viernes, 22 de julio de 2011

¿Para qué sirven entonces los teólogos? Parte II




6. Conocimiento de Jesucristo


La teología es una cristología. Su objeto propio y único es Jesucristo. En Jesucristo, Dios y el hombre se encuentran y establecen unas relaciones en la verdad. Por ello cuando hablamos del estado de la teología estamos hablando del estado actual de la cristología.


Si la teología no trasmite de una forma clara la persona de Jesucristo es prácticamente ciega, sorda y muda, por lo tanto sin eficacia para la fe. Por ello la actualización de las fórmulas dogmáticas es imprescindible para su supervivencia ya que de lo contrario pueden perder su sentido original. Muchas veces la rigidez para no deformarlas puede llevarla a ser incomprensible hasta para los más doctos.


7. El Espíritu


La teología debe verse inserta en el Espíritu Santo pues ¿Cómo invocar al Espíritu, si el Espíritu está ausente? El cristianismo es una fe en el Espíritu, en la conciencia del hombre, en su libertad, en esas cosas que son impalpables y que tanto la experiencia cotidiana como la ciencia parecen desmentir sin cesar. La Iglesia existe en el Espíritu de sus fieles. Sólo a la medida que nos presentemos fortalecidos por el Espíritu y no por el poder seremos distintos al mundo (aún estando dentro de él). Nos hace falta desarrollar una teología del Espíritu.


8. El hombre


El hombre debe ser entendido desde la persona de Jesús, quien es el hombre perfecto. El hombre se desenvuelve bajo una tensión escatológica, vaga buscando a Dios aunque a veces sin brújula, pero aún en esos casos dentro de una realidad oculta en su corazón, como una esperanza y una promesa: Una promesa siempre renovada. Cuando el hombre se aleja de Dios su ser se va llenando de escamas que recubren su verdadera esencia, por ello se endurece hasta tal punto de no ser más hombre. ¿Cómo hacer pasar a esos hombres a la condición de hombre? La conciencia, el espíritu, la libertad, son principios que deben despertarse, pero el espíritu no se despierta por sí solo, se despierta en contacto con el espíritu de los demás. La vuelta a la casa del Padre se empieza en el seno de la comunidad. Del mismo modo, la libertad tampoco se forma en la soledad. Está llamada por otras libertades. Todo esta conversión se resume en una expresión: La acción cristiana.


La teología no tiene la misión de inventar la acción cristiana, pero puede despejar el terreno y facilitar la tarea de aquellos que hayan recibido este carisma.


En realidad la acción humana, la acción moral, obedece siempre a unos modelos colectivos, es allí donde está el reto de la teología, no plegarse a un modelo predispuesto (sea social o económico).



El papel de la teología es intentar acercarse a un método de reflexión que sea propiamente cristiano, no para imponerse a otros modelos sino para saber interpretarlos. Una tarea que no tiene fin.


¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? No es la teología la que dará la respuesta, pero si la que brindará el silencio y el resguardo al reconocerse en la acción coherente de los hombres. La teología no es quien hace la “luz” pero si quien la saca de abajo de la cama y la coloca en un sitio visible para todos.




Ronald Rivera

miércoles, 13 de julio de 2011

¿Para qué sirven entonces los teólogos? Parte I




Este artículo debe su origen tras la lectura interiorizada que realicé de la recopilación que hace Rosino Gibellini, donde se puede apreciar el trabajo de Joseph Comblin llamado: Teología, ¿Qué clase de servicio?

El primer análisis gira alrededor de lo que podemos denominar: La teología académica. Sin duda aquella que a pesar de sus orígenes protestantes y germánicos, acabó imponiéndose en nuestro ámbito. Hasta la Gregoriana cedió en tiempos del concilio; hasta Salamanca y las facultades romanas, italianas y latinoamericanas. Aún así en esta época de post concilio la teología académica ha comenzado a declinar; se evidencia la falta de confianza en sí misma.

Podemos señalar que la ilusión romántica del neo-tomismo duró hasta la mitad del siglo XX. Ya no hay castillos medievales, existe (a mi pesar) una agonía humanista, ni academicismos, a no ser por hábito y por la fuerza de inercia de las instituciones, en los programas de estudios. Ante este hecho (alarmante) frotándonos los ojos nos preguntamos: ¿Para qué sirven entonces los teólogos? ¿Pueden servir todavía de algo?

1. Debilidades y fortalezas

La teología actual está llamada a una reflexión que debe partir en reconocerse como no inmutabilidad del pensamiento para dispensarse de la necesidad de adaptarse a los tiempos nuevos. La teología debe verse humilde y descubrirse como un método humano que no es imprescindible para Dios pero que sí facilita al hombre poder comunicarse con él. La teología es una manera válida y efectiva para conocer la fe pero no es su mediación. Tampoco es un manual de la práctica cristiana.

La teología como palabra humana, pertenece al mundo, por ello es válido que interactúe con las demás ciencias humanas como la antropología, la sociología, la etnología, la lingüística, etc. Es la expresión de cierto grupo, de cierta sociedad, de unas personalidades que no son ni mucho menos excepcionales.

La teología está llamada a tener la sencillez de los pobres, sin malinterpretar mis palabras por que la teología no está por debajo de ninguna otra ciencia y es totalmente suficiente para tomar sus propias definiciones sin dependencia absoluta de ninguna ciencia humana positiva.

Más aún, la teología no es nunca desinteresada; los pobres pueden ser desinteresados, pero no los teólogos. Los teólogos deben ser ambiciosos en sus conocimientos antes de hacer teología. Pues no todo se puede dejar en manos de Dios, aún cuando sí debemos partir de su Amor. Si la teología no parte del amor de Dios entonces mezcla con Dios demasiadas cosas que no son Dios; demasiadas ignorancias y también demasiados intereses que se ocultan bajo las apariencias inmaculadas de la devoción.

La teología es aquella que busca la verdad y la verdad cristiana no está en la inteligencia, sino en la caridad; es una verdad vivida. Por eso mismo, una teología verdadera es una teología al servicio de la caridad vivida y activa. La teología debe pasar a pretender servir a servir de verdad.

El error más grande de la teología es el silencio; El silencio cuando es necesario hablar. El error de una teología consiste en hablar indefinidamente de cosas insignificantes para que pase el tiempo y, con el tiempo, el peligro. La verdad consiste en pronunciar las palabras que se precisan en el momento mismo que se precisan. De esta forma la teología se inscribe, modestamente en su propio plano, dentro de la lucha de la palabra de Dios contra el silencio. La palabra de Dios es ruptura del silencio mentiroso. La teología es ruptura del silencio. Es verdad que el discurso teológico no está demasiado maduro, que nunca está suficientemente preparado ya que no es palabra de Dios, sino incorrección humana, pero Dios se vale de Él para manifestarse como sacramento.

