domingo, 31 de agosto de 2025

Resumen del libro: “From PSYOP to MindWar” de Michael Aquino



Resumen de las ideas centrales de “From PSYOP to MindWar: The Psychology of Victory” (1980), el breve pero influyente “talking paper” redactado por el entonces Mayor Michael A. Aquino con el coronel Paul E. Vallely para el 7º Grupo de Operaciones Psicológicas del Ejército de EE. UU. El propio Aquino añadió una introducción y notas en 2003 que ayudan a situar el texto y su recepción pública. 


Qué propone “MindWar”

Aquino y Vallely plantean un giro de tuerca: pasar de unas PSYOP “tácticas” y subordinadas al combate a una doctrina estratégica, previa y abarcadora, cuya finalidad es modelar la voluntad y la percepción de todos los participantes—enemigos, neutrales y los propios—antes de que haya disparos. MindWar, dicen, es “la convicción agresiva y deliberada, inculcada en todos los participantes, de que ganaremos la guerra”. En la práctica, sustituye coerción física por dominio del ecosistema informativo y simbólico, explotando de forma prioritaria los medios electrónicos (radio y televisión, entonces potenciados por satélites y grabación de video). 


El documento insiste en la preeminencia estratégica de MindWar: no es “apoyo” al mando, sino matriz de la que deben derivarse las decisiones operativas. Si se espera a “llegar al campo de batalla”, ya es tarde; hay que inocular, en tiempo de paz o de preconflicto, una predisposición a la derrota en la sociedad enemiga y blindar la propia contra propaganda adversaria. 


“Verdad”, fuente y carisma

Para evitar el descrédito asociado a la propaganda, MindWar se proclama “axiomáticamente veraz”: su fuerza vendría de “enfocar la atención en la verdad del presente y del futuro”, no de mentir ni de medias verdades. El mensaje sería creíble por la autoridad de su fuente—la potencia que hará real lo que afirma—y por el “rapport” entre emisor y público (confianza casi preconsciente). Esta combinación—potestas + carisma—sería más efectiva y sostenible que la propaganda tradicional, que se asume cínica y poco predecible. 


Ahora bien, el propio texto incorpora un caballo de Troya: “las medidas coercitivas… no deben ser detectables por medios ordinarios”. Se critica el uso de drogas o técnicas “burdas” por su coste reputacional, pero se deja abierta la puerta a coerciones invisibles. Esta tensión—“verdad” performativa y coerción indetectable—es uno de los puntos más problemáticos del manifiesto. 


Instrumentos: de medios masivos a “factores naturales”

La plataforma privilegiada de MindWar son los medios electrónicos globales, capaces de “penetrar las mentes del mundo” y saturar la agenda cognitiva. El texto, sin embargo, va más allá y sugiere capitalizar condiciones “naturales” que afectarían la receptividad psicológica: actividad electromagnética atmosférica, ionización del aire y ondas de frecuencia extremadamente baja (ELF)/infrasonido, citando literatura de aquella época. Aquí el documento especula: propone temporizar mensajes con esos supuestos ciclos o, incluso, co-modular emisiones mediáticas con infrasónico para inclinar estados atencionales. Esta sección es la más débil empíricamente y la que más ha alimentado su aura controvertida. 


Marco legal y alcance doméstico

El texto reconoce la prohibición legal estadounidense de dirigir PSYOP contra ciudadanos propios, pero a la vez formula que MindWar “debe” fortalecer a Estados Unidos negando al enemigo el acceso propagandístico al público doméstico y explicando la racionalidad del conflicto a ese mismo público. La frontera entre “explicar” y persuadir estratégicamente es fina; la ambivalencia normativa es evidente. 


Diagnóstico histórico y ambición

Vietnam es la plantilla diagnóstica: EE. UU. no perdió por inferioridad militar, sostienen, sino por ser superado en guerra psicológica. Conclusión: hay que reordenar la jerarquía doctrinal para priorizar MindWar y formar equipos permanentes, expertos de tiempo completo, insertos desde la planificación estratégica hasta el nivel batallón. La ambición es programática: una guerra de mentes permanente que haga innecesaria la destrucción física al alinear voluntades. 


Evaluación crítica

Performatividad de la “verdad”. La “verdad” en MindWar es, en rigor, una promesa performativa (“será verdad porque podemos imponerla”), no un compromiso epistémico con evidencia falsable. Este desplazamiento confunde ética de la comunicación con demostración de fuerza. La pretensión de “no mentir” queda minada por la admisión de coerciones indetectables. 

Epistemología débil en los anexos fisiológicos. Las alusiones a EM atmosférica, iones e ELF/infrasonido reflejan un clima intelectual setentero; hoy se consideran, en el mejor de los casos, hipótesis marginales y sin soporte robusto para aplicaciones masivas de control actitudinal. El propio texto cita divulgación y trabajos periféricos, no protocolos replicados a gran escala. Es el flanco tecnocientífico más vulnerable del documento. 

Riesgo totalizante. Al aspirar a “apoderarse de los medios por los que una población procesa información”, MindWar abraza una lógica de securitización de la esfera pública difícilmente compatible con pluralismo democrático. El reconocimiento de límites legales no disipa el riesgo de deslizarse desde “explicar” hacia gestionar percepciones en casa. 

Anticipación lúcida del info-entorno. Su lectura de la centralidad de medios electrónicos globales como teatro principal del conflicto fue, sin embargo, premonitoria. La idea de clima psicológico de inevitabilidad y de embedding mediático reaparece después en prácticas de comunicación estratégica y gestión de percepciones en conflictos posteriores, como el Golfo y 2003, según comentó el propio Aquino en su introducción. 


Veredicto

“From PSYOP to MindWar” no es una ordenanza oficial, sino un papel de reflexión que buscaba provocar a la comunidad PSYOP tras Vietnam. Su núcleo útil es estratégico: desplazar la fuerza bruta por superioridad narrativa, de agenda y encuadre, con prioridad temporal (antes de los tiros) y espacial (toda la sociedad). Su talón de Aquiles es doble: una ética de la “verdad” subsumida a la voluntad de poder, y una excursión tecnofisiológica especulativa. Leído críticamente, ilumina el tránsito histórico de la propaganda clásica hacia las actuales batallas por la atención, el ánimo y el sentido en un ecosistema mediático total.

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