sábado, 30 de marzo de 2024

Novela: Miércoles. Capítulo IV

Viernes 5:00 pm

Hoy llamé a Gaby desde la universidad y nos pusimos de acuerdo para estar en “Polo” una hora antes de lo acostumbrado. Ella aceptó, y ahora me encuentro apoyado en un poste esperándola.


Una vez más mi sangre se excita al sentir su mano en mi espalada, volteo y sin mediar palabras surgen el beso y abrazo de costumbre... En esta ocasión caminamos, ella metiendo su mano entre mi brazo, por las calles especialmente ruidosas. Íbamos por una de las avenidas principales cuando vimos a u pájaro negro inmóvil en un charco que reflejaba el cielo en su atardecer, de modo que parecía que el ave estaba parada en mitad del aire. Entonces Gaby me dijo que existía un mundo secreto bajo las apariencias que vemos. Afirmó que el mundo secreto es más importante que el que habitamos. Solo los artistas contempladores de la belleza se han acercado someramente a él. –Imagínate qué sorpresa se llevarían los peces- dijo – Si supieran que toda la acción se desarrolla al otro lado del agua. O imagínate simplemente que fueses capaz de respirar debajo del agua y vivir con los peces. El mundo secreto está así de cerca y es así de diferente.-


Comenté que el mundo secreto me recordaba el mundo de los sueños donde el tiempo, la gravedad, los juicios hechos por los hombres y cosas por el estilo no tienen ninguna importancia. Ella dijo que a lo mejor los dos eran el mismo.



Sábado 6:00 pm

Hoy asistí a mi primera charla de rehabilitación. Estábamos divididos en grupos fijos de 15 personas, teníamos un asesor y una terapeuta. La metodología empleada era el compartir experiencias entre nosotros mismos, y un tratamiento médico que decidía si era necesario una hospitalización o no. Gracias a Dios mi caso no fue catalogado como para una hospitalización, debido en gran parte por la tranquilidad y voluntariedad que tenía para enfrentar el problema. Entre los que estábamos allí hacíamos un collage perfecto de problemas y vicios... No había distinción ni de sexo ni de edad... Los problemas eran muy diversos, empezando por Francisco: un muchacho de 24 años que presenta una adicción de cafeísmo crónico, debido al habitual abuso del café produciendo en él una depresión nerviosa, temblores, insomnios, falta de apetito, disturbios intestinales y envejecimiento precoz. Marcos: un joven de 25 años, pertenecía a una pandilla que se distinguían por vestir todos de blanco. Salían de noche a pedir limosnas a quien pasara. Después, entraban a beber unos 50-100 gr. de una mezcla alcohólica que se vende en bares sucios, oscuros, escuálidos, y al final son echados fuera como perros callejeros a dormir sobre las aceras, debajo de las escaleras, al cubierto de alguna pared caída... no dicen una palabra, a veces murmurando frases inconexas. Una miseria dolorosa, que suscita pena, disgusto y espanto. Lucía: Una preciosa estudiante universitaria de publicidad de 23 años. Se hizo famosa por su proyecto publicitario: “Se busca viaje a Antioquía para fin de semana”, es efectivamente un aviso publicitario, pero que no se refiere a las agencias turísticas sino a los vendedores de droga: el anunció va a los estudiantes que quieren ir a Antioquía entre bocanada y bocanada de marihuana. Una droga que se ha convertido en el placer prohibido entre los estudiantes. Justifican sus “viajes”, afirmando que “van a la búsqueda de sus almas”. O bien, se sirven de la droga, como de un escándalo y un desafío a la sociedad. Es, como indica la misma Lucía, una peligrosa forma de alineación y de evasión de las responsabilidades de la vida. Pedro: Un señor de apariencia débil, de aproximadamente 60 años. Pertenece a la llamada “revolución psicodélica” que desea ser una forma de contestación total contra la sociedad de bienestar y de consumo. El ácido lisérgico es el instrumento que permite a los individuos liberarse de la opresión económica y política para volver a encontrar una dimensión espiritual y lanzarse hacia lo absoluto. Ha encontrado su apoyo entre los beat, los hippies y los artistas de vanguardia. Pedro es un producto de la cultura irracionalista, se revela como una ilusión desesperada de poder salir de la soledad y del conformismo social, refugiándose en el sueño permanente... En fin somos un grupo como cualquier otro con la diferencia que nosotros queremos mejorar.