2. Importancia de la teología

Querer hacer de la teología el lenguaje de la revelación de Dios es encerrar a Dios dentro de la tecnicidad para convertir a los técnicos del “lenguaje reservado” en intermediarios indispensables. De esta manera estaríamos anclados a la visión medieval: Los laicos vivían al nivel de la devoción popular; sólo los clérigos tenían la clave del saber. Era un lenguaje cifrado: El propio misterio parecía un signo de lo sagrado, siendo así que no era más que un robo hecho a Dios.

La teología en su reorientación debe alejarse del “istmo apologético” ya que la historia ha dejado trasparentado que la apología no ha convencido nunca a nadie, aún cuando es tarea implícita del teólogo (sea clérigo o no). Gracias a ella, los clérigos lograban engañarse a sí mismos; se justificaban a sus propios ojos. La teología apologética es un solipsismo; es el teólogo que se persuade a sí mismo. Pero no habla nada, más que de sí mismo y de su voluntad de salvar lo que él llama su fe, pero que no es más que su falta de fe.

La teología no tiene la finalidad de liberar a la Iglesia de las falsas teologías, su finalidad es ayudar a la Iglesia a convertirse. La teología es una metodología para devolver al pueblo de Dios el uso de la palabra. Se trata de destecnificar el lenguaje cristiano, de destecnificar el lenguaje bíblico y de hacer que el pueblo de Dios vuelva a encontrar en su quehacer diario las palabras sencillas, que son las de Dios.

Ante los brotes de la “teología de los pobres” hay que resaltar que una teología no es más cristiana cuando hace hablar a los pobres. No se trata de que hable en nombre de los pobres. Sino de que se convierta a la Iglesia hasta el punto de que los pobres vuelvan a encontrar en ella el uso de la palabra. El lenguaje de la Iglesia debe convertirse en la palabra de Jesús. Es verdad que no es el lenguaje lo que importa en última instancia, sino la caridad. Pero el lenguaje puede atar o desatar los vínculos que mantienen ligado al pueblo de Dios

3. Una teología ¿Para qué?

La teología no debe solamente hablarse a sí misma. Ella no es su propio fin, ni tiene que ser la actividad puramente gratuita de una clase de humanistas cristianos. La teología no tiene la función de seleccionar entre sabios y no sabios. La teología tiene la función de comunicar la Revelación plena y definitiva dada en Jesús. Pero esa función se desarrolla dentro de la historia y por tanto su misión es una misión social.

Sin embargo la teología no se dirige directamente al pueblo de Dios como tal. Los pobres quizás nunca lleguen a entenderla, y en muchos casos ni siquiera podrán leerla. Es preciso que la teología llegue a borrarse ante el simple enunciado de la palabra de Dios. La teología se sitúa en una etapa preparatoria; su función es la de desenredar las complicaciones de las fórmulas del pasado en las que se enreda la fe, de tal manera que los cristianos puedan ponerse en contacto con la sencillez encontrada de nuevo. Pero la teología está llamada aún así a exigirse a no ser mediocre, ya que realiza un trabajo de simplificación, pero no es la simplicidad.

Es un error grave pensar que la teología está en función del clero. Pues, la teología si está solamente en manos (y en función) del clero esta será muy atenida por la ortodoxia (no quiere decir que sea negativo), sería paternalista, sería sobreprotectora y difícilmente objetiva (entendiéndose con esto que se pensaría en función de la utilización de los temas, en las precauciones que hay que emplear, en el uso apologético). Si además mencionamos los peligros graves que acechan a la “teología sólo clerical”, tendríamos que señalar: Que sería blanca, europea y masculina.

La teología tampoco puede ser una función auxiliar del magisterio, como sentido único. Es necesario que algunos teólogos desempeñen este papel, pero el pensamiento cristiano es cuestión de todo el pueblo de Dios y la teología no puede hacer otra cosa más que inscribirse en el movimiento de pensamiento y en el intercambio de palabras que se realizan en el conjunto del pueblo cristiano.

La teología no es de algunos o de minorías, la teología es para todos. Esta es su tarea. La teología es verdadera si sirve a esta tarea. Pero es falsa si sirve de coartada en beneficio de los que ponen a la Iglesia a su propio servicio.

4. La búsqueda del sentido

El sentido de la teología no se encuentra en su estructura lógica sino en la actualización de la caridad. Hablar de la teología sin una referencia a una acción no es más que evocar una estructura que cae en el vacío. Por eso ninguna teología puede tener sentido en una Iglesia en la que no pase nada. Su sentido es decir lo que pasa.

La teología será coherente con su esencia cuando su realidad sea la de la caridad formal, verbal, retórica, estructural, dentro de la vida consciente, social y visible de la Iglesia. La teología es una forma de acción de la Iglesia en el mundo.

La teología consiste precisamente en descubrir la relación entre la palabra y la acción, y esto no en abstracto, sino en las situaciones particulares.

La teología no tiene su sentido en ideologías. Una teología que encuentre su sentido en una ideología es falsa ya que buscará construir una teología para siempre, empresa blasfema. La verdadera teología une la palabra a la acción en el momento “presente”. Pretender hacer una teología que siempre sobreviva facilita su desaparición en el momento en que nosotros desaparezcamos. Pretender la eternidad es tarea de los filósofos.

La teología además debe estar sustentada en la hierofanía nunca en necesidades humanas como: El miedo, el hambre, la seguridad, la arbitrariedad del poder, el triunfo de los ricos. Si no estaríamos mitificando a la teología, sólo elaboraríamos mitos. Y el mito no es una respuesta, sino un sueño. Es distinto decir que la teología debe solidarizarse con ciertas experiencias humanas como: El miedo a la policía, el miedo a la denuncia, la sensación de que el hombre es un lobo para el hombre. En esta experiencia es donde resuena el evangelio. Por ello la teología no es un frente de guerrilla, eso es mito y sueño.

5. Palabra sobre Dios

La cuestión teológica fundamental no es la de la existencia de Dios, sino la de qué Dios. El ateísmo no es lo contrario a la fe en Dios, sino la fe en un falso dios. Por ello el trabajo de la teología es el del discernimiento. Hay muchos pobres que viven con la obsesión de un dios falso: Y cuanto más fuerte, convencida, sectaria y apasionada es esa fe, mayor también es la tragedia.

Muchas veces la teología cae en el error de llevar a un dios falso. Al dios machista, al dios inaccesible, al dios del jefe, al dios Estado, al dios del ejército. Ese es el dios del poder; un dios que sacraliza todo poder. Es el dios del yo. Un dios que es proyección de su inmensa soledad.

La teología debe mostrar la trascendencia de Dios que es distinta a cualquier pensar de sus criaturas. El verdadero Dios no se revela en la vuelta del yo sobre sí mismo; se hace presente en el otro. Dios está en el otro desconocido, en el que no atrae la atención. Dios no cree en privilegios, todos son hijos de él.


Ronald Rivera

miércoles, 6 de julio de 2011

Gestión de una nueva sociedad (Desde el Concilio Plenario de Venezuela)



Introducción

El Concilio Plenario de Venezuela desea iluminar y señalar los aportes, como consecuencia de la presencia corresponsable de la Iglesia venezolana, de cara a la construcción de una nueva Venezuela (CPV. Documento 3, nº 4).

