domingo, 11 de febrero de 2024

La Liturgia y la Catequesis: Unidas sin confundirse



La liturgia y la catequesis deben estar unidas sin confundirse

La liturgia y la catequesis deben estar unidas sin confundirse y distinguirse sin separarse porque se pertenecen mutuamente en el mismo acto de creer (Cfr. Directorio para la catequesis, N.º 95). La liturgia es una de las fuentes esenciales de la catequesis de la Iglesia, le ofrece contenidos, lenguajes, gestos y palabras de fe. La tradición de la Iglesia siempre ha mantenido el carácter celebrativo y unitivo de estas dos realidades, aunque cada una tiene sus propias características y especificidades. No se puede afirmar que una sea primero que la otra pero sí que cada una corresponde a la vida cristiana y eclesial, y que ambas están dirigidas a vivir la experiencia del amor de Dios. Podemos recordar las palabras del Papa Francisco el pasado 8 de febrero (2024) cuando dirigiéndose a los miembros de la Asamblea Plenaria del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, decía: "Sin reforma litúrgica no hay reforma de la Iglesia"... "Una Iglesia que no hace comprensible la liturgia, está enferma".


Diferencia entre la catequesis para preparar sacramentos y la celebración de la catequesis

Si vaciamos a la catequesis de su carácter celebrativo estamos convirtiéndola en una acción superflua y en una simple transmisión de conocimientos sin tomar en cuenta la experiencia de la fe. La fe entendida como el nexo de confianza entre la comunidad que cree y Dios que da el don para creer, es el núcleo de la catequesis, y la fe sólo se vive si se celebra en comunidad, en la Iglesia (Cfr. Directorio para la catequesis, N.º 96). El DC afirma que la liturgia es el lugar privilegiado de la catequesis del Pueblo de Dios, haciendo referencia al Catecismo de la Iglesia Católica numeral 1074. Y la liturgia en su propia naturaleza mistérica es celebración. No se puede pensar la catequesis solo como preparación para los sacramentos, sino que debe entenderse en relación con la experiencia litúrgica de la Iglesia, que desde las primeras comunidades ha existido y se ha mantenido hasta hoy. La catequesis se alimenta de los mismos sacramentos a los que se debe, en especial de la Eucaristía, que es fuente y fin de la vida cristiana y sólo es posible dentro de la liturgia.


La catequesis mistagógica

La diferencia entre una catequesis para preparar un sacramento de una celebración de la catequesis mistagógica es que la primera se reduce a transmitir un conocimiento y la segunda tiene su acento en el carácter experiencial, como lo atestigua la enseñanza de los santos padres, sin descuidar la inteligencia de la fe (Cfr. Directorio para la catequesis, N.º 97). La celebración de la catequesis mistagógica debe tener su fin en el encuentro vivo y persuasivo con Cristo, anunciado por auténticos testigos que introduce en los misterios. Este encuentro tiene su fuente y su culminación en la celebración de la eucaristía y se profundiza en la catequesis.

Las características de la celebración de la catequesis mistagógica son: Interpreta los ritos a partir de la experiencia pascual de Jesús, sensibiliza a los fieles con los signos y símbolos presentes en el rito a la luz de la Palabra de Dios, coloca los ritos en relación al conjunto de la vida cristiana en actitud misionera, inserta a la vida cristiana a los catecúmenos incluso antes de la recepción de los sacramentos, alimentándolos con la liturgia dominical y en las fiestas del año litúrgico, preparándolos para una catequesis orgánica y estructurada (Cfr. Directorio para la catequesis, N.º 98). 


La liturgia y la catequesis ¿Qué aportan a la comprensión de la Palabra de Dios?

La liturgia y la catequesis entran en un espacio mistagógico que permiten tener una comprensión de la Palabra de Dios a través de la experiencia de vida que desarrolla cada bautizado. De esta manera se puede afirmar que la liturgia y la catequesis aportan a la comprensión de la Palabra de Dios el carácter mistagógico que puede evidenciarse en la misma comunidad creyente (Cfr. Directorio para la catequesis, N.º 96). 

En la experiencia mistagógica se evidencia tres momentos que aportan a la comprensión de la Palabra de Dios (Cfr. Directorio para la catequesis, N.º 98):

Primer momento: La interpretación de los eventos salvíficos a través de la tradición de la Iglesia por medio de la catequesis y la liturgia, ha dado mayor comprensión de los misterios de la vida de Jesús y en particular a su misterio pascual, en relación con todo el recorrido del Antiguo Testamento.

Segundo momento: La introducción de la liturgia y la catequesis mistagógica en la vida de la Iglesia permite que los bautizados despierten y se eduquen en la sensibilidad de los gestos y signos que unen al sentido que tiene la Palabra de Dios, este acto se conoce como rito.

Tercer momento: La presencia de la liturgia y la catequesis en la vida celebrativa de la Iglesia, hacen evidente la responsabilidad que tiene el cristiano ante la Palabra de Dios, en su tarea misionera y salvífica, como parte de la dinámica sacramental y eclesial.

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