lunes, 30 de octubre de 2023

Apuntes resaltantes: Síntesis Sinodal y temas centrales


Imagen: Los Círculos Menores del Sínodo están conformados por 35 mesas


El Informe de Síntesis del Sínodo con los Obispos sobre la sinodalidad ha sido aprobado por la mayoría de participantes en la XVI Asamblea General Ordinaria, revelando que el tema del diaconado femenino suscita opiniones diversas. Algunos lo ven como «inaceptable» y en discontinuidad con la tradición, mientras que otros creen que podría ser una respuesta necesaria a los signos de los tiempos para revitalizar la Iglesia.

Como resultado, se hace un llamado a continuar la investigación teológica y pastoral sobre este asunto, utilizando los resultados de comisiones creadas por el Papa Francisco (2016 y 2020), con la posibilidad de presentar los hallazgos en la próxima sesión de la Asamblea de 2024.

El Informe de Síntesis de la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad aborda una amplia gama de temas y desafíos que la Iglesia enfrenta en su relación con el mundo. Destaca la importancia de la misión, la atención a los pobres y los vulnerables, los abusos, la igualdad de género y la adaptación a la cultura digital. Estas reflexiones y propuestas sientan las bases para la segunda sesión del sínodo en 2024.

A las 21:30 de la noche del sábado 28 de octubre, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, tuvo lugar la Conferencia de Prensa para marcar la conclusión de los trabajos de presentación del Informe de síntesis de la primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, bajo el tema: 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión´.

El Cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo, destacó que la cita sinodal ha sido una oportunidad de «escucha auténtica» y «mutua» entre los participantes. Esta experiencia ha servido para «romper el hielo» entre las diversas voces, entre ellas algunas escépticas al camino sinodal. El Cardenal maltés resaltó que se está brindando espacio a «todos», sin exclusiones, con el fin de que la Iglesia sea una «casa de puertas abiertas». Además, recordó las palabras del Papa Francisco en la conclusión de los trabajos: «El protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo».

En la clausura de la primera sesión del Sínodo sobre la sinodalidad, el Cardenal Mario Grech, presentó el Informe de Síntesis de los trabajos realizados del 4 al 28 de octubre en el Aula Pablo VI en el Vaticano. El purpurado maltés destacó que el Sínodo es un proceso continuo de escucha y discernimiento, y no solo un evento aislado. Explicó que la sinodalidad se basa en el consenso y cómo este es el principio fundamental en la toma de decisiones en la Iglesia. Asimismo, se enfoca en la importancia del discernimiento, y cómo las decisiones apresuradas o unilaterales pueden ser perjudiciales para la sinodalidad.

El cardenal Grech alienta a seguir trabajando en la práctica de la sinodalidad en el próximo año, con la esperanza de que los «frutos de este proceso maduren». Finalizó comparando este tiempo con el de la siembra y la necesidad de cultivar la Iglesia sinodal «con paciencia y dedicación, invocando la acción del Espíritu Santo para su crecimiento y maduración».

Octubre de 2024

El Informe de Síntesis aprobado guiará el camino de la Iglesia hasta la segunda y última sesión programada para octubre de 2024, explicó, el Relator del Sínodo, el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, quien presentó el Informe de síntesis al concluir la primera sesión ante los periodistas que cubren el Vaticano.

El Informe de Síntesis es un documento organizado en veinte párrafos que abordan una gama de cuestiones eclesiales. Cada párrafo comienza precisando las convergencias alcanzadas, describe los temas a profundizar y propone sugerencias. Las Iglesias locales tienen la tarea de profundizar en estos temas y propuestas, combinando discernimiento espiritual, profundización teológica y ejercicio pastoral.

El Informe se divide en tres partes interconectadas. La primera parte, «El rostro de la Iglesia sinodal», establece los principios teológicos que fundamentan la sinodalidad. La segunda parte, «Todos discípulos, todos misioneros», se centra en los sujetos que conforman el Pueblo de Dios y su llamado a asumir la sinodalidad como un estilo eclesial. La tercera parte, «Tejer vínculos, generar comunidades», se enfoca en los procesos y organismos que promueven el diálogo y el intercambio entre las Iglesias y el mundo.