Para ello centra su análisis en cuatro grandes ámbitos con sus correspondientes núcleos problemáticos. Ellos son: el ámbito de lo económico, el ámbito de lo social, el ámbito de lo político y el ámbito de lo cultural (CPV. Documento 3, nº 5).

Ámbito de lo económico

Ver:

Venezuela es un país con significativas potencialidades, tanto a nivel de riquezas naturales como profesional. Pero esta realidad dista mucho de su desarrollo debido a un constante deterioro económico social que la coloca fuera de una tendencia global de cambios que permitan un desarrollo sostenido (CPV. Documento 3, nº 15).

Se evidencia una lenta pero continua agresión contra los recursos naturales (CPV. Documento 3, nº 16).

La economía es mono productora (CPV. Documento 3, nº 17).

El Estado no garantiza los servicios básicos de salud, vivienda, seguridad, educación (CPV. Documento 3, nº 18).

Existe una pérdida del poder adquisitivo por la alta inflación (CPV. Documento 3, nº 19).

Como fortaleza se observa una elevada población en edad productiva (CPV. Documento 3, nº 20).

Ámbito de lo social

Ver

Venezuela posee una serie de instituciones para la atención de la vivienda, la salud y la educación. Pero lamentablemente deficientes y politizados. Además que se observa una emigración constante de la población venezolana, especialmente de jóvenes profesionales, con una descapitalización intelectual del país (CPV. Documento 3, nº 21).

La problemática social se incremente con las situaciones cotidianas de violencia, delincuencia, inseguridad, consumo y tráfico de drogas, paternidad irresponsable, alcoholismo, prostitución, juegos de envite y azar. Es de resaltar la difusión de la brujería, de la santería y una marcada campaña de lucha de clases (CPV. Documento 3, nº 22).

La brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor, como la desarticulación de la familia como la exclusión de indígenas y campesinos (CPV. Documento 3, nº 23).

En el ámbito social destacan los siguientes puntos:

Derechos humanos: La agresión a los derechos humanos se ve especialmente reflejada en la inseguridad personal, el atropello judicial, la represión, la violencia con sus secuelas de muerte y desolación (CPV. Documento 3, nº 29).

Educación: El Estado y la sociedad no han asumido el reto de darle calidad a la educación, con consecuencias negativas para la formación de nuestro capital humano. La politización del sector educativo ha afianzado la división y desigualdad de oportunidades (CPV. Documento 3, nº 34).

Familia: Permanece el problema de los “niños de la calle”, la irresponsabilidad y el libertinaje, el aborto provocado, el maltrato a los niños, la violencia doméstica, el abandono de los hijos y de las mujeres, siendo esta situación una fuente de pobreza, miseria y delincuencia (CPV. Documento 3, nº 35).

Vivienda: La situación actual es sumamente grave. Se hace cada vez más difícil la posibilidad de una vivienda digna para la familia venezolana debido al proceso inflacionario y a la especulación inmobiliaria (CPV. Documento 3, nº 38).

Violencia: Se ha incrementado la violencia y el delito, especialmente contra la vida, la integridad personal y la propiedad. Esto se debe ha la difícil situación económica, la falta de empleo, el grave deterioro de la familia, la pérdida de valores morales, el alcoholismo, la droga (CPV. Documento 3, nº 39).

Cárceles: Son centros de violaciones de los derechos humanos, debida entre otras cosas, a los retrasos procesales, al hacinamiento y a la falta de salubridad (CPV. Documento 3, nº 41).

Ámbito de lo político

Ver

Surge un peligro de mesianismo político que delegue soluciones en líderes que salven al país de la crisis con soluciones mágicas y demagógicas. Este mesianismo refuerza el paternalismo y otras actitudes del anterior modelo político. Se une la corrupción administrativa generalizada, nacida de la trampa y el favoritismo (CPV. Documento 3, nº 45).

Ámbito de lo cultural

Ver

Nuestra cultura vive una crisis de valores morales, especialmente de la verdad y la justicia, del respeto a la vida, del amor al trabajo. Esto se experimenta en el aumento de la violencia y la división social, la corrupción y la mentira, el facilismo, empezando desde los altos puestos políticos (CPV. Documento 3, nº 50).

Presencia y acción de la Iglesia

Luces

La presencia eclesial es palpable en el campo de la solidaridad con los sectores más pobres de nuestro pueblo (CPV. Documento 3, nº 54). Nuestra Iglesia desempeña toda esta labor mediante un extenso tejido orgánico que integra los distintos sectores, tales como indígenas, comunidades cristianas, movimientos apostólicos, Conferencia Episcopal. Se ha recorrido un largo camino de elevación cultural, de acción asistencial, promocional y solidaridad eclesial con Venezuela, a fin de llegar con más fuerza a los necesitados (CPV. Documento 3, nº 61).

Sombras

La escasez de laicos formados. Las pocas opciones del laico para formarse teológica y espiritualmente. Esto conlleva al poco conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia afectando significativamente la labor misionera y social de la Iglesia (CPV. Documento 3, nº 71).


Exigencia concreta

Opción preferencial por los pobres

En comunión y continuidad con el Episcopado Latinoamericano en sus Conferencias Generales y la exhortación apostólica Ecclesia in America, la Iglesia venezolana debe asumir y reafirmar “la opción de amar de manera preferencial a los pobres” (EA 58), la cual es un signo o sacramento de la radicalidad del Reino de Cristo, y se presenta a todos los católicos como una exigencia ineludible de la fe. Esta opción nos llama a actuar en el mundo de lo económico, social, político y cultural, como agentes de cambio, cada uno según sus talentos. Cómo lo afirma el documento de Puebla en su número 85: “El eje de la evangelización liberadora es Cristo, que transforma al hombre en sujeto de su propio desarrollo…” (CPV. Documento 3, nº 89).

Desafío: Desde la opción preferencial por los pobres, ejercer un influjo real de transformación hacia un sistema económico más justo, más solidario y más propicio al desarrollo integral de todos y cada uno de los habitantes de Venezuela (CPV. Documento 3, nº 133).

Sociedad según la Doctrina Social de la Iglesia

Una de las grandes tareas de la Iglesia en Venezuela consiste en la construcción de una sociedad más justa, más digna, más humana, más cristiana y más solidaria. Esta tarea exige la efectividad del amor y la formación de la doctrina social de la Iglesia. (CPV. Documento 3, nº 90).

En el espíritu de la Doctrina Social de la Iglesia se debe reafirmar los siguientes aspectos:

La dignidad de la persona humana (CPV. Documento 3, nº 93).
La sociabilidad (CPV. Documento 3, nº 95).
El bien común (CPV. Documento 3, nº 96).
El destino universal de los bienes (CPV. Documento 3, nº 97).
El trabajo común (CPV. Documento 3, nº 99).
El desarrollo integral (CPV. Documento 3, nº 100).
La solidaridad y la subsidiaridad (CPV. Documento 3, nº 103).
Los derechos humanos (CPV. Documento 3, nº 107).


