lunes, 16 de mayo de 2022

Sinodalidad y el Método Teológico (II Parte)




 ¿Qué se propone este método teológico sinodal?


El diseño de este método teológico sinodal propone un programa pastoral que fomente la fraternidad propia del Pueblo de Dios, de una forma consciente y libre en todos sus fieles, a través de la lectura y oración de la Palabra de Dios.


Este objetivo se logrará a través de dos acciones metodológicas:


- Analizar las fases del Sínodo de la Sinodalidad y sus líneas de acción para construir camino al ritmo que la Iglesia, como Pueblo de Dios,  propone.


- Mejorar la fluidez del pensamiento crítico y de nuestra dimensión eclesial, según nuestra vocación dentro de la Iglesia,  a través de la lectura meditada y orante de la Palabra de Dios, respetando el proceso pedagógico que la Iglesia como Madre y Maestra ha dispuesto.


El valor de la Sinodalidad


El presente método teológico sinodal se expresa en líneas pastorales como idioma heredado del concilio Vaticano II. Este método resalta el proceso sinodal del Pueblo de Dios como un valor real y no sintáctico. La Sinodalidad es uno de los cinco valores que se desprenden de los valores morales de las relaciones sociales. Siendo estos:


Valor de la empatía: La empatía es el valor que nos da apertura en nuestra consciencia moral para

comprender los sentimientos y emociones que siente otra persona, de forma objetiva y racional. 


Valor de Igualdad de oportunidades: La igualdad de oportunidades es un valor basado en la idea de que una sociedad es justa mientras todas las personas que la conforman puedan acceder a los mismo niveles de bienestar social y sus derechos no son inferiores a los de otros grupos. Para ello, la eclesiología más allá de lo academicista, debe establecer normativas canónicas que prohíban la discriminación por motivos de raza, sexo, etnia, edad, opinión o identidad sexual.


Valor de respeto al medio ambiente: El respeto al medio ambiente se refiere a la valoración de todos los seres vivos y a todo el sistema que sustenta la posibilidad de la vida en nuestro planeta, incluyendo los minerales. Así mismo se refiere también al mantenimiento del planeta como casa común a la que debemos cuidar para resguardar la vida de todos los seres vivos. Recordamos el mensaje evangélico del Papa Francisco en su encíclica Laudato Si.


Valor del cuidado de la salud espiritual y física: El valor del cuidado de la salud es un principio ético y una competencia humana fundamental para la supervivencia humana y de las sociedades. El ser humano está proyectado fuera de sí al mundo desde el momento en que nace. Esa proyección es un lanzarse hacia adelante, en una dinámica evolutiva, que le va brindando herramientas para poder ser independiente. Es un proceso que no tiene fin hasta la hora de su muerte. Es por ello, que, mientras estamos vivos es un valor sumamente importante el de cuidar de nuestra salud, no sólo física sino también espiritual,  para disminuir las amenazas a nuestro cuerpo sano, mente sana y alma santa. Esto se logra ejercitando los hábitos adecuados e ir comprometiéndonos en una formación sanitaria que vea la espiritualidad y la vida de la gracia santificante como un hecho integral y no dicotómico. La salud biológica y la santidad son un único aspecto antropológico y que debe vivirse no sólo de forma personal sino también colectiva.


Valor de la Sinodalidad: Es el valor central de nuestra propuesta. El valor de la Sinodalidad es aquel que nos ayuda a discernir entre argumentos falsos y verdaderos dentro de nuestra vida de fe. La Sinodalidad nos invita a ver al otro como mi hermana o mi hermano, y a vivir en libertad el amor infinito de Dios para con su creación. La Sinodalidad es ver la autoridad y el poder como una oportunidad de servir y amar más a quién lo necesita. El valor de la Sinodalidad nos compromete a no caminar solos, y a separar en el andar las ideas entre una fe mediocre y una fe evangélica.  A distinguir la información de los voceros eclesiásticos, aquello lo que realmente es valioso para mi vida de fe, a desmontar prejuicios, a hallar conclusiones bien fundamentadas, a generar alternativas, a mejorar la comunicación y, en definitiva, a ser dueños de nuestro actuar evangélico y de nuestro actuar en plena consciencia.  En el Pueblo de Dios, la Sinodalidad tiene un papel de vital importancia, motivado a que es la capacidad expresada por el bautizado para distinguir y estudiar de forma experiencial la Buena Nueva de Jesús. Sólo en Sinodalidad el Pueblo de Dios puede visualizar la verdad íntima del Evangelio y alcanzar una conclusión objetiva de su propia Fe.


La Sinodalidad es un proceso que también implica una sana consciencia moral, ante la abundancia de contenido ético superficial, en el mundo de hoy, que es todo menos ético. La Sinodalidad no debe tener temor a la base cartesiana del pensamiento moderno. Aunque las personas en la actualidad dudan de todos los axiomas absolutos que continuamente interactúan en el entorno social, la realidad necesita de la teleología de lo humano que sólo la Buena Nueva de Jesucristo puede ofrecer. Al contrario, podemos usar la duda moderna como herramienta filosófica, casi socrática, para no repetir falsos presupuestos que siempre terminan creando confusión en el seno de lo eclesial. Al dudar le damos significado a aquello en que creemos. Pues lo verdad del Evangelio se transforma en los hechos más importantes para nosotros mismos. La Sinodalidad es un proceso motivador y de voluntad.


