sábado, 28 de octubre de 2023

Reflexión del Evangelio dominical: Sin medias tintas en el Amor.

 


XXX Domingo del tiempo ordinario.

Sin medias tintas en el Amor:


Un experto en la ley, un entendido, un sabelotodo, como decimos nosotros, se acerca a Jesús y le pregunta qué ley es la más importante, o qué mandamiento es el principal de la ley. a lo que Jesús le responde con gran sinceridad. "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser". Palabras, que necesitan ser leídas, comprendidas, y pronunciadas con hechos, hoy y siempre.

"Amarás al Señor". Todos sabemos lo que significa amar, o al menos alguna vez hemos experimentado lo que es; en ocasiones ha sido un amor intenso, otras ocasiones un amor pasajero. De los labios de Jesús escuchamos esta invitación muy profunda. Amar al Señor implica no amar parcialmente o por temporadas. Amar al Señor implica la escucha del amado, estar atento a su necesidad. amar es, en definitiva, estar con el amado y compartir todo con Él.

"Con toda tu alma". En una ocasión dijo Jesús que no tenemos que temer a quién puede matar el cuerpo, sino que tengamos cuidado a quién puede matar el alma. El sabía que, si nuestra alma se pierde, no es fácil recuperarla. Por ello nos invita a que amemos también con el alma, desde lo más profundo de sí mismos. En la misma medida que le amamos con el alma, sus pensamientos llegan a ser nuestros pensamientos, sus sentimientos llegan a ser nuestros sentimientos y sus decisiones llegan a ser nuestras decisiones.

"Con todo tu ser". Con esta expresión, se quiere resaltar la unidad en todo el ser humano. Amar con todo el ser es amar sin condiciones, amar oblativamente. Amar sin esperar nada a cambio.

Pero Jesús no se queda solo con un primer mandamiento. Nos señala un segundo, y que posee la misma importancia que el primero. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Creo que éste sí es más difícil de llevar a cabo. Amar como yo me amo. Este mandamiento nos exige un amor incondicional, un amor que provoca el vacío de mí, es decir: de lo que yo quiero y deseo para mí, para darle al otro. Y, como diría Santa Teresa de Calcuta, hay que amar hasta que duela, y en eso consiste el amor. Solo si duele sabemos que es verdadero. 


Ronald Rivera

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