Exigencia concreta en la actividad política

Todo cristiano debe asumir en la acción política, y para el logro del bien común, los principios de solidaridad y subsidiaridad, la defensa de la libertad y la justicia, la promoción de la participación ciudadana, la organización social, la formación socio-política (Cf. GS 75), y el compromiso del amor cristiano (Cf. Mc 12, 13-17) (CPV. Documento 3, nº 117).

Exigencia concreta en la actividad cultural

En el contexto de un mundo en proceso de globalización, La Iglesia está llamada a sembrar y consolidar en la cultura venezolana el convencimiento de que es necesaria la formación de un nuevo orden social, basado en valores fundamentales de verdad, justicia, fraternidad, libertad, solidaridad, igualdad y responsabilidad social. Éste será el aporte cualitativo más valioso y duradero que, a mediano y a largo plazo, hará la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad. De esta manera se crearán las condiciones necesarias que hagan posible, con paz social, el alumbramiento progresivo de la civilización del amor (CPV. Documento 3, nº 124).

Conclusión

Las orientaciones pastorales aprobadas por el Concilio Plenario de Venezuela, se proponen impulsar una evangelización más intensa y una acción más efectiva de la Iglesia, Pueblo de Dios, en el vasto campo de lo económico, social, político y ético cultural y general. Con una labor pastoral concertada, escuchando la voz del Espíritu Santo y cumpliendo el mandato de Cristo de amar con todas las fuerzas a Dios y a nuestros hermanos, la Iglesia podrá efectivamente contribuir a la gestación de una nueva sociedad (CPV. Documento 3, nº 176).

Ronald Rivera

jueves, 9 de junio de 2011

Invocación (Pentecostés): José Antonio Pagola


Según San Juan, el Espíritu hace presente a Jesús en la comunidad cristiana, recordándonos su mensaje, haciéndonos caminar en su verdad, interiorizando en nosotros su mandato del amor. A ese Espíritu invocamos en esta fiesta de Pentecostés.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a invocar a Dios con ese nombre entrañable de "Padre" que nos enseñó Jesús. Si no sentimos su presencia buena en medio de nosotros, viviremos como huérfanos. Recuérdanos que sólo Jesús es el camino que nos lleva hasta él. Que sólo su vida entregada a los últimos nos muestra su verdadero rostro. Sin Jesús nunca entenderemos su sed de paz, de justicia y dignidad para todos sus hijos e hijas.

Ven Espíritu Santo y haznos caminar en la verdad de Jesús. Sin tu luz y tu aliento, olvidaremos una y otra vez su Proyecto del reino de Dios. Viviremos sin pasión y sin esperanza. No sabremos por qué le seguimos ni para qué. No sabremos por qué vivir y por qué sufrir. Y el Reino seguirá esperando colaboradores.

Ven Espíritu Santo y enséñanos a anunciar la Buena Noticia de Jesús. Que no echemos cargas pesadas sobre nadie. Que no dictaminemos sobre problemas que no nos duelen ni condenemos a quienes necesitan sobre todo acogida y comprensión. Que nunca quebremos la caña cascada ni apaguemos la mecha vacilante.

Ven Espíritu Santo e infunde en nosotros la experiencia religiosa de Jesús. Que no nos perdamos en trivialidades mientras descuidamos la justicia, la misericordia y la fe. Que nada ni nadie nos distraiga de seguirlo como único Señor. Que ninguna doctrina, práctica o devoción nos aleje de su Evangelio.

Ven Espíritu Santo y aumenta nuestra fe para experimentar la fuerza de Jesús en el centro mismo de nuestra debilidad. Enséñanos a alimentar nuestra vida, no de tradiciones humanas ni palabras vacías, sino del conocimiento interno de su Persona. Que nos dejemos guiar siempre por su Espíritu audaz y creador, no por nuestro instinto de seguridad.

Ven Espíritu Santo, transforma nuestros corazones y conviértenos a Jesús. Si cada uno de nosotros no cambia, nada cambiará en su Iglesia. Si todos seguimos cautivos de la inercia, nada nuevo y bueno nacerá entre sus seguidores. Si no nos dejamos arrastrar por su creatividad, su movimiento quedará bloqueado.

Ven Espíritu Santo y defiéndenos del riesgo de olvidar a Jesús. Atrapados por nuestros miedos e incertidumbres, no somos capaces de escuchar su voz ni sentir su aliento. Despierta nuestra adhesión pues, si perdemos el contacto con él, seguirá creciendo en nosotros el nerviosismo y la inseguridad.

José Antonio Pagola

12 de junio de 2011
Pentecostés (A)
Juan 20,19-23

miércoles, 8 de junio de 2011

Crisis de conciencia

Juan Manuel de Prada

Desde Zagreb, Benedicto XVI pone el dedo en la llaga del mal que corroe Occidente, que en sus expresiones más aparatosas se reviste de crisis económica, política o social, pero que en su origen es crisis de conciencia. Para el pensamiento moderno, «conciencia» es sinónimo de autonomía absoluta de la voluntad individual; recluida en la dimensión subjetiva del individuo (donde el pensamiento moderno relega la religión y la moral), la conciencia queda aislada de la realidad objetiva y se convierte en un elemento extraño a la vida pública. Por el contrario, para Benedicto XVI, como para el Beato Newman, la conciencia es la voz divina que habla en nosotros, la capacidad humana para reconocer la verdad en ámbitos decisivos de la existencia; y esta capacidad impone al hombre el deber de encaminarse hacia la verdad, de buscarla y someterse a ella allí donde la encuentre. De este modo, la conciencia deja de ser un elemento extraño a la vida pública, para erigirse en una realidad objetiva que explica nuestro ser y nuestros actos, convirtiéndose en «lugar de escucha de la verdad y el bien, de la responsabilidad ante Dios y ante nuestros hermanos los hombres».

Suele afirmarse (con fatigosa propensión al lugar común) que detrás de la crisis económica, política y social que corroe Occidente subyace una «crisis de valores». Pero si la conciencia —como pretende el pensamiento moderno— es tan sólo un reenvío a mí mismo, a mi autonomía individual, es inevitable que haya tantos «valores» como individuos; por lo que más correcto sería afirmar que detrás de la crisis subyace una plétora de valores, producto de una conciencia degradada que ha renunciado a escuchar la verdad y el bien, para adherirse a aquello que subjetivamente le conviene o beneficia (a esto el pensamiento moderno, muy cínicamente, lo llama «libertad de conciencia»). Esta plétora de valores es, en realidad, lo que hace impotentes al esfuerzo vital a las sociedades occidentales, que tras renunciar a su capacidad para encaminarse hacia la verdad y someterse a ella, acaban abrazándose al error.