El Informe –según el cardenal Jean-Claude Hollerich–, define la sinodalidad como «el camino de los cristianos en comunión con Cristo y hacia el Reino», destacando la orientación hacia la misión, que implica la reunión en asambleas en todos los niveles eclesiales, el diálogo, el discernimiento comunitario y la toma de decisiones compartidas.

El Sínodo se sitúa en la tradición de la Iglesia, inspirado en la visión eclesiológica del Concilio Vaticano II y el Magisterio del Papa Francisco, confirmó el Relator del Sínodo. Enfoca las dimensiones cristológica y pneumatológica de la Iglesia, la tensión escatológica hacia el Reino de Dios, y la idea de que la Iglesia camina con la humanidad en lugar de estar frente a ella.

El Informe enfatiza que la iniciación cristiana, centrada en el bautismo, es la fuente sacramental de la sinodalidad. La comunión, la participación y la misión de los cristianos se nutren de la Eucaristía, que manifiesta la unidad y diversidad de la Iglesia.

El cardenal Jean-Claude Hollerich destacó la diversidad de culturas en las que se manifiesta el Evangelio y la necesidad de valorar y descentralizar las realidades locales. En el documento se menciona la coexistencia fructífera de tradiciones eclesiales en Occidente y Oriente y se aboga por el avance del ecumenismo.

El Informe reconoce la importancia de la contribución de las mujeres al ministerio de la Iglesia y promueve su participación en la toma de decisiones. También resalta el aporte profético de la vida consagrada y las asociaciones laicales a la renovación de la Iglesia. Se sugiere profundizar en la naturaleza y el ejercicio del ministerio diaconal y presbiteral.

El papel clave del obispo en una Iglesia sinodal concebida como comunión de Iglesias locales se subraya en el informe. Además, se propone una comprensión renovada del Ministerio Petrino y el servicio de la Curia Romana en la comunión eclesial.

La intervención del Cardenal Hollerich culmina con tres aspectos clave presentes en todo el informe: la dimensión misionera, enfocada en hacer de la Iglesia una comunidad más abierta y acogedora, dispuesta a proclamar el Evangelio y despertar la fe en Jesucristo. La necesidad de formación en la sinodalidad, que debe ser una «cultura» y un «estilo de vida cristiano» que impregne a todos los miembros del Pueblo de Dios. Finalmente, se destaca la solidaridad con la humanidad y sus sufrimientos, agravada por los conflictos y la violencia en el mundo, lo que propone la importancia de que la Iglesia levante una voz común contra la violencia.

El Informe se entregó al Santo Padre y se encomendó a las Conferencias Episcopales para que lo compartan con el Pueblo de Dios en las Iglesias locales. También se sugirió su traducción a varios idiomas y la elaboración de resúmenes adaptados para los jóvenes. El documento concluye con una metáfora que compara el trabajo realizado con una «semilla pequeña pero cargada de futuro», confiando en la obra del Espíritu Santo y la colaboración de todos para el crecimiento de la Iglesia y el bien del mundo.

Temas principales del Informe de Síntesis

El Informe de Síntesis ofrece un análisis de la Iglesia y su relación con el mundo. El documento, dividido en tres partes, destaca numerosos temas que han sido discutidos durante las cuatro semanas de trabajo de la asamblea.

Escuchando a todos y abordando los abusos

El Informe subraya la importancia de escuchar a todas las voces, comenzando por las víctimas de abusos en la Iglesia. Enfrentar las condiciones estructurales que permitieron tales abusos y realizar gestos concretos de penitencia son tareas esenciales en el camino hacia la reconciliación y la justicia. El Informe enfatiza que se debe prestar atención a quienes han sufrido heridas en la Iglesia.

