jueves, 15 de julio de 2021

Teología del Encuentro y el Inconsciente Espiritual




Presencia Ignorada de Dios 


Cuando nos acercamos al texto de Viktor Emil Frankl conocido como "La presencia ignorada de Dios: logoterapia y demás conceptos", entramos en una reflexión muy interesante sobre la relación antropológica (humana) y su condición inherente (propio a su naturaleza) de abrirse a lo trascendental, a través de un proceso "espiritual" que va desde el estado inconsciente (de la persona) hasta su plena consciencia (visualización de su estado anímico).


En esta oportunidad nos disponemos a comprender como el encuentro con el rostro del otro (usando la expresión de Emmanuel Lévinas) es la mejor expresión de nuestra capacidad trascendente. Paso indispensable, no sólo para palpar nuestra integralidad, sino para descansar en lo que realmente nos da sentido


"La presencia ignorada de Dios: logoterapia y demás conceptos" fue escrita por Frankl, desde su experiencia obtenida de las conferencias realizadas en 1948, a poco tiempo de terminar la Segunda Guerra Mundial.  El texto es publicado por primera vez en el año de 1977, y lo podemos visualizar en dos partes:

1. El Análisis Existencial.

2. La Cura del Alma.


Análisis Existencial:

En esta parte Frankl nos recuerda que el hombre en su naturaleza está presente la apertura a lo espiritual. Usando los términos del psicoanálisis, Frankl, afirma que toda persona humana tiene un inconsciente espiritual. Esta realidad hace que todas las mujeres y hombres sean distintos a todas las demás cosas que le rodea. Gracias al inconsciente espiritual todas las personas tienen la capacidad de preguntarse por su propia identidad y poder reconocerse diferente ante la presencia del "otro". Hasta tal punto que sin el "otro" no sería posible la existencia del ser humano. Este inexorablemente es un ser social, vinculado a lo que no conoce y abierto a "sorprenderse".


A través del análisis existencial, Frankl, hace una crítica al psicoanálisis de su época (1977) manifestando que la objetivación de lo humano, se traduce en la cosificación de lo humano. Al contrario se debe tener objetividad ante la conducta humana, como respeto a un ser libre y responsable de sus propios actos. Todo estudio científico no debe presentarse como un instrumento de "separación de lo humano", es decir, debe velar por la integridad de lo humano, en una unidad indivisa con plenitud ética.


El análisis existencial propuesto desde la Logoterapia afirma que el "Yo" de Freud puede ser "dueño de su propia casa", a través de un cambio consciente de sus valores espirituales. Esta afirmación responde a la frase hecha por Sigmund Freud: "El yo no es el señor de su propia casa".


Cura de Alma:

La persona humana tal como la cocemos está sustentada sobre un "aparato anímico". Este aparato anímico nos da la posibilidad de llevar a cabo nuestras acciones no desde los impulsos (como afirmaba Freud), sino desde la responsabilidad y libertad. Esta idea es la que nos ayuda a ver con claridad la diferencia que existe entre el concepto de persona y la despersonalización psicoanalítica. Si quitamos el aparato anímico de la persona humana estaríamos reduciéndola a una pseudo persona. ¿Qué es una pseudo persona? es el resultado de la separación de lo constitutivo humano: socio-bio-psico- espiritual.


Cada uno de nosotros somos responsables de la salud del alma. Frankl, nos recuerda que en la antigüedad las personas sanaban su alma conversando con los pastores y sacerdotes religiosos. Pero en la actualidad, la salud anímica es responsabilidad de todos, a través de relaciones humanas sanas. En otras palabras, evitar aquello que nos ocasiona: Neurosis, incertidumbres, temor a tener contacto con lo nuevo, la falta de control y la angustia. Estas enfermedades anímicas son consecuencia somáticas de nuestra psique.


Nuestra cura del alma debe empezar desde la voluntad de hacer para luego tener una voluntad para ser - una voluntad con sentido. Para explicar esta realidad, Frankl usa esta frase: "El hacer nos define".


