años. Pero algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con obsesión su tiempo personal. Esto frecuentemente se debe a que las personas necesitan imperiosamente preservar sus espacios de autonomía, como si una tarea evangelizadora fuera un veneno peligroso y no una alegre respuesta al amor de Dios que nos convoca a la misión y nos vuelve plenos y fecundos. Algunos se resisten a probar hasta el fondo el gusto de la misión y quedan sumidos en una acedia paralizante.” 


Uno de los mayores retos de la parroquia es optimizar el tiempo, donde el laico se sienta a gusto de estar participando activamente allí. Donde su compromiso apostólico no sea para él una pérdida de su tiempo libre, sino una ganancia para su alma y formación. El catequista debe ser un discípulo en constante formación que le permita confrontar la complejidad del mundo contemporáneo sin mirar con desesperanza ni con falta de fe, pero si conscientes de la realidad, una realidad “poliédrica” (término que utiliza el Papa Francisco). 

Una realidad poliédrica tiene muchas aristas que nos invita a ver el contexto cultural donde vivimos como comunidad cristiana, con una visión madura que nos ayude a descubrir de una forma más profunda y sabia nuestra propia relación y vivencia de la comunidad. Las personas no vivimos ajenas a nuestro contexto, y como por osmosis nos podemos contagiar de sus causas y efectos. Por eso el nuevo directorio tiene como uno de los motivos que le llevaron a la nueva redacción: El confrontarse con el paradigma de de esta cultura digital y de la globalización de la cultura que en definitiva lleva a esta revolución antropológica que ha cambiado el modelo de persona. También para descubrir esta sociedad cada vez más secularizada en la que se van perdiendo los valores cristianos; un gran desafío que los catequistas deben intentar potenciar.  

El directorio en el número 322 ante estos desafíos nos dice que no nos pueden dejar indiferentes como comunidad cristiana llamada no solo a proclamar el Evangelio a los que no lo conocen sino también apoyar en sus hijos la conciencia de la fe. El nuevo directorio pone el ejemplo del gran valor que se le da actualmente a la libertad humana, del respeto que debe mantenerse en la elección de vivir de forma cristiana y de comenzar un proceso de discipulado. Se nos invita a ver el contexto con esperanza, conociendo muy bien nuestras circunstancias concretas.  

Con los elementos leídos anteriormente, podemos definir a la comunidad cristiana como el sujeto, el lugar, el origen y la meta de la catequesis. En el directorio número 28 nos dice explícitamente que la comunidad cristiana es el sujeto principal de la catequesis. El nuevo directorio citando el directorio anterior nos recuerda que la comunidad cristiana es el lugar, es el origen, lugar y meta de la catequesis porque es en la comunidad donde nace el Anuncio del Evangelio. Es allí donde los hombres y mujeres empiezan a convertirse y a seguir a Jesucristo. La catequesis por tanto es un proceso sobre todo kerigmático. 

Ronald Rivera

jueves, 2 de noviembre de 2023

Oración por los difuntos


 


Oración por un ser querido fallecido

“Padre santo, Dios eterno y Todopoderoso, te pedimos por (el nombre del difunto), que llamaste de este mundo.

Dale la felicidad, la luz y la paz. Que él, habiendo pasado por la muerte, participe con los santos de la luz eterna, como le prometiste a Abraham y a su descendencia.

Que su alma no sufra más, y te dignes a resucitarlo con los santos el día de la resurrección y la recompensa.

Perdónale sus pecados, para que alcance junto a ti la vida inmortal en el reino eterno.

Por Jesucristo, Tu Hijo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén.


Oración por un difunto

¡Oh Dios! Nuestro creador y redentor, con tu poder Cristo conquistó la muerte y volvió a ti glorioso. Que todos tus hijos que nos han precedido en la fe (especialmente N...) participen de su victoria y disfruten para siempre de la visión de tu gloria donde Cristo vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dales, Señor, el descanso eterno. Brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.

María, Madre de Dios, y Madre de misericordia, ruega por nosotros y por todos los que han muerto en el regazo del Señor. Amén.”


Oración de San Agustín

“No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudiérais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudiérais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudiérais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás. Amén.”


Oración universal por los difuntos

Durante la celebración del funeral en la iglesia, los fieles rezan una oración colectiva, la cual se conoce como la oración universal u oración de los fieles. Esta última incluye diferentes intenciones de oración. En este caso, se presentará principalmente al fallecido y a sus familiares. No obstante, también se pueden incluir intenciones más generales, por ejemplo, los familiares fallecidos, los enfermos, los ancianos, los que sufren, la Iglesia, etc.). Para esto, se le pedirá a la familia que escriba las oraciones, con la ayuda del equipo parroquial designado para las familias dolientes, o con la ayuda del sacerdote.

Puedes encontrar ejemplos de intenciones de oración para los funerales, así como consejos sobre cómo escribir la oración de los fieles para funerales.


¿Por qué y cómo debemos rezar después del funeral?

La muerte de un ser querido es un momento muy delicado. Si bien es cierto que la muerte es dolorosa, en algunas circunstancias puede ser aún más traumática. Cuando atravesamos esos momentos tan difíciles, sin importar nuestras creencias, la mayoría de nosotros sentimos la necesidad de tener un recogimiento espiritual, es decir, de concentrar nuestros pensamientos en la espiritualidad. Por esta razón, la oración nos permite abrir el corazón al espíritu de consolación que Dios envió, también nos permite presentar a los más afectados por esta muerte (viuda/viudo, padres, hijos), y acompañar el alma del difunto en su encuentro con el Padre.

A medida que pasan los días, los meses, los años, el dolor nos oprime menos, y la ausencia se vuelve más llevadera, sin embargo, nuestros muertos siempre necesitan nuestras oraciones. No debemos olvidarnos de rezar por ellos, y de pedirles también que recen por nosotros. Nuestra relación con ellos no se termina con la muerte, sino que permanece muy viva. 

Por ejemplo, podemos aprovechar el 2 de noviembre, día de los muertos, para rezar por los muertos de nuestras familias y visitar sus tumbas. Del mismo modo, podemos simplemente incluirlos en nuestra oración de la noche, o rezar un Padre Nuestro o un Ave María por ellos. Además, se pueden celebrar misas por los difuntos, en la que el sacerdote dirá una intención y toda la congregación presentará al fallecido en sus oraciones.

Las almas del purgatorio también necesitan mucho de nuestras oraciones, ya que ellas se purifican con la esperanza de poder unirse al Señor, y nuestras oraciones les ayudan a hacerlo. Así que no olvidemos rezar por ellas cada vez que nos sea posible.