Después de mi terapia de rehabilitación, Gaby me esperaba afuera de la escuela parroquial para ir a almorzar comida china, en un centro comercial cercano. Al despedirnos nos citamos en “Polo” a las 6:00 Pm.


Ya siendo las 6:00 Pm, Gaby no debe tardar en llegar... Veo impacientemente mi reloj y al levantar mi mirada su precioso cuerpo se erguía frente de mí. Vestía un traje completo lila ajustado a su cuerpo, destacando favorablemente las curvas de su cadera, y la firmeza de sus pechos. Le entrego una rosa amarilla que sostenía con mi mano izquierda, flor que ella toma sonriente y la coloca entre sus pechos como un prendedor natural. No es necesario detallar lo hermoso que en su cuerpo relucía tal rosa. Nos dirigimos a mi carro, estacionado frente la heladería y marchamos a una colina donde la vista de la ciudad es extasiante. En la colina solo estábamos Gaby y yo,  junto a un anuncio publicitario de “Firestone”. Los dos sentados, uno al lado del otro, buscábamos las primeras estrellas de la noche. La luna era generosa en claridad y hermosura. La brisa fría de la noche nos obligaba cada vez más unirnos en una sola unidad de calor, por medio de nuestros brazos y cuerpos. En un primer momento nuestras manos suprimían las posibles palabras. Nuestra actividad estaba centrada en la contemplación de las estrellas, en una comunión anímica. Luego empecé referirle a Gaby lo interesante que resultó ser mi primer día de rehabilitación, y lo maravilloso que me siento el estar a su lado... Ella sonriendo acerca sus labios,  dándome un beso en mi mejilla.


-Gaby, ¿Dónde exactamente vives?


-Si soy un ángel, no crees que es lógico que viva en el Cielo.


-La verdad soy muy malo para la lógica, pero ¿No tienes un lugar donde quedarte en la tierra?


-Tengo un pequeño apartamento en el mismo edificio donde vivía Xiomara.


-Vaya, como que los gustos residenciales del Cielo y del infierno son parecidos...


-No precisamente, sólo que sale más económico... No necesitamos un sitio lujoso cuando tenemos la eternidad para vivir...


-Uhmm, OK... Dime preciosa ¿Cómo es el Cielo?


-El Cielo... es un estado donde se expresa plenamente la belleza unificando lo verdadero y lo bueno. Belleza, verdad y bondad explican la realidad del Cielo, por tanto todo lo que existe en él parte de estas tres cualidades. Por ello en el Cielo tendrás admiración, desinterés en lo corruptible, gozo, contemplación perfecta, plenitud, recreación.


-¿Cómo nos comunicaremos en el cielo?


-Por medio de la belleza que es un ámbito de comunicación interpersonal... Tras la admiración de uno al otro nos entenderemos, ya que nuestro lenguaje en el Cielo es el “arte”, que expresa la revelación de nuestros actos y sentir. Esto es posible ya que en la belleza se manifiesta a una persona la plenitud del ser, deleitándola, colmándola, forzándola a una respuesta... Es más no solo se transmite un deseo personal, sino también puede expresarse un sentir común.


-Gaby, ¿Puedo encontrar algo en la tierra que se asemeje al Cielo?, claro aparte de ti.


Ella acercando su mano a un arbusto que se encuentra cerca de nosotros, arranca una pequeña flor blanca con manchas rosas, y me dice:


- Esta pequeña flor se acerca mucho a lo que es el Cielo... El Cielo posee una cualidad catártica como esta pequeña flor, pues quien percibe el perfume y esplendor de esta humilde margarita se llena de agradecimiento, de admiración, de asombro; intima con el valor; adquiere confianza en la existencia; está dispuesto a la adoración... amado Ron, créeme, la única forma de ver a Dios es poder entender lo bello como expresión de su mismo misterio, pues es la belleza la revelación perfecta de Dios y lo mas trascendente que tenemos en este mundo finito y corruptible.