Esta crisis de la conciencia discurre paralela a un fenómeno descrito, hace ya más de siglo y medio, por Donoso Cortés, quien observara que «al principio de descenso en el termómetro religioso corresponde un principio de subida en el termómetro político». Toda la crisis de Occidente se resume en este paralelismo, que alcanza su expresión terminal cuando el termómetro religioso se sitúa por debajo de cero; es decir, cuando la conciencia queda aislada de la realidad objetiva, hostigada por el despotismo político, y se resigna a un ámbito de «autonomía subjetiva». Así, con la conciencia enclaustrada, los pueblos languidecen y se paralizan; y todos sus esfuerzos por salir del marasmo mediante soluciones «políticas» son tan estériles como arar en el mar. «Una sola cosa puede evitar la catástrofe —anunciaba el profético Donoso Cortés—; una y nada más: eso no se evita con dar más libertad, más garantías, nuevas constituciones; eso se evita procurando todos, hasta donde nuestras fuerzas alcancen, provocar una solución saludable, religiosa. Ahora bien, señores: ¿es posible esta reacción? Posible lo es; pero, ¿es probable? Señores, aquí hablo con la más profunda tristeza; no la creo probable. Y he visto, señores, y conocido a muchos individuos que salieron de la fe y han vuelto a ella; por desgracia, señores, no he visto jamás a ningún pueblo que haya vuelto a la fe después de haberla perdido». Yo tampoco, Donoso, yo tampoco.

La labor «mejor » pagada del mundo

Carmina García-Valdés

Hay muchas formas de recibir una recompensa, una gratificación por un trabajo realizado, pero no todas tienen el mismo valor. Algunos trabajos no están suficientemente remunerados, si hablamos en términos económicos, claro está. Pero hay una labor que no tiene precio, ni sueldo, ni remuneración material alguna, y es la del colaborador o voluntario en una entidad sin ánimo de lucro.

Ser voluntario significa dar parte de tu tiempo, de tus energías, de tu entusiasmo, por ayudar en una misión solidaria. Es el elemento más valioso para cualquier entidad, y el más necesario también. Sin voluntarios, ninguna fundación o asociación podría realmente llegar a cumplir sus objetivos de atención, asistencia, educación, formación, alimentación, etc. a una población determinada. Los voluntarios son los que, en la medida de sus posibilidades, su capacidad y su disponibilidad, conforman la verdadera trama humana necesaria para llegar a personas y lugares imposibles muchas veces.
En la Fundación REDMADRE contamos con esa valiosa aportación que es el voluntariado.

Nuestros voluntarios vienen de distintos ámbitos sociales, tienen distintas edades, desde los 18 hasta los 89 años, algunos están jubilados, otros estudian, otros trabajan. Pero todos tienen algo en común: quieren compartir su tiempo con nosotros para llegar a ayudar a muchas más embarazadas y madres en dificultades, ofreciéndoles de forma desinteresada su cariño, su atención, su ayuda.
Las tareas concretas de los voluntarios son todas igual de importantes, igual de necesarias, y van desde la atención directa a las embarazadas con dificultades, hasta el trabajo en la oficina atendiendo el teléfono, ordenando el almacén de enseres, o llevando en su coche a una embarazada al médico o recogiendo enseres donados para entregarlos a las madres que los necesitan, o acompañando durante el embarazo y hasta el parto a una mujer que nos ha pedido ayuda.
Aquí todos tienen algo que hacer, incluso desde el puesto de trabajo o el hogar.

Hay voluntarios que nos resuelven dudas legales, o nos confeccionan un logotipo, o nos buscan en Internet documentos sobre la maternidad y las leyes… Por supuesto, también son voluntarios muy valiosos los médicos que nos atienden, con todo el cariño del mundo, a una embarazada en apuros, haciéndole una ecografía de urgencia incluso en festivo o fuera de su horario laboral.

Es impagable toda esta ayuda, no hay dinero en el mundo capaz de compensar esta maravillosa labor que, por pequeña que parezca, supone colaborar en el nacimiento y crianza de un nuevo ser… y eso no tiene precio, o tiene el mayor precio del mundo.
Ellos, nuestros voluntarios, nos dicen que la mejor recompensa a su labor consiste en poder tomar en sus brazos al bebé recién nacido de una madre a la que han acompañado o ayudado; o simplemente ver sonreír a una mujer cuando, tras conversar con ella, ha visto claro que la mejor decisión para ella es seguir adelante con su embarazo.

La expresión, “recibo más que doy”, es lo que más escuchamos de nuestros magníficos voluntarios. Quizás ésta sea la labor “mejor” pagada del mundo, porque no se trata de dinero lo que reciben los voluntarios, sino más amor y más afecto del que podrían soñar. Desde estas líneas quiero, en nombre de toda REDMADRE en España, dar las gracias a los cientos de voluntarios que cada día nos ayudan a ayudar a las embarazadas y madres en dificultades. Sin ellos no sería posible haber llegado a atender a más de 9.600 mujeres que solicitaron nuestra ayuda en su embarazo y maternidad en estos primeros cuatro años de trabajo.

domingo, 29 de mayo de 2011

Significado y retos de la instrucción "Universæ Ecclesiæ"



La Pontificia Comisión Ecclesia Dei ha publicado el 13 de mayo de 2011 la instrucción Universæ Ecclesiæ, relativa a la aplicación del Motu Propio Summorum Pontificum en el que se reconocía y regulaba la libertad de los sacerdotes y de los fieles para celebrar la Liturgia anterior a la promulgación del nuevo Ordo Missae de 1969.
Las Instrucciones, por las cuales se aclaran las prescripciones de las leyes, y se desarrollan y determinan las formas en que ha de ejecutarse la ley, se dirigen a aquellos a quienes compete cuidar que se cumplan las leyes, y les obligan para la ejecución de las mismas” (Código de Derecho Canónico, c. 34). Ahí radica la trascendencia de este documento elaborado después de que los obispos del mundo entero comunicaron a Roma el balance de los tres años transcurridos desde la publicación del Motu Proprio antes citado.
Universæ Ecclesiæ tiene por fin “garantizar la correcta interpretación y la recta aplicación del Motu Proprio Summorum Pontificum” (nº 12) incluso frente a objeciones y dificultades que pudieran encontrar respaldo entre el episcopado. Esto lleva al documento romano a recordar ciertos puntos:
— Con ese Motu Propio, Benedicto XVI promulgó una ley universal para la Iglesia, con la intención de dar un nuevo cuadro normativo al uso de la liturgia romana vigente en 1962 (nº 2). El documento tenía como objetivo “ofrecer a todos los fieles la Liturgia Romana en el usus antiquior, considerada como un tesoro precioso que hay que conservar”.
— Se reafirma el principio tradicional, reconocido desde tiempo inmemorial, y que se ha de conservar en el porvenir, según el cual “cada Iglesia particular debe concordar con la Iglesia universal, no solo en cuanto a la doctrina de la fe y a los signos sacramentales, sino también respecto a los usos universalmente aceptados de la ininterrumpida tradición apostólica, que deben observarse no solo para evitar errores, sino también para transmitir la integridad de la fe, para que la ley de la oración de la Iglesia corresponda a su ley de fe” (nº 3).
Igualmente, la Instrucción concede a la Comisión Ecclesia Dei un poder reforzado y la facultad de resolver como superior jerárquico, sobre los recursos que se le presenten contra decisiones de los obispos que parezcan contrarias al Motu Propio (nº 10, §1).
No cabe duda que la Instrucción Universæ Ecclesiæ, constituye una etapa importante en el reconocimiento de los derechos de la Misa Tradicional. Sin embargo, una verdadera acogida de este documento no se producirá si no pasa por una sincera conversión y apertura a los criterios aquí señalados al tiempo que, necesariamente, queda abierto el debate sobre el fondo doctrinal.

