martes, 12 de agosto de 2025

¿Conoces el Archivo General de Indias?



El Archivo General de Indias de Sevilla (España) se creó en 1785 por deseo del rey Carlos III, con el objetivo de centralizar en un único lugar la documentación referente a la administración de los territorios ultramarinos españoles hasta entonces dispersa en diversos archivos, ubicados en Simancas, Cádiz y Sevilla.


El archivo conserva unos 43 000 legajos, con unas 800 millones de páginas y 8 000 mapas y dibujos que proceden, fundamentalmente, de los organismos encargados de la administración de los territorios de ultramar. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, junto a la Catedral y el Real Alcázar.


Sedes

Lonja de Mercaderes

En Sevilla existían los comerciantes de tienda abierta o de reventa y los comerciantes en grueso o al por mayor. Tras el descubrimiento de América en 1492 y la instalación en la ciudad de la Casa de la Contratación de Indias en 1503 surgió un tercer tipo de hombres de negocios, los cargadores a Indias, que eran comerciantes al por mayor que participaban regularmente en el mercado con ultramar.


Se creó una "universidad de mercaderes" para el apoyo mutuo de los mercaderes que trataban con el Nuevo Mundo.​ Los cargadores a Indias consiguieron, por Real Provisión del 23 de agosto de 1543, constituir un tribunal de comercio con el nombramiento anual de un prior y dos cónsules. Las ordenanzas del Consulado de Cargadores a Indias fueron aprobadas por Real Provisión del 14 de agosto de 1556.


El lugar utilizado por los comerciantes para llevar a cabo sus tratos eran las gradas de la catedral. En ocasiones los tratos o las campañas electorales de priores y cónsules celebradas a principios de cada año tenían lugar en interior de la propia catedral. El arzobispo, Cristóbal Rojas Sandoval, escribió quejándose de esto a Felipe II el 24 de abril de 1572. La carta tuvo el apoyo de Juan de Ovando y Godoy, presidente del Consejo de Indias, que había sido provisor de la diócesis de Sevilla.


Felipe II escribió el 24 de mayo de 1572 una carta en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial dirigida al arzobispo de Sevilla, justificando la situación por la ausencia de un local. Ese mismo día escribió a la universidad de mercaderes comunicándoles su intención de construir una lonja. Finalmente, mandó una carta al alcalde de la cuadra de Sevilla, el licenciado Lara Buiza, sobre la posibilidad de construirlo en el entorno de la Casa de la Moneda y las Herrerías.


El 27 de agosto de 1572 Felipe II dio a conocer a estos mercaderes la ubicación definitiva de la lonja y les dejaba que colaborasen en su diseño. Una vez realizado el proyecto, el alcalde de Sevilla debía enviarlo a la Corte.


El 30 de octubre de 1572 la universidad de mercaderes y la Corona firmaron un escrito de capitulación sobre esto. La Corona se comprometía a ceder terrenos del Alcázar donde se encontraban las Herrerías, parte de la Casa de la Moneda y algunas casas aledañas para crear un edificio de planta cuadrada. También se establecía que los mercaderes nombrarían al personal para la obra que se financiaría por el "derecho de Lonja", confirmado por el rey en Lisboa el 11 de julio de 1582, con el cual se establecía un impuesto a los productos que entraban y salían de la ciudad.​


Entre 1572 y 1583 Juan de Herrera realizó un par de planos para la lonja, usándose finalmente el segundo.​ La ciudad propuso un proyecto de Asensio de Maeda, realizado en 1579, pero por decisión personal de Felipe II se escogió el de Herrera.


En noviembre de 1582 se estudió lo que se debía derribar y las obras comenzaron entre marzo y abril de 1583. El primer encargado de las obras, hasta finales de 1583, fue Juan de Ochoa. Su labor consistió en demoler inmuebles para empezar la construcción.


