martes, 15 de julio de 2025

Concilio Vaticano II y Medellín: Procesos de reforma eclesial



El Concilio Vaticano II y Medellín reafirman con fuerza los procesos de reforma eclesial previos. Inciden en la urgencia de la trasformación profunda de los males presentes en el lugar descrito arriba. Las declara básicamente incompatibles con las exigencias de la dignidad de la condición humana. Cuestiona la posibilidad de desarrollar relaciones humanas justas que garanticen condiciones de vida digna. Los reclamos de desterrar relaciones inhumanas son asumidos por la Iglesia católica. La Iglesia se alinea con las fuerzas sociales y los sectores que representan el movimiento de la implementación de cambios. La reforma eclesial es un actor importante en la historia contemporánea del lugar. Su misión es proclamar y producir frutos de justicia, paz, solidaridad con los pobres excluidos y la reconciliación entre todos. La proclamación del Evangelio exige nuevos vínculos en el lugar.

La tarea de la Conferencia de Medellín fue aplicar el Concilio Vaticano II a la Iglesia de América Latina y el Caribe. El tema específico de Iglesia de los pobres no fue trabajado en el Concilio, era el tercer objetivo junto con Iglesia en el Mundo Moderno y el Ecumenismo, presentados en la carta de Convocatoria al Concilio por Juan XXII. El Papa Pablo VI, a pedido de los obispos de América Latina, decidió que el tema debía ser estudiado en Medellín. Por eso los documentos de la Conferencia son considerados como parte integral del Hecho Conciliar.


La reflexión sobre la realidad (el lugar) se centró en un estudio crítico y objetivo sobre el hecho macizo de la pobreza inhumana por ser incompatible con la responsabilidad eclesial de ser fieles al mensaje evangélico. Por lo tanto, la pobreza material es declarada como una negación de la vida, que es don de Dios. Todas las personas deben tener acceso a condiciones de vida propia de la dignidad humana. Por eso la pobreza material debe ser erradicada como exigencia evangélica. No es solo una acción social importante ni meramente un deber político sino y sobre todo una exigencia de fe. 

Vínculos en lugares diversificados y en transformación 

El juicio teológico sobre esta visión de la realidad se expresa

en términos de un lugar denominado violencia institucionalizada. Se refiere a la necesidad urgente de reemplazar estructuras económicas y políticas injustas por estructuras nuevas que protegen la vida de todos. Mantener la situación del status quo es ceder ante la violencia y la muerte. Para la Iglesia esto constituye pecado social en que todos, con mayor o menor responsabilidad, estamos implicados. 

Medellín también aporta el tema de la importancia de la unidad de la historia humana, fundada en la centralidad de la Encarnación de la fe cristiana. Esto es de suma importancia para le eclesiología, la evangelización, la tarea y el ministerio pastoral. Cancela la cultura tradicional de presentar la historia en términos de separación entre la historia profana y la historia de salvación; el esfera natural y sobrenatural, la vida eterna separada de la vida en el mundo. “Venga tu Reino, hágase tu Voluntad, aquí en la tierra como en el cielo (Mt 6, 10)".

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