sábado, 28 de mayo de 2011

España, tierra, cielo

La vida a veces se dibuja como una escalera, cada peldaño te eleva, o te baja. Así la vida del alma, o como se llamo a aquel libro que resumía los 24 años de Teresita de Lisieux,una vida, una historia del alma.

Estos días asistimos a episodios de la historia inmediata de España y en otro nivel, a episodios en medio del universo, que hablan de la historia de la humanidad.

Desde Dios todo lo que nos acontece es importante pues nos ama. "Amar lo que El mira", que gran reto, sin embargo, la mirada humana ve lo inmediato, que además le envuelve, alegra, inquieta, perturba o ilusiona. La situación social y política española es de vértigo.

Casi asistimos en otro nivel a aquello que el gran López Quintas ha enseñado a generaciones con el "vértigo y el éxtasis", el sabio sacerdote y filósofo hablaba de los niveles donde las personas pueden permanecer; habitar en lo mas bajo (esclavitud de la concupiscencia) donde el egoísmo reina, o el nivel superior, donde la razón prevalece orientada a lo bello y verdadero, y ahí no hay niveles, se produce la armonía, puerta que abre a la santidad.

Y en otro nivel, hemos asistido a un episodio lleno de humildad, verdad y belleza, hablo de ese coloquio entre el Papa y los astronautas del ´Endeavour´ días pasados.

Ver al Papa, ese niño grande y anciano sabio, preguntando a los astronautas "como se ve la tierra, si es tan bonito como dicen", o preguntarles por la aventura -de cada uno- para dar el salto... a otro nivel, el de la aventura humana, que camina hacia Dios, pero que es incapaz de verse a si misma como nos ven desde el espacio, y en un ultimo y supremo nivel, como nos contempla Dios.

Unos y otro coincidían en el absurdo de la violencia, si nos viéramos como ellos nos ven desde arriba y otros nos miran desde la Fe.

Claro que hay niveles, si me dieran a elegir no se con cual quedarme, si el de los astronautas, lleno de armonía y humildad, suspendida en el espacio, entre Dios y la tierra, o el nivel del Papa y de los santos, que como niño que vive plenamente el Reino de Dios, ya nos ve a todos como aquel que "ama lo que El mira", y mientras, sufre, ora, construye, confía, espera y ama.

La resurrección de Hungría

Ha habido mucha discusión sobre la Constitución de “la Pascua de la Resurrección” de Hungría. Ese es el apodo que le han dado, no solamente porque fue aprobada con una gran mayoría a su favor el pasado 25 de abril, lunes de la Pascua de Resurrección, sino porque podría representar una resurrección de los valores que muchos pensaron habían desaparecido casi por completo de las leyes en Europa.

Debemos que comprender la importancia de este documento, y la razón por la que hay tantos en Europa que se encuentran en un estado de pánico sobre su aprobación. Es un paso sorpresivo en una dirección muy buena, representando otro paso en lo que muchos creen que en un camino de regreso largo y desnivelado, hacia las raíces de Hungría y de Europa. Es claro, no obstante, que ello marca una desviación de la ideología secular liberal la cual, como una capa pesada y plomiza, parece estar oscureciendo y aplastando tanto en el mundo contemporáneo.

El preámbulo de la constitución comienza con la primera oración del himno nacional húngaro, que lee: “Oh Señor, bendice a esta nación húngara”, trayendo a la memoria las raíces cristianas de esta nación. Luego se continúa enfatizando este tema, señalando el rol único que tuvo San Esteban en el establecimiento de Hungría y el reconocimiento del rol que el cristianismo ha tenido en su preservación. También es interesante ver el modo en que concluye la constitución: “Nosotros, los Miembros del Parlamento electos el 25 de abril de 2010, conscientes de nuestra responsabilidad ante el Hombre y ante Dios, y haciendo uso de nuestra facultad para adoptar esta constitución, hemos determinado lo que será la primera ley fundamental y unificada de Hungría, según lo anteriormente declarado”. ¡Si sólo hubiese más legisladores contemporáneos que admitiesen que tienen una responsabilidad ante Dios!

Sin embargo, dentro de esta constitución, las innovaciones más importantes son las que se encuentran en el artículo 2, la cual establece que “se protegerá la vida del feto desde el momento de la concepción”. En este documento, en su siguiente artículo 3, nota 3, también se prohíben expresamente las prácticas eugenésicas, al igual que el uso del cuerpo humano o de sus partes para ganancia económica y para la clonación humana.

La consecuencia lógica del artículo 2 es que el aborto y otros crímenes contra la vida serán declarados, en un momento determinado, como ilegales y penalizados, luego que esta constitución entre en vigor a partir del 1 de enero de 2012. Y así como lo establece esta constitución, el gobierno le someterá al parlamento las medidas necesarias para la implementación de esta nueva ley fundamental.

Como si se intentase enfatizar la gravedad de su nuevo y redescubierto respeto por la vida humana en todas sus etapas, el gobierno ya está llevando a cabo una campaña de anuncios en contra del aborto que son muy efectivas. Es cierto que la campaña surge más por una necesidad de revertir el colapso demográfico de Hungría. Pero también es bueno ver que el buen juicio comienza a recuperar terreno en la Europa del Este.

La pregunta que muchos se hacen es si el gobierno tendrá el valor de llevarlo hasta su punto final y penalizar el crimen de aborto. Ya están siendo atacados salvajemente por los propulsores a favor del aborto en la Unión Europea y otros lugares. También están siendo presionados para revertir las medidas a favor de la vida o de mitigarlas por medio de otras tácticas.

Algunos cristianos demócratas, quienes son, en gran parte, los responsables por la inclusión de este artículo en la constitución, han declarado, tal como nos lo informó la afiliada de HLI, que ellos no están listos para seguir adelante con la penalización del aborto:

“Esta es la declaración teórica a la que estamos comprometidos; además, la misma encuentra su apoyo en la pasada decisión judicial de la Corte Constitucional. A la misma vez, estamos conscientes del hecho de que no podemos imponer una ley como ésa en la sociedad, dado que no sería aceptada por una gran mayoría de la misma. Por lo tanto, nuestro empeño ahora es el de persuadir a más y más personas que la vida humana debe ser protegida desde el momento de la concepción. Nuestro punto principal es que esta declaración teórica debe quedar claramente incluida en la constitución, y que el acto en sí puede convertirse en realidad, una vez que cambie la opinión de la mayoría en la sociedad en cuanto a este tema.