Meditando tan profundas palabras, no hago más preguntas... solo la abrazo más fuerte  contra mi pecho y mirando el cielo estrellado sobre nosotros, espero que el sueño venga por nuestros cuerpos y por nuestras almas.


Domingo 7:00 pm

Es apremiante recordar como todo cambia con ella... inclusive la Misa a su lado fue estar en el mismo Edén. Esta mañana como de costumbre me encontré con mis padres en la pequeña Iglesia parroquial. Pero tuve la agradable compañía de Gaby quien pasó por mi apartamento para acompañarme al ejercicio sacro y ,por supuesto, para conocer a mis padres... No niego que estaba nervioso y ansioso por ver la reacción de mis padres ante Gaby. Pero mejor no pudo ser, pues, se llevaron de maravilla. Mientras almorzábamos mamá charlaba con Gaby como si fueran amigas de toda la vida. Papá sentado en la mesa, después de cada bocanada de cigarro, me recordaba que heredé su suerte en conseguir bonitas chicas, -ya era hora que empezaras a asentar cabeza- me decía en tono reflexivo, mientras daba unas palmadas sobre mi hombro.


Ahora, en este momento me encuentro sentado en mi sofá, y siento como mi adrenalina se acumula en cada parte de mí... ¡Toc-Toc-Toc! Corro a la puerta y efectivamente era ella, vestida deportivamente. Mostraba una sonrisa cómplice que hacía acelerar mi pulso. Entra y se sienta en mi sofá muy familiarmente.


-¿Dispuesta para ir a nuestro cometido?


-Cuando tú así lo dispongas...


Escuchando alegremente su respuesta voy al baño un momento y luego bajamos juntos al estacionamiento en busca de mi auto... Ya adentro en mi automóvil coloco el CD “Weathered”  de Creed, y nos dirigimos a una urbanización cercana llamada “Palm Sprig”. Es una urbanización de grandes casas, y en una de ellas vive la señora Marta de Pons, una anciana viuda, amiga de la familia por esas circunstancias extrañas de la vida. Mi mamá en el almuerzo comentó que la anciana mujer había salido de viaje a la casa de su hermana y por tanto dejado su quinta de “Palm Sprig” sola. Este comentario me hizo recordar cuando era niño y en circunstancias semejantes junto con un grupo de amigos saltábamos la pared trasera de la casa e invadíamos una enorme piscina, que aunque nunca era usada siempre estaba bien mantenida... Esta idea se la comenté a Gaby, y le propuse revivir con ella aquel momento, osadía a la que ella accedió, no sin dejarme sorprendido pero a la vez animado.


Llegamos al frente de la quinta, estaciono mi auto en un lugar discreto para no llamar la atención de los vecinos... rodeamos la casa hasta pararnos frente a un muro de aproximadamente tres metros de alto. Pero esto no es problema, ya que la señora de Pons había dejado sus llaves a mi madre, por lo que se las pedí al comprometerme en darle una vuelta a la quinta de vez en cuando...  Es por eso que dejo el viejo tronco que se yergue a la entrada, y que en años anteriores me fuera servido de escalera, para  apresurarme a abrir un viejo portón negro que me daba entrada al jardín trasero, donde yacía la estupenda piscina... Ya abierto el portón de par en par me acerco a mi auto donde está esperándome Gaby, entro a mi carro y cruzo el portón entrando por el jardín y estacionándome en un viejo garaje, aparentemente ya sin uso.


Desde mi auto coloco a todo volumen la canción “Bullets” de Creed, y saco de la maleta una pequeña cava con algunas ginebras frías... Gaby tranca el portón volviéndolo asegurar y se acerca a mí, nos sentamos al borde de la piscina, con ropa aún, y vemos como la noche que cae sobre nosotros es perfecta... La brisa cada vez era más fuerte y agitaba notoriamente la cabellera rubia de Gaby. –Estás completamente loco...- me dice ella. –Dirás estamos completamente locos...- le respondo.


