lunes, 6 de noviembre de 2023

Sinodalidad: Catequesis Mistagógica y Misionera

 


La comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis 


La comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis porque nosotros somos sus mediadores y somos nosotros los que acogemos esa llamada como comunidad. No de forma aislada o endémica sino por la inspiración del Espíritu Santo. El catequista tiene el maravilloso don de ver como la fe crece entre los discípulos llamados a seguir al Señor Jesús. 

La catequesis parte del paradigma de la generatividad de Dios. Es Dios el que genera su encuentro (respetando nuestra libertad) y nosotros participamos de su gracia. El catequista forma parte del Ministerio de la Palabra de Dios y por eso si la catequesis está dentro de la comunidad cristiana, como su sujeto, podemos decir que la comunidad cristiana es madre, educadora y vientre generadora de la fe. La catequesis es ante todo el encuentro con el Señor, el encuentro con el Cristo vivo y resucitado. 

La comunidad cristiana es el seno materno, es el sujeto que anuncia y educa. Además, el nuevo directorio dice una frase, también citando el directorio anterior: La comunidad cristiana es en sí misma catequesis viviente. 

El catequista debe permanecer dentro de una comunidad, que es el primer sujeto de acompañamiento de la fe, si realmente el catequista no está dentro de la comunidad cristiana no puede ser medio y vehículo por el cual se transmita la fe. Porque la comunidad cristiana es el sujeto, por eso se insiste en el rito de envío de catequistas, porque la comunidad cristiana es la que envía a los catequistas a esta Misión y a esta tarea. 

Si la comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis, un catequista aislado no se puede entender. Es un deber del párroco identificar entre sus fieles quién es apto para el servicio de la catequesis. No todas las personas son válidas para esta tarea y para esta misión, al final es la comunidad cristiana la que elige, la que envía, porque es el sujeto de la catequesis. 

El directorio cuando habla de la catequesis en la vida de las personas habla de todos los agentes pastorales, incluyendo la familia. Por ejemplo, dice que los padres son sujetos activos de la catequesis y por eso se nos invita que en la comunidad cristiana se vea la catequesis con un prisma familiar. Y a partir de las mismas familias, invitar a la comunidad cristiana a favorecer los itinerarios de catequesis, a los procesos de formación, y de iniciación a los padrinos. Nos habla el directorio de la importancia de los abuelos en la transmisión de la fe, de las mujeres que desempeñan la valiosa aportación a las comunidades cristianas, de los ancianos como catequistas naturales de la comunidad, incluso en el directorio, el Papa Francisco, nos habla mucho de la catequesis y de la misión que forman parte también las personas con distintas capacidades o discapacitadas. Por eso, cuando hablamos de que la comunidad cristiana es el sujeto de la catequesis, es que de ella brota. Por eso, la catequesis la tenemos que entender en profundidad y no vivirla de forma individualista. 

La comunidad cristiana nos invita a participar de ella desde la humildad y no desde el relativismo que el mundo actual pregona constantemente. La comunidad cristiana se alimenta de las relaciones sanas e interpersonales, no se puede comprender la fe desde el intimismo más absoluto. Es la comunidad cristiana el lugar natural de generación y maduración de la vida cristiana, así nos lo recuerda el directorio en su número cuatro. 

La catequesis mistagógica se desarrolla en y desde la liturgia. Y la liturgia se celebra sólo en comunidad. Es por eso que la celebración dominical es esencial para el buen progreso catequético, así lo afirma el número 81 del directorio. 

El catequista debe educar con las actitudes que exigen las celebraciones de la Iglesia, sobre todo el sentido de comunidad.  También el catequista debe formarse en esas actitudes, y debe hacerlo en el espacio natural de la formación de catequistas: El grupo de catequistas, porque el Señor no nos envió solos a la misión. 

La catequesis también forja a los futuros misioneros la comunidad cristiana y este proceso debe realizarse desde la renovación de estructuras (Directorio número 297). Esta renovación que necesitamos consiste en pasar de una Iglesia de mantenimiento de consumidores, a una Iglesia de discípulos y discípulos misioneros. Se requiere que las comunidades reformen sus estructuras a una más cercana a la perspectiva de Iglesia en salida. La Iglesia se debe a los alejados y marginados del mundo. Cuando el rostro de la Iglesia es la del Amor de Jesús, nadie queda indiferente y todos salen de ese encuentro enamorados del Evangelio. 

La acción catequética está destinada a la comunidad cristiana porque nuestros itinerarios de catequesis al final tienen que incorporarse, aparte de su familia natural, a esta familia que es la Iglesia, que es la comunidad cristiana donde viven y se alimentan los discípulos misioneros. 

Ronald Rivera

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