Juan de Minjares, que había colaborado con Juan de Herrera de 1576 y que conocía el estilo clásico, fue maestro mayor de la construcción desde finales de 1583 a 1599.​


Juan de Minjares trabajó mientras en otros proyectos, por lo que fue fundamental en la construcción de la lonja la colaboración de los aparejadores que fueron, sucesivamente, Juan Bautista de Zumárraga, Juan de la Maestra y Alonso de Vandelvira.


En el dintel de la puerta central que hay en la fachada que da la catedral está inscrito el 14 de agosto de 1598 como comienzo del uso del edificio. La realidad es que ese año solo se concluyó ese lado de la fachada.


Alonso de Vandelvira fue aparejador en las obras de la lonja desde 1589 y, en febrero de 1600, fue nombrado su maestro mayor. Entre 1601 y 1609 las obras se ralentizaron por problemas económicos,​ aunque en 1604 se logró terminar otro lado del edificio, que daba a la plaza del Alcázar.​


Tras un parón, las obras se reemprendieron en 1609, pero Vandelvira había adquirido otros compromisos. Fue sustituido por Miguel de Zumárraga. Este realizó modificaciones en el diseño, cambiando las techumbres de madera por bóvedas vaídas. El proyecto original contemplaba una puerta central en cada una de las cuatro fachadas, pero en 1611 el Consulado le pidió al maestro mayor que realizase dos puertas más a ambos lados de cada puerta principal.


Miguel de Zumárraga fue el que se encargó de la construcción de un crucero, conocido como Cruz del Juramento, rodeado por una reja de construida por Juan de Cerbigón. Se situó al norte del edificio y representa el cierre de tratos de palabra de los comerciantes.


Miguel de Zumárraga murió en 1630. Los siguientes maestros mayores fueron, sucesivamente, Marcos Soto, Juan Bernal de Velasco y, desde 1638, Pedro Sánchez Falconete.


Mientras se construía la Lonja, los mercaderes se reunían para sus juntas en una sala de la Casa de la Contratación y realizaban sus tratos en las gradas de la catedral.


La plaza de la Lonja fue el amplio entorno que circundaba el edificio de la Lonja en construcción, sobre todo sus fachadas norte, este y sur. En este espacio se encontraba la pila o fuente de Hierro.​ En 1609 el Consulado comenzó las obras para cercar este entorno con columnas unidas por cadenas pero, en febrero del mismo año, el cabildo catedralicio quiso detenerlas. Finalmente, se llegó a un acuerdo el 31 de agosto de 1609, según el cual estas columnas serían provisionales y las cadenas podrían abrirse para facilitar el paso de procesiones. También se retrotrajeron las columnas con cadenas, situándose más lejos de la fachada de la catedral. De este modo, quedó cercada la plaza de la Lonja.


Las obras de construcción finalizaron en 1646.​


Reformas y cambio de uso

En 1717 la Casa de la Contratación de Indias y el Consulado de Cargadores a Indias se trasladaron a Cádiz. En la planta baja de la lonja sevillana se creó una Diputación de Comercio.


Nicolás Blanco, maestro mayor y arquitecto de cantería, intervino en el edificio y su entorno entre 175​ y 1761. Soló por primera vez la planta alta y construyó una poza general, soló las gradas del edificio que dan a la calle Santo Tomás y a la avenida de la Constitución y colocó columnas con cadenas alrededor del edificio. Demolió casas adosadas a la lonja y situó la Cruz del Juramento en su emplazamiento actual.


En 1784 Juan y Manuel Núñez, padre e hijo, estaban realizando una reparación general del edificio.


El edificio fue elegido como sede del Archivo General de Indias. Por Real Orden del 21 de septiembre de 1784 se ordenó el desalojo de la parte alta del edificio de once familias que vivían allí para hacer sitio al nuevo archivo.