Al momento nos levantamos y separándonos un poco, nos quitamos la ropa. Desnudos nos acercamos a la cava y tomamos cada uno una lata de ginebra, luego nos acercamos a la piscina para sumergirnos en ella  Durante las andanzas de la noche flotábamos a la temperatura de la sangre, donde miles de estrellas podían verse regadas por el espacio.


Flotábamos desnudos, como embriones, aparentando ser fetos, en silencio total si se exceptúa el sonido del reproductor de mi auto que vociferaba la canción “Signs”. Teníamos la mente en blanco después de contar chistes y bromas... teníamos los ojos cerrados mientras permanecíamos sumergidos en las aguas templadas, sin poder distinguir nuestro cuerpo de nuestro cerebro, bañados en cloro e iluminados por las luces puras y azules instaladas bajo los trampolines. A veces uníamos las manos e imaginábamos que formábamos un círculo como los astronautas en el espacio; cuando nos sentíamos más aislados en aquel aletargamiento fetal chocábamos uno contra otro en el fondo, igual que gemelos con los que ni siquiera sabíamos que compartíamos el seno materno.


Después nos secamos con unas toallas que estaban en la parte trasera de mi auto. Nos pusimos de nuevo nuestras ropas y tomando su delicada mano nos acostamos sobre el capó de mi auto dirigiendo nuestras miradas al cielo negro, azulado por la luna. Cuando no mirábamos el cielo veíamos nuestros rostros felices y extasiados como si viviéramos un sueño inimaginable. Entre risas y algunas latas de ginebra, volvemos aguardar la cava en la maleta del auto y abrimos el portón negro... Ya adentro del auto marchamos por las carreteras que recorrían las montañas que rodeaban la ciudad, entre árboles, entre parcelas, de piscina en piscina visibles en las distintas residencias; el hecho de movernos constantemente era en sí mismo un sustituto de cualquier forma de pensamiento. La radio a todo volumen, con canciones de amor y música rock; creíamos en el rock, pero no en las estúpidas baladas románticas, ni antes ni ahora. Disfrutamos de un momento paradisíaco y eso restaba sentido a cualquier discusión de ideas trascendentales. La política existía en un no-paraíso televisado; la muerte era algo parecido al reciclaje.


En estos momentos pienso en mi vida y me doy cuenta que la vida es encantadora, pero sin política ni juicios humanos. Gaby y yo formamos una vida de salvación terrenal al borde de los cielos. Puede que esto sea lo mejor que podamos aspirar, una vida en paz, el espacio borroso entre la vida ideal y la vida real; sin embargo siento que dudo mientras pienso estas palabras. Creo que había una contrapartida en alguna parte. El precio que pagábamos por nuestra vida dorada era la incapacidad de creer del todo en el amor; en su lugar teníamos una ironía que afectaba a todo lo que tocaba. Y ahora me pregunto hasta donde ha llegado esa ironía en mi vida. Pero me debo recordar a mí mismo que somos criaturas vivas, tenemos impulsos religiosos, y sin embargo ¿Por qué surgen esos impulsos de grietas reflexivas? Es algo que pienso casi todos los días. A veces creo que es la única cosa en la que debería pensar.


Lunes 6:00Pm

Hoy nuestra cita no estaba fijada en “Polo” debido a que apenas tengo media hora de haber llegado a mi apartamento. La razón es muy simple, estaba en la universidad recuperando algunas evaluaciones perdidas... es por ello que le pedí a Gaby que pasara por mi apartamento a las 7:00 Pm. Con cierta tranquilidad he podido darme un baño con agua caliente y afeitarme. Puse algunas ginebras en el refrigerador y coloqué en el microondas una pizza familiar que hace unos escasos cinco minutos me entregó el repartidor.


¡Toc, Toc, Toc!... Con un short  negro, descalzo, tomo una franela azul que pendía de una silla y colocándomela rápidamente me acerco a abrir la puerta... Efectivamente era Gaby, tenía un jean negro ajustado a sus piernas y una diminuta blusa blanca que dejaba entrever sus bondades... Además llevaba puestas unas botas de cuero que la hacían ver un poco más alta que de costumbre. Luego de un beso, ella pasa y se dirige al sofá. Antes de sentarme con ella busco dos ginebras, ya frías, y coloco el CD “Incesticide” de NIRVANA. Mientras “Dive” empieza a sonar me siento a su lado y brindando con las latas azules de ginebra, empezamos a conversar un poco de la jornada que ambos hemos tenido durante el día. Hablamos un poco sobre la estupenda experiencia que tuvimos en la piscina de la casa de la señora Marta de Pons en “Palm Sprig”, y de las pocas probabilidades que existen de repetir tal osadía.