La Iglesia sinodal

El término «sinodalidad» se discute y se enfatiza como un modo de ser Iglesia que fomenta la comunión, la misión y la participación de todos los miembros, incluidos los presbíteros y obispos. Se reconoce que este concepto es desconocido para algunos miembros del Pueblo de Dios y que puede generar confusión. Sin embargo, se remarca que es una forma de vivir la Iglesia que valora las diferencias y busca la participación activa de todos.

Misión y Fraternidad

La sinodalidad se vincula estrechamente con la misión de la Iglesia, que implica compartir la fraternidad con personas de diversas religiones, creencias y culturas. El Informe destaca la importancia de evitar la autorreferencialidad y la autopreservación, así como la pérdida de identidad. Además, se hace hincapié en la necesidad de hacer que el lenguaje litúrgico sea más accesible y encarnado en la diversidad de las culturas.

Atención a los pobres y los emigrantes

El Informe dedica una atención significativa a los pobres y acentúa que la opción de la Iglesia por los pobres y los excluidos es una categoría teológica. Esto incluye a los migrantes, los indígenas, las víctimas de violencia, los abusos, las minorías y muchas otras personas vulnerables. Se insta a la Iglesia a comprometerse tanto en la denuncia pública de las injusticias como en el compromiso activo en la política y otras áreas para promover el bien común.

Compromiso de los fieles en la política

El texto insta a la Iglesia a comprometerse tanto en la «denuncia pública de las injusticias» perpetradas por individuos, gobiernos, empresas, como en el compromiso activo en la política, asociaciones, sindicatos, movimientos populares. Sin descuidar la acción consolidada de la Iglesia en los campos de la educación, la sanidad y la asistencia social, "sin discriminación ni exclusión de nadie”.

Racismo y la xenofobia

Se requiere de la Iglesia el mismo compromiso y cuidado «en la educación para una cultura del diálogo y del encuentro, combatiendo el racismo y la xenofobia, especialmente en los programas de formación pastoral» (5 p). También es urgente "identificar los sistemas que crean o mantienen la injusticia racial dentro de la Iglesia y combatirlos”.

Ecumenismo e identidad Cristiana

El Informe también aborda la importancia del ecumenismo, destacando la necesidad de un «ecumenismo de la sangre», que involucra a cristianos de diferentes filiaciones dispuestos a dar sus vidas por la fe en Cristo. Se menciona la colaboración entre todos los cristianos como un medio para sanar la cultura del odio y la división.

Laicos y familias

El Informe hace hincapié que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados tienen la misma dignidad y que la contribución de los laicos es indispensable para la misión de la Iglesia. Se reconoce la necesidad de poner de relieve, reconocer y valorizar plenamente los diferentes carismas.

Mujeres en la Iglesia

El Informe destaca la importancia de acompañar y comprender a las mujeres en todos los aspectos de su vida, incluidos los pastorales y sacramentales. También aborda cuestiones relacionadas con el clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad en la Iglesia. Las mujeres, se lee, «exigen justicia en una sociedad marcada por la violencia sexual y las desigualdades económicas, y por la tendencia a tratarlas como objetos» (9c). "Acompañamiento y promoción decidida de la mujer van de la mano”.

Clericalismo y machismo

Muchas madres sinodales, agradecieron «la labor de sacerdotes y obispos, pero también hablaron de una Iglesia que hiere». «El clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad siguen marcando el rostro de la Iglesia y dañando la comunión». «Se requiere una profunda conversión espiritual y cambios estructurales», así como «un diálogo entre hombres y mujeres sin subordinación, exclusión ni competencia».

Diaconado femenino

El acceso de las mujeres al diaconado genera diversas opiniones, y el Informe sugiere continuar la investigación teológica y pastoral sobre este tema. Se mencionan preocupaciones sobre la discontinuidad con la Tradición y la aceptación de la Iglesia de las tendencias contemporáneas.

Celibato

El Informe mencionó el celibato, destacando que suscitó diversas opiniones. Se reconoce su valor profético y testimonio de conformación a Cristo, pero algunos cuestionan si debe seguir siendo una obligación disciplinaria en la Iglesia latina, especialmente en contextos donde es más difícil de aplicar. Aunque no es un tema nuevo, se considera relevante y digno de ser discutido nuevamente.

