miércoles, 4 de mayo de 2011

La Cruz en el esplendor pascual




En el calendario del rito hispano-mozárabe, hoy se celebra la Invención (Hallazgo) de la Santa Cruz. Llena de alegría pascual, la liturgia miraba a la Cruz ya iluminada por el fulgor de la resurrección.

La expresión popular lo tradujo en las fiestas de las Cruces de mayo, elaboradas con flores.

Miremos la Cruz gloriosa del Salvador.

"Brillan rayos de luz sagrada, se encienden luces puras del puro Espíritu, se abren tesoros celestes de gloria y de divinidad. La noche densa y oscura quedó absorbida, su negra oscuridad quedó anulada, la sombría muerte se desvaneció entre sombras. La vida se extendió en todo el universo; todo quedó lleno de una luz inconmensurable; la salida del sol del Oriente transfigura el mundo llenándole de luz. El gran Cristo, engendrado antes que el lucero del alba y antes que los astros, el Inmortal y el Rico, se manifiesta al universo brillante más que el sol. ¡Por eso, para los que hemos creído, amanece un día largo, eterno y eternamente resplandeciente!

¡Pascua!, el Misterio celebrado en figura por la Ley, pero cumplido realmente en Cristo.

¡Pascua!, el prodigio, el asombro, obra de la fuerza y del poder milagrosos de Dios, verdaderamente fiesta y memorial sempiterno.

¡De la pasión, impasibilidad;
de la muerte, inmortalidad;
del cadáver, vida;
de la enfermedad, salud;
de la caída, resurrección;
del hundimiento, elevación!

Así realiza Dios las cosas grandes; de lo imposible hace cosas maravillosas, para que se sepa que sólo Él puede hacer lo que quiere...

¡Que los cielos de los cielos celebren la fiesta, pues el divino Espíritu invita a que anuncien la gloria del Señor quienes fueron los primeros en recibir las lamentaciones de los Padres al óbito del divino Resucitado!



¡Que la celebren también los ángeles y los arcángeles de los cielos y todo el ejército celestial, al ver que el jefe supremo del ejército celeste viene corporalmente al mundo!


¡Que la celebren también los coros de estrellas anunciando al que sale antes del lucero matutino!

¡Celébrela también el aire que se extiende en profundidades y extensiones infinitas!

¡Celébrela el agua salada del mar, honrada con las huellas y pisadas del Señor!

¡También la tierra debe celebrar esta fiesta por haber sido lavada en sangre divina!

¡Que la celebren también todas las almas de los hombres, reanimadas y reengendradas por la resurrección!..."

(Sermón pascual del Pseudo-Hipólito
en Odo Casel, El Misterio de la Cruz, pp. 208s).

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