Ya finalizando la canción “Sliver” me acerco para buscar dos nuevas latas de ginebras y de encender el microondas para calentar la pizza familiar... Ya sentado junto a Gaby le comento que he retomado dos actividades que me fascinan, el de pintar y el de escribir poesías. A ella le encantó la noticia y me confesó que en el Cielo ella también pinta y escribe, cosa que me sorprendió... Piiiii-Piiiiiii-Piiiii ...... escucho el microondas y me levanto para buscar la pizza, es una pizza tipo galleta, desbordada de queso con algunos champiñones y salpicada por aceitunas. Coloco la pizza e un banquillo, que improvisa una pequeña mesa, ubicado en el centro de la pequeña sala, sentándonos en el piso, tipo japonés, y sirviéndonos de servilletas empezamos a comer... A nuestra primera mordida notamos el relleno de carne tipo a la boloñesa que se desprendían de los pedazos pendidos en el aire entre el plato y nuestras bocas. Pasando cada pedazo con alguna sorbida de ginebra, le enseño a Gaby algunas pinturas realizadas... Teniendo de fondo la canción “Downer” vemos un primer lienzo en que se plasma una vid que forma la silueta de una mujer y cuyos racimos de uvas hacen las veces de senos. Un segundo lienzo contiene un óvulo que hace las veces de un sol y cuyos rayos son miles de espermatozoides que rodean al núcleo ovular. El tercer lienzo muestra una mujer sentada en unos escalones, despalda, mirando el mar a la sombra de una palmera. Un cuarto lienzo contiene un collage de miles de ojos, recortados de distintas revistas dominicales, creando un millar de miradas, femeninas todas. Un quinto lienzo, igual que el anterior, contiene un collage de bocas, formando una gran variedad de labios, todos femeninos, unos más abultados y sensuales que otros... Así fui indicándole cada uno de mis lienzos. Gaby emocionada quedó muy complacida con mis pinturas, en especial por el sentido y profundidad que cada una de ellas encerraban. Ella levantándose al ritmo de la canción “Aero Zeppelin” se quita sus botas, lanzándola casi hasta el balcón. Me dice que si tengo los implementos de pintura a mano, le respondo que sí... Entonces Gaby se le ocurrió una brillante idea, que la pintara a ella. Me pareció algo desconcertante al momento, y escondí las latas de ginebra para que no tomara más... pero rápidamente noté que sería una estupenda modelo, por lo que terminé cediendo. Busqué el lienzo, pinceles, lápiz de grafito, acuarela, y demás cosas. Al traerlas a la sala-comedor me llevo una sorpresa bastante grande... mientras camino voy tropezando primero con su jean negro, luego con su blusa blanca, me acerco un poco más y doy un punta pies a sus medias, llego al frente del sofá donde Gaby yacía acostada como una maja o como la venus de Urbino, desnuda, claro si se exceptúa un enredo provocado por su hilo que mantenía unidos sus tobillos. Yo acercándome la libero de su inoportuna prenda al instante que ella toma una pose reposada y relajada a lo largo de mi sofá... Ella quería que la pintara desnuda, tomando una lata de ginebra y tragando casi la mitad de su contenido, empiezo a analizar su cuerpo y por ende a dibujarla. La canción “Mexican Seafood”  me animaba un poco, la inspiración que tenía me provenía toda de Ella.