Obispos y abusos

Se reflexiona sobre el papel del obispo en la Iglesia y se enfatiza la importancia de ser ejemplos de sinodalidad y de compartir la responsabilidad con otros actores de la diócesis. Además, se abordan los abusos y se sugiere que la tarea judicial se pueda confiar a otro órgano. Algo que deberá tener una especificación canónica.

Formación en la Iglesia

El Informe insta a un enfoque sinodal para la formación, que incluye temas como la educación afectiva y sexual, el diálogo con las ciencias humanas y la consideración de cuestiones controvertidas. También se resalta la necesidad de una escucha auténtica de las personas marginadas o excluidas de la Iglesia.

Cultura digital

El Informe menciona la importancia de llegar a la cultura actual a través de los medios digitales, reconociendo que Internet puede ser tanto beneficioso como dañino. Se enfatiza la necesidad de apoyar a las familias para garantizar que el espacio en línea sea seguro y espiritualmente enriquecedor.

Ronald Rivera


sábado, 28 de octubre de 2023

Sinodalidad: Todos los nombres importan.






Durante mi época de niñez mi padre luego de pasar por mí en la escuela, me hace una pregunta sorpresa. Yo era desde pequeño muy parlanchín, y hablaba sin parar mientras caminaba hasta que mi papá me formula la siguiente pregunta: ¿Cuál es el nombre de la persona que abre y cierra durante todo el día la puerta de la escuela?.

Yo había visto muchas veces al hombre, recuerdo que era muy alto, siempre vestido de forma impecable, tenía poco cabello y era de unos 60 años aproximadamente, pero ¿Cómo iba yo a saber su nombre? no le respondí a mi padre, mi mente quedó en blanco.

Antes de que mi papá me dijera una palabra, le pregunto que si saberlo era importante. Absolutamente, dijo mi padre, en tu vida conocerás a muchas personas, y todas ellas son importantes. Ellas merecen tu atención y cuidado. Aunque solo te sonrían, di: "¡hola!".

Nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Eduard.

Este recuerdo personal, me hace comprender mejor lo que es ser Sinodalidad.

Ronald Rivera

La Carta al Pueblo de Dios: Puntos Resaltantes




Mientras la primera parte del sínodo de los obispos se acerca a su conclusión este domingo 29 de octubre, la asamblea reunida, desde hace casi cuatro semanas en el Vaticano, ha querido dirigir una palabra a toda la Iglesia.

La Carta dirigida al Pueblo de Dios”  difundida el miércoles 25 de octubre, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede- fue redactada por la comisión que elabora la síntesis del Sínodo, la cual será presentada el sábado por la mañana y votada por la tarde. 

La misiva señala: “…queremos, con todos vosotros, dar gracias a Dios por la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir” precisando que se realiza “en profunda comunión con todos ustedes”, “sostenidos por vuestras oraciones”, llevando vuestras expectativas, preguntas y también miedos.

En la carta se recuerda que “han pasado ya dos años desde que, a petición del Papa Francisco, se inició un largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para “caminar juntos”, bajo la guía del Espíritu Santo”.

Señala la “experiencia sin precedentes” que el sínodo significa, ya que se invitaron a “hombres y mujeres, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos”.

“Utilizando el método de la conversación en el Espíritu -señala la misiva- “hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy”. Experiencia que “concluirá con un documento de síntesis de este primer encuentro que “aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo”.

Se recuerda en el escrito que durante la asamblea hubo intercambios con las tradiciones latina y del Occidente cristiano, se ha entrado en el contexto de un mundo en crisis, rezado por las víctimas de la violencia homicida, “sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración” y siguiendo la invitación del Santo Padre “al silencio, para favorecer entre nosotros la escucha respetuosa y el deseo de comunión en el Espíritu”.

