viernes, 10 de mayo de 2013

A una Teo simbología: Conocimiento Simbólico - I Parte





Órdenes diferentes del conocimiento humano

Todo nuestro proceso cognitivo se mueve a través de dos rieles que son: el objeto y el sujeto (el que conoce y lo que se conoce). El grado de moderación lógica se logra cuando este proceso se basa en un conocimiento más alejado del subjetivismo y se acerca más al conocimiento racional. Entendiendo el conocimiento subjetivo como una imposición ideológica (también llamado mítico algunas veces).

Ya I. Kant nos advertía que en nuestra mente existen categorías a priori que tiñen todo cuanto llega a nuestros sentidos. También podemos recordar el consejo de Sócrates: es indispensable examinarse uno a sí mismo, porque rara vez coinciden las apariencias de lo que vemos con la realidad.

Además del conocimiento racional, que en este estudio lo identificamos como conocimiento objetivo, hay otro que debemos cultivar mucho más, porque ha sido injustamente despreciado mucho tiempo, algunos lo han llamado inteligencia emocional (no sólo racional); pero, como he aprendido de mi maestro en esta área José Luis Corzo (quién se lleva el mérito en esta investigación y cuyas obras son las fuentes de mis escritos en la materia simbólica), podemos llamarle conocimiento autoimplicativo, aunque me gustaría llamarle simbólico, si no fuera porque la palabra símbolo tien usos muy diferentes y es poco clara en nuestra cultura.

Citando al teólogo de la Univeridad Pontificia de Salamanca, José Luis Corzo, explico: "El conocimiento autoimplicativo, o simbólico, viene exigido por la necesidad de conocer uno de los muchos objetos del universo y que tenemos demasiado cerca: nuestro propio yo, el sujeto siempre rodeado de otros objetos. De hecho, también nosotros somos objeto de varias ciencias, biología, medicina, sociología, etc... pero como persona - permanecemos siempre más allá, inaprensibles; incluso para nosotros mismos. Porque no somos un yo que, además, vive; sino que vamos siendo yo, mientras el más allá, con el bien, la belleza y lo verdadero... ". Podemos notar como Corzo utiliza la pedagogía de Platón.

Para nosotros comprender quienes somos es necesario colocar la mirada en nuestras relaciones. De esta manera nos vamos conociendo ante el contacto con lo real, un conocimiento muy presente, y de allí la importancia de otorgar valor a las relaciones (con la naturaleza, con los demás y con Dios). Pero sólo se perciben en símbolos... No es extraño que haya muchas cosas irrenunciables que nos serían inaccesibles por otros caminos. Hace unos días lo compartía con mi amigo teólogo Christian Díaz, de la Universidad de San Dámaso,  en una visita al Museo del Prado, allí pudimos contemplar varias obras del Greco, Morillo, Velazquez.... estupendos... Magníficos objetos; pero esa contemplación pasa por dos momentos, uno metafórico, que trara de una comparación insconciente con las cosas hermosas que ya conocemos, y otra analógica, que nos remite a un contacto real, con la belleza, y esta la identificamos con todos los aspectos de nuestra realidad "real". Es así que cuando veo un cuadro del Greco de pronto, clic, se activa algo en mi interior y me veo inmerso yo también en un mundo de belleza y de arte.

Ronald Rivera

Teólogo
Universidad Pontificia de Salamanca



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