Juan Bautista Muñoz y Lucas Cintora habían visitado el edificio y establecido las obras que iban a realizarse en él para su uso como archivo. Estas fueron descritas en una instrucción del 27 de abril de 1785. Se eliminaron todos los elementos superpuestos a la obra original, se limpiaron paredes y bóvedas ennegrecidas por humos de chimeneas y cocinas, se recubrieron zócalos y escalares con jaspes de Málaga, se solaron con mármol todas las dependencias y galerías, se fabricaron puertas y ventanas y se colocaron estanterías de maderas nobles. Se suprimieron las divisiones entre salas para conseguir un único espacio en forma de U. Las obras finalizaron en 1788.


En 1786 Juan de Villanueva y Barbales realizó un dibujo de cómo debían ser las estanterías del archivo y sugirió que se hiciesen de escayola. Finalmente, fueron realizadas en madera por Blas Mölner, terminándolas en junio de 1788.


El 24 de noviembre de 1784 se creó por Real Cédula el Consulado Marítimo y Terrestre de la Ciudad de Sevilla y Pueblos de su Arzobispado y el 30 de noviembre se suprimió por Real Orden la Diputación de Comercio de Sevilla.​ El nuevo consulado tuvo su sede en la planta baja del edificio, donde había estado la diputación.


En la planta baja también se realizaron obras. Una parte fueron financiadas por el Consulado Marítimo y Terrestre y otras por el derecho de lonja. Fueron analizadas y presupuestadas por Félix Carazas, el 14 de diciembre de 1790, y por Manuel Núñez, el 13 de enero de 1791. Comenzaron en 1791.


En 1816 todavía faltaba por cambiar la ya deteriorada solería original de la planta baja. La obra se acometió usando mármol blanco de Málaga y jaspe de Montellano. En 1823 faltaban por solar el patio y algunas dependencias, lo que se concluyó en 1833 con Melchor Cano.​


En 1830 Juan de Astorga realizó más estanterías de madera.


En 1864, por orden del Ministerio de Ultramar, se desalojó de la planta baja del edificio al Consulado Marítimo Terrestre.


En 1870 se creó la Junta de Obras del Puerto, que tuvo su sede en la planta baja del edificio.


En 1886 se instaló la Cámara de Comercio de Sevilla en una galería de la planta baja. En 1913 la Junta de Obras del Puerto se marchó y el arquitecto Aníbal González actuó en la zona que dejaron libre.


En la década de 1920 se llevaron a cabo algunas reformas en el edificio y se colocaron estanterías metálicas en la planta baja.


En 1974 la Cámara de Comercio también se marchó, y el arquitecto Rafael Manzano actuó en el espacio que quedaba libre.


Antonio Delgado Roig y Alberto Balbontín de Orta realizaron la instalación eléctrica del interior y Cipriano Gómez Pérez llevó a cabo la iluminación de la fachada.


Fernando Villanueva Sandino y Carlos Humanes consiguieron, en 1983, que el edificio fuese declarado bien de interés cultural.


En 1983 Fernando Villanueva Sandino llevó a cabo la cubierta y la balaustrada, en 1986 acometió la reparación de la escalera y realizó un tratamiento anti-humedad en el edificio. Entre 1990 y 1991 también llevó a cabo la consolidación de las gradas y tratamientos a la cubierta y las fachadas.


Entre 1999 y 2005 tienen lugar obras de conservación y recuperación del inmueble llevadas a cabo por el arquitecto Antonio Campos Alcaide. En ellas se plantea una redefinición del programa funcional del edificio, así como una actualización de las instalaciones. Con la intención de salvaguardar el edificio sin ninguna alteración espacial y aprovechando la existencia de un pequeño sótano, se propone su ampliación mediante una galería perimetral.​ Estas últimas obras fueron muy polémicas, entre otras cosas, por la colocación de toldos mecanizados en el patio y por la sustitución de piedras de las gradas del edificio por otras de distinto color con rejillas Según la senadora del PSOE Ana Isabel Arnáiz de las Revillas García, para colocar un suelo radiante se sustituyó el pavimento de mármol rosa del siglo XVIII por otro suelo de mármol más fino y las piezas de mármol antiguas terminaron siendo vendidas por Internet por la empresa Mazarí de Época. El Ministerio de Cultura negó estos hechos.

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