“Esperamos que los meses que nos separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, permitan -se lee en la carta- a cada uno participar concretamente en el dinamismo de la comunión misionera indicada en la palabra “sínodo”. No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica. Como nos recordó el Papa al inicio de este proceso”.

El documento indica que “la Iglesia necesita también escuchar a los laicos, a las mujeres y a los hombres, todos llamados a la santidad en virtud de su vocación bautismal” al que se suma el testimonio de los catequistas, de los niños, el entusiasmo de los jóvenes, de los ancianos, a las familias, de quienes desean ser involucrados en ministerios laicales, de los sacerdotes, diáconos, y por la voz profética de la vida consagrada, centinela vigilante de las llamadas del Espíritu, estando atenta a aquellos que no comparten su fe, pero que buscan la verdad, y en los que está presente y activo el Espíritu.

La carta concluye recordando que el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” y recuerda que “la Virgen María, primera en el camino, nos acompaña en nuestro peregrinaje”.


Ronald Rivera

Reflexión del Evangelio dominical: Sin medias tintas en el Amor.

 


XXX Domingo del tiempo ordinario.

Sin medias tintas en el Amor:


Un experto en la ley, un entendido, un sabelotodo, como decimos nosotros, se acerca a Jesús y le pregunta qué ley es la más importante, o qué mandamiento es el principal de la ley. a lo que Jesús le responde con gran sinceridad. "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser". Palabras, que necesitan ser leídas, comprendidas, y pronunciadas con hechos, hoy y siempre.

"Amarás al Señor". Todos sabemos lo que significa amar, o al menos alguna vez hemos experimentado lo que es; en ocasiones ha sido un amor intenso, otras ocasiones un amor pasajero. De los labios de Jesús escuchamos esta invitación muy profunda. Amar al Señor implica no amar parcialmente o por temporadas. Amar al Señor implica la escucha del amado, estar atento a su necesidad. amar es, en definitiva, estar con el amado y compartir todo con Él.

"Con toda tu alma". En una ocasión dijo Jesús que no tenemos que temer a quién puede matar el cuerpo, sino que tengamos cuidado a quién puede matar el alma. El sabía que, si nuestra alma se pierde, no es fácil recuperarla. Por ello nos invita a que amemos también con el alma, desde lo más profundo de sí mismos. En la misma medida que le amamos con el alma, sus pensamientos llegan a ser nuestros pensamientos, sus sentimientos llegan a ser nuestros sentimientos y sus decisiones llegan a ser nuestras decisiones.

"Con todo tu ser". Con esta expresión, se quiere resaltar la unidad en todo el ser humano. Amar con todo el ser es amar sin condiciones, amar oblativamente. Amar sin esperar nada a cambio.

Pero Jesús no se queda solo con un primer mandamiento. Nos señala un segundo, y que posee la misma importancia que el primero. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Creo que éste sí es más difícil de llevar a cabo. Amar como yo me amo. Este mandamiento nos exige un amor incondicional, un amor que provoca el vacío de mí, es decir: de lo que yo quiero y deseo para mí, para darle al otro. Y, como diría Santa Teresa de Calcuta, hay que amar hasta que duela, y en eso consiste el amor. Solo si duele sabemos que es verdadero. 


Ronald Rivera

domingo, 22 de octubre de 2023

La Sinceridad del Maestro Jesús


"Sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad". Palabras pronunciadas en el Evangelio de hoy (XXIX Domingo del Tiempo Ordinario), donde se vuelve a cuestionar a Jesús por parte de los fariseos. Una frase que nos debe hacer pensar. Y sobre todo nos debe hacer cambiar. Si sabemos que Jesús es sincero, y que nos enseña con la verdad. ¿Por qué nos resistimos tanto a seguir sus pasos? ¿Por qué nos resistimos a su invitación de crecer en santidad? Quizás porque nos vamos acostumbrando a las cosas. Vemos imágenes de miseria en las noticias y para que no nos molesten ni nos hagan interpelarnos, con la ayuda del mando, cambiamos de canal. Y así lo podemos hacer con muchas cosas; cambiamos de parecer, de opinión, de pensar, y lo hacemos en menos de nada, dependiendo para donde se dirija la ola, la seguimos nosotros.