El hacer nos define se traduce en diferenciar nuestros impulsos inconscientes de nuestra espiritualidad inconsciente.  En otras palabras, es definir nuestra Ad Persona para comprender nuestra Ad Situationem.


La logoterapia nos enseña a preguntarnos por el sentido de la vida, y luego de profundizar en el inconsciente espiritual, podemos señalar que la fe es una parte importante en la voluntad de sentido. Y se expresa claramente a medida que nos hacemos consciente de aquellas cosas que producen angustia existencial. Ante el problema de la angustia surge una respuesta en la filosofía de Soren Kierkegaard; esta respuesta es la Fe.


Teología del Encuentro y la Fe

Para vivir la Fe es necesario comprender que la Fe surge en un contexto comunitario. No se puede tener Fe si no existe anteriormente la experiencia de la relación con el "otro". Es por ello que la Teología del Encuentro surge para ayudar a las mujeres y hombres en su búsqueda de sentido, y como defensa ante el peligro potencial de la angustia y de las neurosis.


La teología del Encuentro es el quehacer teológico de ver a Jesús en el rostro del hermano, especialmente en aquel más vulnerable.


La cura del alma está en el dar y compartir con el "otro" que es totalmente distinto a mí.


Los Apóstoles


Los apóstoles son los "amigos de Jesús" que fueron llamados por Jesús para que vivieran la experiencia del encuentro. Cada apóstol tiene dos características propias de la cultura del encuentro: Un llamado y una respuesta, entre dos personas distintas.


Los siguientes apóstoles nos pueden dar una visualización de la experiencia de encuentro con Jesús:


Apóstol Pedro: Nació en Betsaida a finales del siglo I antes de Cristo, donde era conocido con el nombre de Simón Bar-Jona. Su vida se caracterizó por ser una persona trabajadora, de oficio pescador en el mar de Galilea. Tenía su familia en Betsaida, y sobresalía su ímpetu como característica de su personalidad. Toda su vida giraba en torno a su familia y el mar, sin imaginar que un día todo daría un giro completo… Jesús los miró y les dijo: “Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres” y ellos dejaron las redes y le siguieron (Cf. Mateo 4, 18-20). 


¿Cómo afrontas los cambios inesperados en tu vida? ¿Eres flexible para aceptar nuevas ideas? ¿Cómo asumes las ideas distintas a las tuyas?. 


Apóstol Andrés: El apóstol Andrés es hermano del apóstol Pedro, ambos nacidos en la zona de Galilea. El apóstol Andrés fue escogido por Jesús entre los pescadores para formar parte de sus amigos más cercanos. Su actividad evangelizadora se desarrolló en Patras, Rumanía. Allí proclamó hasta el martirio la Buena Nueva del amor de Jesús. Andrés nos enseña a confiar. La palabra confianza puede venir a tu memoria con distintas definiciones, pero la que necesitarás aprender es aquella que se traduce como “seguir aquello que llena los anhelos de tu corazón”.


Apóstol Santiago el Mayor: El apóstol nos enseña con su propia vida que sólo colocando los ojos en Jesús el corazón humano es capaz de encenderse y consumirse en el Amor más intenso que existe, el Amor de Dios.  Para que puedas emprender el camino del evangelizador debes posar los ojos en el Maestro Jesús y empezar a transformar lo que guardas en tu corazón. Así lo hizo Santiago que dejó su barca en las orillas del lago Tiberíades y con ella las redes de pescador y a su padre Zebedeo. Sabía que mirar a Jesús y seguirle era lo prioritario en su vida (Cf. Mt 4, 21).


Apóstol Juan: Un tema característico de los escritos del apóstol san Juan es el amor. Y viene a nuestra mente la primera carta encíclica del Papa Benedicto XVI que lleva por nombre las palabras del apóstol san Juan: "Dios es amor (Deus caritas est) y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él" (1 Jn 4, 16). Donde se resalta el amor como una característica muy peculiar del cristianismo y que muy difícilmente puede encontrarse de esa manera en otras religiones del mundo. El cristiano debe reconocerse por la capacidad de amor que este tiene para consigo mismo, para Dios y para los demás. 






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