Ya ha pasado una hora o dos lleno de sudor y compromiso, pero gracias a Dios mi pulso se mantuvo en cada trazo y solo faltaba una media hora más para concluir, aunque no perfectamente, la gran obra encomendada... Ya ambos cansados y sin ginebras Gaby recoge sus prendas y se viste, yo le acerco sus botas, y luego la acompaño para que de su visto bueno a la pintura... Viendo mi trabajo, levanta su hermosa cara y sonriente me abraza fuertemente. Notando lo tarde que ya era le propongo que pase la noche en mi apartamento, pero lamentablemente me respondió que tenía una actividad muy importante en el Cielo a primeras horas de la mañana, y que prefería salir desde su propio apartamento... –En otra oportunidad Ron- me dijo... Yo no le insistí pero sí le dije que tuviera cuidado al manejar, pues había dejado un pequeño auto en el estacionamiento. Ella abrazándome me pide que no me preocupe tanto. La acompaño hasta la puerta, antes de que ella saliera, le digo lo tanto que quisiera que se quedara esta noche conmigo... Pero me dice que si no fuera por la salida de mañana me complaciera... Le pregunto de que trata tan importante reunión, pero me dijo que ni ella misma sabía, sólo me dijo que le insistieron puntualidad... Le pregunto que quien le exige tal puntualidad... Me responde que el encargado de la puerta del Cielo... –Vaya que San Pedro si exige- comento yo en forma de broma. Gaby sonriendo me dice –No es precisamente San Pedro el que se encarga de eso, él está en el grupo directivo-


-Entonces, ¿Quién es el que abre la puerta celeste?-


-Es aunque no lo creas un mortal, y te caerás para atrás cuando sepas quien es... su nombre es Kurt Cobain.


-Vaya, no lo puedo creer, ¿Quién pude imaginar tal cosa?


-Te aseguro que en el Cielo son muchas las cosas que te sorprenderán...


Martes 3:00 pm

La tarde es de un calor hostigante, todos se aglomeran en posibles sombras mientras beben alguna bebida gaseosa o saborean un helado. El calor que se desprende del pavimento hace que el paisaje se distorsione y da la extraña sensación de que no hay movimiento, sino una parálisis de todas las cosas. La brisa es ausente.


Camino por el centro de la ciudad en compañía de Emerson, sin muchas palabras solamente caminamos y ya... Le he contado someramente lo que me ha ocurrido con Gaby dejándolo algo sorprendido, pero sin emitir juicio al respecto. Frente a un bodegón español, entramos a tomar algo y terminar nuestra conversación... entrechocando nuestros vasos Emerson toma primeramente la palabra.


-¡Brindemos por Gaby!... y al respecto no sabes cuando regresa de ese viaje.


-No... sólo me dijo que iba a salir hoy en la mañana...


- vaya Ron, todavía me dejas perplejo con lo que me has dicho... Te la llevastes a la piscina y luego haces un cuadro con su cuerpo desnudo... Y aún así insistes que entre ella y tú no hay nada más que una amistad... ¿Me tomas acaso el pelo?


-No tengo porque mentir en esto, pero tampoco me importa si me crees o no...


-Comprenderás que es difícil de creer en una relación así, casi angelical... Dime objetivamente como definirías tu relación con ella.


-Tú mismo te has respondido: la defino como  una relación angelical. Ella es sin duda atrayente pero a la vez te aseguro que no me ha hecho falta acostarme con ella para poder intimidar y aprender a conocerla y quererla. Yo llamaría a este estado, que tú crees idílico, como un celibato pasional.


-¿Celibato pasional?... estás completamente loco.


-Es bastante lamentable que veas en el celibato algo vacío, yo no lo entendía hasta que he aprendido a amarla a Ella. No es la simple actividad sexual lo que te une con una persona. Fíjate, estando tan cerca de ella he descubierto una fuerza vitalizadora enriquecida por una extraña pasión, una pasión en que está ausente todo pecado, pues no hay lujuria, ni irracionalidad animal; en cierto modo es una pasión que nos hace vulnerables, acrecentando en ambos lo más débil y bajo de mi yo, a una altura considerable.


-Tus palabras son tan convincentes como las de un ebrio...