Continúa el evangelio diciendo que los fariseos le preguntan al maestro, de manera capciosa, si es o no lícito pagar impuestos.

Jesús, viendo la intención, y tras comprobar quién aparece en la moneda, les dice; "dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Y claro que hoy en día damos al César lo que es del César. Pero... ¿Dónde la parte que le debemos dar a Dios? ¿Qué lugar le estoy dando a Dios en mi vida?

En el día de hoy te invito, querido lector, a que dediques un poco de tiempo a pensar sobre lo que le estás dando a Dios como cristiano, como seguidor suyo. Y ojalá que seamos capaces de buscar esos caminos donde la conversión sea posible; que nos esforcemos en buscar objetivos que vayan más a favor de la santidad que de la mundanidad. Que nuestra vida cristiana sea dirigida por el Espíritu Santo y no por ningún mangante que nos maneje como marionetas.


Ronald Rivera

sábado, 21 de octubre de 2023

Catequesis y Sinodalidad: Llamado a la conversión




 Catequesis y Sinodalidad: Llamado a la conversión 

 

Cuando conversamos sobre la catequesis evangelizadora nos referimos a la madurez que estamos llamados a tener todos los cristianos en la Fe. La catequesis debe ser una herramienta pedagógica de conversión inicial y una ayuda a los cristianos para dar pleno sentido a sus vidas, educándose en una mentalidad de fe conforme al Evangelio, hasta que gradualmente lleguen a sentir, pensar y actuar con Cristo. En el proceso catequético se presenta un camino para el neocatecúmeno, donde el mismo sujeto interviene de manera decisiva con su personalidad, para medir la capacidad de acoger el Evangelio. El encuentro de la persona con su Creador está en consonancia con la situación existencial y las fases del crecimiento del fiel de forma integral. El Directorio para la Catequesis número 77 concreta lo que acabamos de decir: Es la Palabra de Dios la que nos introduce en el Misterio de Cristo. La catequesis debe estar lejos de ser un cúmulo de conocimientos abstractos para convertirse en un encuentro con Jesucristo en torno a su Palabra. Toda dinámica que toma como fuente el Evangelio nos actualiza ante el Misterio Cristo, para entrar en contacto con la experiencia, no sólo espiritual sino antropológica, del verdadero sentido de lo humano. 

 

La Palabra de Dios nos invita constantemente a un cambio de mentalidad, pero esta conversión inicial no será real hasta que la libertad y voluntad humana estén inmersas en el Amor de Jesús. Un Amor que es imposible de encontrar a espalda del Evangelio. 

 

En la catequesis lo importante es la transformación de la mentalidad: Pasar del hombre viejo al hombre nuevo. Porque en ese cambio de mentalidad es cuando la persona en su conciencia se va transformando a semejanza de Jesús. Es decir, va actuando como Jesús, va esperando como Jesús, se va configurando desde la guía discipular. Por ejemplo: ¿Cómo veía al pobre antes de mi catequesis y cómo le veo ahora? Si no hay conversión inicial entonces tampoco habrá una identificación con Cristo. 

 

El texto del Directorio para la Catequesis número tres, nos refiere a la comprensión que actualmente se tiene de los dinamismos formativos de las personas y exige la íntima Comunión con Cristo. Enseña que la íntima Comunión con Cristo no solo se debe considerar como un valor en sí mismo, sino que debe tener en cuenta el proceso de acompañamiento que supone la comunión entre personas. Es un proceso complejo que implica una oración a la luz del Evangelio y exige al neocatecúmeno, en su propia experiencia de vida, una catequesis comprometida para alcanzar la madurez de su propia respuesta de Fe. Este es el motivo por el cual, el presente directorio insiste en la importancia de que la catequesis acompañe la maduración de una mentalidad de Fe, en una dinámica de transformación espiritual. 

