domingo, 2 de junio de 2013

A una Teo Simbología: Conocimiento Simbólico - III Parte

Interpretar los símbolos sin degradarlos a signos

Tomamos para este punto un texto propuesto por el teólogo José Luis Corzo:

"Hoy somos mucho más sensibles a la fecundidad de la Biblia en la historia, a la repercusión que ha tenido, a los efectos que ha creado (Wirkungsgeschichte), a la afirmación de San Gregorio Magno, según los textos crecen con el lector, a la idea de una interpretación infinita, y de una hermenéutica inacabable (postexto). Aquí hay que situar la historia de los cuatro sentidos de la Escritura (literal, alegórico, moral, analógico), iniciado en Orígenes, formulado por primera vez por Casiano y que sintetizado en este dístico: Littera gesta docet, quid credas alegoria, quid agas moralis, quo tendas anagogia, determinó toda la exégesis medieval..." Olegario González de Cardedal, "Biblia, Iglesia, Teología. Reflexiones preliminares" en S. Guijarro - G. Hernández (coords.), Los ecos de la Escritura. Homenaje a J.M. Sánchez Caro (Evd, Estella 2011) 263-296, p. 294 - 5.

Comentario: Por lo que muestra este texto (y otros tantos), es por lo que hay una pedagogía iniciática, que conduce (gogein) al principiante hasta la puerta misma del Misterio y allí le deja sólo. Nada más y nada menos. Esto es, le acerca hasta la materia (musical, pictórica, textual, natural o como sea) que ya antes ha ejercido la función de ser símbolo para otros, y el "hierofante" desea que éste también la viva. Pero, en vez de descifrarle y comunicarle su significado (lo que equilvadría a tratar el símbolo como un signo y degradarlo, como quien suple con otra una realidad conocida), le ayuda a que traduzca a su propio lenguaje y a su propia vivencia personal esa materia simbólica (hecha de sonidos y melodías, o de relatos, mitos y estrofas, o de pigmentos y formas plásticas, etc). Es decir, les ayuda a trasvasar aquello (que fue vivido como símbolo) de una cultura arcaica, tal vez, a esta nuestra, de un modo de hacer - in illo tempore- a estos nuestros de comportarnos. Piénsese en cómo ayudaríamos a unos esquimales para que entendieran la vivencia cristano-judía expresada por esta invocación: "Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo".

Con  este preámbulo (prae-lectio, prólogo) se puede abandonar el neófito a su propia y verdadera interpretación simbólica personal de la lectio, del logos, de la melodía... Steiner advierte que "el lector u oyente individual puede convertirse en un ejecutante de significado sentido (de un símbolo vivido) cuando aprende de memoria un poema o un pasaje musical. Aprender de memoria es proporcionar al texto o a la música una claridad y una fuerza vital que habitan en ellos mismos".

Ronald Rivera
Teólogo
Universidad Pontificia  de Salamanca





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