Los intentos de reavivar las leyes a favor de la vida en Hungría han estado dándose desde hace algún tiempo. La Corte Constitucional de Hungría declaró en 2000, luego que distintos grupos defensores de la vida, incluyendo a la HLI, retaron la validez de la ley de aborto, de que ciertamente era inconstitucionalmente amplia, y de que el procedimiento debería ser más restringido. Pasada esa decisión judicial, el parlamento enmendó algunos de sus aspectos superficiales, pero dichas enmiendas eran, en gran medida, ineficaces. No hay duda que la Constitución de la Pascua de Resurrección será objeto de una demanda judicial ante el Tribunal Europeo de Derecho Humanos, tal como ha sucedido con la ley en contra del aborto de Polonia.

Y en un intento por evitar la confusión desastrosa sobre la naturaleza del matrimonio que ha sobrecogido al occidente, la nueva constitución define la familia como una que “se entiende que consiste de la unión conyugal entre un hombre y una mujer basada en su consentimiento independiente; Hungría también protegerá la institución de la familia, a la que reconoce como la base para la sobrevivencia de la nación”.

En la discusión en el documento sobre los derechos humanos, no se hace mención sobre la orientación sexual. Por lo tanto, no están presentes los argumentos constitucionales con los que se concedería un tratamiento especial a los homosexuales, ni el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo.

Esta constitución también anima que haya generosidad con la vida. En primer lugar, hay una medida refrescante que les permitiría a los padres de familia poder votar a nombre de sus hijos menores de edad. El derecho de un menor de edad de poder votar, contados a partir de cada padre o madre, será ejercido por la madre o por su representante legal. En segundo lugar, la constitución establece que las contribuciones sobre impuestos de los padres de familia quedarán determinadas, en parte, por sus gastos en la crianza de los hijos, dándoles una exención contributiva a los padres de familia con niños pequeños, quienes lo necesitan grandemente.

Existen también otras medidas importantes en la nueva constitución. Hay una medida que establece la separación entre Iglesia y Estado, pero no se trata de una separación absoluta. En su lugar, se lee lo siguiente: “Para el logro de las metas de la comunidad, el Estado cooperará con las iglesias”.

Hay otras medidas que prometen una mayor libertad económica, tal como la medida que la economía de Hungría estará basada en el trabajo que genera valor, y en la libertad de comercio. En momentos en que tantos países están produciendo enormes déficits presupuestarios, debemos de elogiar el compromiso de Hungría para mantener una administración de su presupuesto de modo balanceado, transparente y sostenible.

El director de la afiliada de la HLI en Hungría, el doctor Imre Téglásy, tuvo un rol importante en la aprobación de esta constitución, a través de sus contactos políticos y sus esfuerzos inagotables para moldear la opinión pública y la búsqueda de apoyo. Siendo el padre de diez hijos, ya él está dando ejemplo de los valores que él promueve. Y la fortaleza es una característica de la familia Téglásy: el padre del doctor Téglásy fue parte de la iniciativa para la resistencia en contra de los rusos y los comunistas en su región durante el levantamiento en Hungría en 1956. Casi muere, y luego tuvo que pagar un precio alto de manos de las autoridades públicas, por haber defendido la libertad y los derechos humanos. Esta es la batalla que su hijo, nuestro colaborador, continúa realizando hoy día en su defensa de la vida y la familia.

Nada de lo aquí dicho significa que la Constitución de la Pascua de la Resurrección es perfecta. Por ejemplo, la misma se beneficiaría con una mayor precisión dada en algunas de sus secciones. Y un análisis concienzudo muestra que todavía abundan algunos artículos que son parte de una ideología liberal. No obstante, las limitaciones con que adolece el documento, no le resta del magno hecho que su constitución constituye un paso importante y valiente en dirección correcta. Lo que es crucial es el compromiso del gobierno en implementar una efectiva protección de la vida y la familia, y de continuar movilizándose hacia la reconstrucción de una sociedad cuya inspiración proviene de lo mejor de sus tradiciones cristianas.

Pidamos que la nueva Constitución de la Pascua de la Resurrección de Hungría verdaderamente represente la resurrección de este magnífico país que tanto ha sufrido durante su historia

-Monseñor Ignacio Barreiro Carámbula,Presidente de la Human Life International.

jueves, 26 de mayo de 2011

Al rescate de los colegios católicos

El Papa Benedicto XVI, consciente de los nuevos desafíos en el campo de la educación occidental, ha señalado la importancia de tomar “cartas” en el asunto. Así lo hizo saber, en un discurso dirigido a los obispos italianos, correspondiente al 27 de mayo del año 2010. En su mensaje, señaló las claves de la emergencia educativa, abogando por una nueva pedagogía, capaz de humanizar y formar a los alumnos y a las alumnas, a partir de una perspectiva, que realmente les ayude a ser críticos con la realidad que les está tocando vivir. La Iglesia, como parte de la sociedad, tiene mucho que hacer al respecto, empezando por aquellos colegios que se consideran de inspiración cristiana.


1. Equilibrio entre la fe y las cuestiones académicas:


Un colegio católico descansa sobre dos pilares fundamentales que, a su vez, se complementan entre sí: fe y razón. El problema surge cuando se rompe el equilibrio, dándole más importancia a un aspecto que al otro. Las materias religiosas no pueden ser los únicos puntos importantes del temario, ni tampoco se puede caer en una perspectiva cientificista de las asignaturas. El éxito o fracaso de los consejos directivos, dependerá de la capacidad que tengan para conciliar ambos pilares, buscando la educación integral de los alumnos y de las alumnas, sin olvidarse del arte y del deporte.


2. Calidad e inversión:


Los colegios católicos, no pueden quedarse al margen de la competencia educativa, sino que deben intervenir con creatividad y transparencia, valiéndose de los nuevos recursos publicitarios, pues la educación cristiana, no es un tesoro que deba esconderse. Ya no estamos en el siglo pasado, pues ahora en cualquier pueblo o ciudad, además de los colegios católicos, existen muchas otras opciones. Lo anterior, no es una crítica, pues es bueno que haya distintos espacios educativos, lo que si es que representa un nuevo desafío, pues los colegios de inspiración cristiana, deben preocuparse más por la calidad y la inversión de sus instalaciones y equipos.

3. Cerrar o replegarse no es una opción:

No obstante, la falta de vocaciones en las congregaciones que se dedican a la educación, cerrar o replegarse no debe ser la primera opción, pues existe la posibilidad de contar con un buen equipo de laicos que, a su vez, puedan aportar nuevas ideas en el campo de la pastoral educativa. Ciertamente, la misión de los colegios católicos, implica un sentido de responsabilidad muy fuerte, sin embargo, vale la pena asumirlo, por la serie de aportaciones que brindan a la sociedad del siglo XXI.