 

La catequesis se diferencia del aprendizaje impartido en las escuelas (como matemática, historia o ciencias naturales) de que la gracia del Espíritu Santo es el primer actor, porque nadie puede seguir a Jesús si no es movido por la gracia del Espíritu. Y la libertad de la persona neocatecumenal, como segundo actor, va abriendo el corazón al conocimiento de lo mistérico, de lo salvífico. 

 

El papel del catequista es el de acompañar la respuesta libre de las personas que desean ser de Cristo. Es en el proceso de acompañamiento donde el catequista guía la transformación del ser humano a iniciarse como discípulo de Jesús: Pensar, sentir, actuar como Jesús. 

 

La catequesis desde la Sinodalidad podemos comprenderla en clave carismática y misionera, para esto se requiere una pedagogía de iniciación inspirada en el itinerario catecumenal, que responda con sabiduría Pastoral, a la pluralidad de situaciones. En otras palabras, según un significado que se ha ido madurando en la Iglesia, y se trata de: Un itinerario pedagógico, ofrecido en el seno de la comunidad eclesial. Este itinerario conduce al creyente al encuentro personal con Jesucristo a través de la Palabra de Dios, la acción litúrgica y la caridad, integrando todas las dimensiones de la persona. Esto permite que los fieles crezcan en la mentalidad de fe y sean testigos de una nueva vida en el mundo. En el anterior directorio se había hecho mucho hincapié en una catequesis de inspiración catecumenal, en este directorio también subraya esta dimensión desde una perspectiva mistagógica y ha subrayado de una forma extraordinaria lo que se llama la catequesis kerigmática. Estas dos catequesis son complementarias por que la catequesis kerigmática está al servicio del encuentro con Cristo. 

 

El kerigma tiene la virtualidad de mostrar de qué forma Cristo está presente en la vida de la Comunidad. No de forma abstracta sino en forma de anuncio, un anuncio que hace presente a Jesucristo en la vida de sus interlocutores. El catequista debe tener el atrevimiento de anunciarlo porque en el momento que lo anunciamos de una forma personal estamos invitando a la Fe. Por tanto, nuestras catequesis para que sean evangelizadoras necesitan del kerigma. Sólo así, la catequesis puede confrontar, con el anuncio de Jesucristo, al pensamiento débil y deliberante del mundo de hoy. 

 

Ser discípulo de Cristo es ser parte del anuncio de su Amor en una dinámica mistagógica. En la catequesis kerigmática vas aprendiendo a pensar como Jesús, sentir como Jesús, actuar como Jesús, misionar como Jesús, esperar como Jesús... es por tanto en la conjunción de estos elementos del anuncio lo que hace posible la configuración con el Salvador. 


La evangelización es un proceso global, integral y holístico. No puede ser posible la iniciación cristiana sin la aceptación de este primer anuncio. Eso es kerigma.  

 

La caridad y la fraternidad son el lugar donde el servicio al otro es real, y esta realidad para el cristiano es la Comunidad. Es la Comunidad cristiana la garante del anuncio kerigmático, así cumple con el mandato del Salvador. 

 

La Comunidad es el lugar donde uno se encuentra con Cristo y así se va uno transformando en el hombre nuevo. No se puede comprender la transformación existencial llevada a cabo por el Espíritu Santo sin la Comunidad, pues es ella misma una metanoia que se manifiesta en todos los niveles de la existencia del cristiano: En su vida interior de adoración, en la acogida de la voluntad divina, en su participación activa, en la misión de la Iglesia, en su vida matrimonial y familiar, en el ejercicio de la vida profesional, en el desempeño de las actividades económicas y sociales... El creyente al aceptar el don de la fe es transformado en una criatura nueva y recibe el título indeleble de ser hijo e hija de Dios. 

 

La acción de la catequesis se llama conversión: volverse hacia Dios. Yo quiero que mi vida esté dirigida en Dios. En la medida en que los neófitos tengan una disposición de conversión y que Dios sea el centro de su vida, el discipulado será exitoso. 


Ronald Rivera