-Si quieres búrlate, pero te hablo con experiencia. Auque siga sin comprender esta relación con ella en mi propia vida. Se que sólo valoro estas dos realidades, la pureza y el encanto, sin pensar en oponerlas mutuamente. Mi celibato ha llegado a ser apasionado y mi pasión, mi deseo de unirme a ella, ha tenido dimensiones célibe. La pasión como tal no es mala siempre y cuando puedas dominarla con la virtud. Es un empuje, un impulso desde dentro hacia no solo a una persona, sino a todas las personas. Una energía que me lleva a la relación con los demás. Es una sed intensa de intimidad, un anhelo de vida real que, al mismo tiempo, me afirma y me acepta como separado e individual. Es en pocas palabras Emerson, una pasión que integra todas mis fuerzas interiores en un amor al Cielo y a la tierra único, intenso y que lo consume todo.-


Seguimos tomando nuestras bebidas, mientras Emerson pasa de una actitud escéptica a una más reflexiva... Dejando de pronunciar palabras y saboreando el contenido líquido en mi boca, medito lo mal que interpretamos el sentido del Eros. Todo pienso que por culpa de Freud, que identificó el eros con la libido. Es tan común notar como todos al oír la palabra erotismo piensan en la literatura erótica o pornografía. No nos damos cuenta de que la libido es un impulso biológico al coito. El eros en cambio es la pasión por la relación; es tanto deseo de unión como de comunión. La libido busca una liberación de tensión en el orgasmo. El eros aprecia la tensión y trata de sostener un equilibrio homeostático en la relación.


Gaby me ha enseñado que la relación entre un varón y mujer que es erótica pero no coital podría ser el mayor testimonio singular para una sociedad, que como Emerson, cree en una inadecuación de la simple libido. Es por ello que ahora entiendo como el celibato, como Don entre varones y mujeres, es tan necesario en el mundo actual. Ahora entiendo por que el que vive de esta manera no sigue la corriente común de la humanidad y se enfrenta directamente a la soledad como falta de solidaridad de parte de los otros. Mi amor por Gaby me dice que la verdadera libertad implica separación y unidad. La verdadera intimidad implica, en primer lugar, una totalidad desde dentro y, en segundo lugar, una sensibilidad hacia la otra persona, sin abusar de su individualidad.


Llamo al mesonero y pagamos la cuenta. Salimos del bodegón, en aparente silencio... Emerson me dice: Sabes, he creído erróneamente que la relación sexual ha de ser la conclusión única e inevitable de las diferentes expresiones de mi sexualidad. Le respondo a Emerson poniendo mi mano sobre su hombro: Muchas veces querido amigo, hemos ahogado la pasión cada vez que usamos el sexo como un medio para nuestro propio placer y satisfacción sexual. Donde el sexo se convierte en algo utilitario, se destruye el eros.


Seguimos caminando, tropezando carteras y cuerpos antes la populosa avenida. Me despido de Emerson, y continúo mi camino hacia mi apartamento. Pienso en lo que hemos hablado y me sorprendo cada vez más de mis palabras... Miro al cielo pensando estúpidamente en ver a Gaby, como si el Cielo fuera algo solo de nubes y aviones... De repente me entra una gratificación por la suerte que he tenido de conseguir a un ángel, de la suerte que he tenido que me mostraran que no soy una máquina... Que sin el eros viviría en una completa rigidez, muy diferente al amor que Dios nos propone... Si no fuera de esta manera no se me permitiría abrazar, ni besar, ni dar una caricia nunca, porque permitirlo sería considerado un consentimiento del acto completo que estos gestos pueden anunciar. El amor quiérase o no es completamente sensible y espontáneamente táctil. Pero debe estar centrado en la totalidad de la persona y saborear cada expresión de comunicación como un fin en sí mismo. El efecto de este amor es maravilloso, pues brinda sacar a todos de la apatía.


He llegado a mi apartamento, me siento en mi sofá, enciendo la televisión... Me aborda una actitud tranquila ante todo lo que me rodea, que no trata de dominar ni de explotar a nadie. Todos necesitamos de un respeto contemplativo hacia la persona amada y una aceptación de cada expresión de intimidad hacia sí mismo. Son tan pocos los que tienen actualmente esta experiencia de tranquilidad, que esta forma de hacer el amor puede quedar reducida a un pequeño número de personas: personas, estoy completamente seguro, que conocen el significado de este amor a partir de su experiencia de oración. A partir de su ángel...

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