Niveles del yo según Kant:
1º) En primer lugar, el yo aparece como un yo empírico (el yo del sentido interno, afectado por el tiempo, y, por tanto, huidizo y múltiple como un flujo de sensaciones): es el yo de la Estética transcendental, semejante en todo a la noción de mente de Hume.
2º) En un segundo momento, el yo aparece como un yo lógico o transcendental (un yo que debe acompañar y unificar todas mis representaciones), un yo que es mera forma lógica, vacía, por tanto, de todo contenido; una conciencia en general o la unidad de todo pensamiento: es el yo de la Analítica transcendental.
3º) Más tarde, aparece la pretensión de un yo metafísico, que no es otra cosa que una ilusión de yo, el alma, como simple idea de la razón pura: es el yo de Dialéctica transcendental y de los paralogismos de la razón pura.
4º) finalmente, aparece un yo moral, un sujeto cuya existencia es postulada por la fe, en sentido kantiano): es el yo de la razón práctica. A este yo de la razón práctica, a este sujeto moral, resultante de la transformación operada por vía de postulado práctico a partir de la idea de alma de la razón pura, es a lo que Kant llama en rigor persona.
Resumen:
La cuestión, pues, es clara: la disgregación del sujeto es debida a la carencia de un fundamento ontológico, único principio que, frente a la existencia fragmentaria e inconexa de los actos de pensamiento que sigue a una teoría de la conciencia sin fundamento sustancial, podría devolverles la unidad real, reintegrándolos en su propia unidad. Como se ha dicho antes, el yo es la acción refleja de conocimiento de un sujeto, ontológicamente constituido, de índole espiritual. Ahora bien, en Kant no existe, como se ha dicho al inicio, una teoría del ser, porque su filosofía, que carece de metafísica, es una teoría de la experiencia (o teoría de las acciones de conocimiento).
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