Religiosos y laicos, tienen que unirse, para dar un nuevo impulso a los colegios católicos, especialmente, a los que se encuentran al borde de cerrar sus puertas, por falta de iniciativas pastorales y académicas. No sólo hay que hablar de la emergencia educativa, sino sentar las bases de una respuesta coordinada y eficaz. Nunca hay que olvidar que educar es amar, siguiendo el ejemplo de Cristo quien siempre estuvo al pendiente de la formación de sus discípulos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Juan Pablo II: entre la soledad y las masas




Originalmente publicado en el diario mexicano Excelsior (enlace original).

«A medida que se acerca el final de mi vida terrena, vuelvo con la memoria a los inicios, a mis padres, a mi hermano y a mi hermana (a la que no conocí, pues murió antes de mi nacimiento), a la parroquia de Wadowice, donde fui bautizado, a esa ciudad tan amada, a mis coetáneos, compañeras y compañeros de la escuela, del bachillerato, de la universidad, hasta los tiempos de la ocupación, cuando trabajé como obrero, y después a la parroquia de Niegowic, a la de San Florián en Cracovia, a la pastoral de los universitarios, al ambiente..., a todos los ambientes..., a Cracovia y a Roma..., a las personas que el Señor me ha encomendado de manera especial».

Son palabras de Juan Pablo II plasmadas en el año 2000 como retoque a su testamento manuscrito de 1979 y que reflejan una de las dimensiones a veces olvidadas de su personalidad: su vida privada.

La austeridad del féretro del primer Papa polaco de la historia impresionó a más de uno el día de la misa de cuerpo presente en la plaza de san Pedro. Hasta cierto punto, aquel ataúd representó elocuentemente lo que había sido la vida entera de Karol Wojtyla: Emilia Kaczorowska, su madre, pereció cuando Karol tenía 9 años. Su primera hermana falleció antes de que él mismo naciera y Edmund, su hermano, murió en 1932. Nueve años después moriría su padre.

A pesar de la orfandad, Karol renunció a formar una familia y entró al seminario. A la decisión le acompañó el duro momento histórico de un régimen impositivo y totalitario que prohibía la fe en su natal Polonia. Joven seminarista, fue adelante con una convicción que jamás perdió de vista: su vocación era un don y un misterio.

Consciente de lo que implicaba su «sí» al plan de Dios, se dejó guiar. Tras unos años de feliz y fecundo sacerdocio fue elegido obispo de Cracovia. Dos docenas de años después, a partir de 1978, tendría que cambiar de residencia… y de nombre, y de idioma, y dejar sus amistades en tierras lejanas, y hacer otras muchas renuncias.

Su rostro, palabra y actividades llegaron entonces a los rincones más remotos del planeta. «Lleva una sonrisa tatuada en la cara», diría algún periodista que le acompañó en sus múltiples viajes pastorales. Y aquella sonrisa pura y transformante fue la que conocimos, admiramos y quisimos.

Razones para estar triste, preocupado o molesto no le faltaban. Pero todos esos pesares, empezando por el de la propia enfermedad, no opacaron su bondad y dulzura. A la soledad de los momentos de dolor se sobrepusieron los de donación generosa hecha vida, acción y consejo.

Alguna vez dijo que el mundo necesitaba testigos más que maestros. Y él fue el primero en encarnar aquel dicho. Fue testigo del amor y del perdón. La imagen del Papa moribundo tras la bala que le traspasó el cuerpo quedó opacada por la del Papa perdonando y acogiendo a su sicario; la imagen del Papa anciano abrazando la cruz de su capilla privada el Viernes Santo de 2005 fue el modo más elocuente de mostrar la radicalidad de la fe, del amor a Dios que comenzó cuando niño y de la compañía que nunca falla: la de Cristo.

Todas esas renuncias y momentos de dolor en soledad humana quedaron compensados con el cariño espontáneo de la gente que se congregó en san Pedro para acompañar al amigo, padre y maestro ese 2 de abril de 2005. El ataúd austero tuvo el adorno de la cercanía, el afecto y el respeto de todas esas personas que, como dice el testamento, le «habían sido encomendadas de modo especial». Y desde entonces su sobria tumba ha estado siempre acompañada como lo estará el 1 de mayo en que será declarado beato.

La Cruz en el esplendor pascual




En el calendario del rito hispano-mozárabe, hoy se celebra la Invención (Hallazgo) de la Santa Cruz. Llena de alegría pascual, la liturgia miraba a la Cruz ya iluminada por el fulgor de la resurrección.

La expresión popular lo tradujo en las fiestas de las Cruces de mayo, elaboradas con flores.

Miremos la Cruz gloriosa del Salvador.

"Brillan rayos de luz sagrada, se encienden luces puras del puro Espíritu, se abren tesoros celestes de gloria y de divinidad. La noche densa y oscura quedó absorbida, su negra oscuridad quedó anulada, la sombría muerte se desvaneció entre sombras. La vida se extendió en todo el universo; todo quedó lleno de una luz inconmensurable; la salida del sol del Oriente transfigura el mundo llenándole de luz. El gran Cristo, engendrado antes que el lucero del alba y antes que los astros, el Inmortal y el Rico, se manifiesta al universo brillante más que el sol. ¡Por eso, para los que hemos creído, amanece un día largo, eterno y eternamente resplandeciente!

¡Pascua!, el Misterio celebrado en figura por la Ley, pero cumplido realmente en Cristo.

¡Pascua!, el prodigio, el asombro, obra de la fuerza y del poder milagrosos de Dios, verdaderamente fiesta y memorial sempiterno.

¡De la pasión, impasibilidad;
de la muerte, inmortalidad;
del cadáver, vida;
de la enfermedad, salud;
de la caída, resurrección;
del hundimiento, elevación!

Así realiza Dios las cosas grandes; de lo imposible hace cosas maravillosas, para que se sepa que sólo Él puede hacer lo que quiere...

¡Que los cielos de los cielos celebren la fiesta, pues el divino Espíritu invita a que anuncien la gloria del Señor quienes fueron los primeros en recibir las lamentaciones de los Padres al óbito del divino Resucitado!



¡Que la celebren también los ángeles y los arcángeles de los cielos y todo el ejército celestial, al ver que el jefe supremo del ejército celeste viene corporalmente al mundo!


¡Que la celebren también los coros de estrellas anunciando al que sale antes del lucero matutino!

¡Celébrela también el aire que se extiende en profundidades y extensiones infinitas!

¡Celébrela el agua salada del mar, honrada con las huellas y pisadas del Señor!

¡También la tierra debe celebrar esta fiesta por haber sido lavada en sangre divina!

¡Que la celebren también todas las almas de los hombres, reanimadas y reengendradas por la resurrección!..."

(Sermón pascual del Pseudo-Hipólito
en Odo Casel, El Misterio de la Cruz, pp. 208s).