El valor de la Sinodalidad se desarrolla a través de las siguientes destrezas: La de interpretación evangélica a la luz del Espíritu Santo, que fomenta la aptitud para identificar los actos apreciados por Dios de aquellos nos alejan de él; el análisis de la Revelación custodiada por la Iglesia, que facilita la mejor capacidad de comprender los elementos importantes de nuestra fe; la evaluación  de nuestro propio papel de bautizado, que conlleva discernir mis acciones de servicio amoroso para con el otro y disponer de argumentos para indicar donde se encuentra la verdad; la inferencia que supone la identificación de los aspectos informativos por las voces autorizadas de la Iglesia, para analizar y sacar conclusiones propias; La explicación cuyo proceso sistemático y riguroso de cada bautizado se muestra en la verificación y coherencia de las conclusiones propias.  Ya por último la auto-regulación que implica evaluación de las acciones propias de cara al Jesús del Evangelio, así como la toma de conciencia para hacer las correcciones oportunas.


Importancia de la Sinodalidad en la Eclesiología de hoy


El presente siglo ha traído consigo grandes retos y oportunidades para todo aquel que desee repensar la eclesiología y la transmisión de la fe, a través de la evangelización. Estamos en un mundo donde se valora positivamente la velocidad, lo cambiante y novedoso, eso sitúa a la Iglesia en un ambiente altamente competitivo, donde la razón sin fe se impone con sus propias definiciones morales. La Iglesia actual se somete a un mundo mediático que está más interesado en señalar sus abusos y crímenes (por ejemplo los de índole sexual o financieros) que sus grandes obras espirituales y caritativas. La eclesiología de este siglo ya no tiene capacidad discursiva y recurrir a sus reflexiones dogmáticas es un acto académico pero no creíble. Su tarea pasa por la tensión de tener que atender las diversas demandas del pensamiento millennial. Es por ello que la eclesiología debe entrar en la dinámica de una constante renovación, como invita el actual pontificado del Papa Francisco. La Sinodalidad es un actualizar la razón de ser de la Iglesia.


Esta dinámica sinodal implica el desarrollo de una Iglesia menos autorreferencial y de una evangelización abierta a la escucha y al pensamiento discursivo. Sin el desarrollo de estas habilidades sinodales, la eclesiología entraría en una enfermedad del pensamiento libre y de su propia fe. La Iglesia tiene la oportunidad de vivir esta etapa sinodal para salir de su estructura monocromática que terminaría sacrificando el sano entusiasmo de las diversas comunidades cristianas en todo el mundo, cada vez más diversas y críticas


La Iglesia que vive el Sínodo de la Sinodalidad ha formulado en sus múltiples diócesis diversas preguntas, ¿Están los bautizados bien preparados para responder a los retos del futuro? ¿Son capaces los bautizados de analizar, razonar y comunicar con eficacia su fe y sus ideas? ¿Pueden los  pastores ordenados razonar, analizar y comunicar el Evangelio de Jesucristo eficazmente? ¿Han encontrado los bautizados los intereses en los que persistirán a lo largo de sus vidas, como miembros indispensables del Cuerpo Místico de Cristo?, ¿La mujer tendrá voz y voto dentro de la Iglesia como Sínodo permanente de la fe confiada? Son estas preguntas que nos ofrece la Iglesia que vive el Sínodo de la Sinodalidad  las que colocan la eclesiología como Pueblo de Dios y la lectura orante de la Palabra de Dios, como acciones prioritarias para el desarrollo sano e integral de todas las personas que hacen vida dentro de las comunidades cristianas. En el ámbito teológico, haciendo mención especial al ámbito de la teología pastoral, la importancia de un pensamiento con juicios propios de parte de los bautizados, es esencial para hacer frente a interpretaciones unidireccionales y a posibles abusos de poder dentro de la comunidad. Al hablar de pensamiento crítico en la vida eclesial se debe vincular con la importancia e impacto de la lectura orante de la Palabra de Dios como una habilidad indispensable en la actualidad de la vida de la Iglesia como Pueblo de Dios, para la formación espiritual y ministerial de los fieles y así, satisfacer las exigencias

de las demandas de mujeres y hombres que no son visibles a las líneas pastorales tradicionales, como por ejemplo: Los matrimonios mixtos, los divorciados vueltos a casar, las lesbianas y homosexuales, los transgéneros, las familias monoparentales, las trabajadoras/es sexuales... No sólo las demandas de personas no visibles, sino situaciones no confrontadas como son la masturbación,  las relaciones sexuales prematrimoniales y el uso de métodos anticonceptivos en parejas cristianas.

@RonaldMRiveraA

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