sábado, 6 de octubre de 2012

Novela: El Viaje, Capítulo III . Autor: Ronald Rivera

DOS COPAS 

            La tarde ha transcurrido calurosamente, y el clima se ha mantenido animado y en alegría. Ahora con más razón en mí, por la bondad de Mahoma en disponer a una de sus devotas ha salvar el amor.

                El atardecer de rayas naranjas anuncia el agonizar del día. La brisa fría a su llegada trae la proximidad de la noche y con ella el “acto consumado”. Para hacer la espera más llevadera he aceptado la invitación del capitán a tomar el café en el estar del barco.

            Después de una hora de haber compartido el café y  temas, como por ejemplo: Lo hipócrita que a veces se presenta la vida o el cómo mantener en pies una cama con seis esposas, he decidido despedirme del respetado capitán agradeciendo afectuosamente su invitación y aludiendo cansancio. El muy cortésmente ha aceptado no antes sin hacerme prometer una nueva conversación.

            Ya fuera del estar del barco me dirijo al lugar establecido para la cita.
            Mi reloj marca las 7:45PM. Tomo un cigarrillo, lo enciendo y llevo a mi boca... La noche se presenta más oscura de lo acostumbrado, ausente de estrellas, nublada con luna tenue. Mi alma percibe su perfume. Boto el cigarrillo. Olor de sol, olor de playa, olor de puertos, olor a mujer. Mi paladar reacciona y saborea en mi boca memorias ansiosas. Mis ojos la ven presente, fiel según el pacto, no conmigo sino con el amor.

            Trae el cabello suelto, descalza y descubiertos sus hombros. Cabelleras de ámbar, largas y suaves, ahora se pasean por mis manos.

            -Preciosa, mi corazón me indica el amarte... Romper las cadenas que privan tu libertad.-

            -A mí también me indica el amarte, para hacerte creer en él y demostrar que si es posible el enamorarse.-

            -Entonces dejemos a nuestros corazones actuar, aprovechemos la oportunidad que el amor hoy nos ofrece.-

            Sin tener ya  voz ni palabras  para expresar lo que siento, la llevo a un sitio seguro de los ojos de los tripulantes, no por casualidad el sitio más oscuro del barco. A pesar de sus tímidas risas en ningún momento muestra miedo y su cuerpo y entrega expresan seguridad y dominio.

            Sobre nosotros ese cielo divino y cruel de los viajes. Sus manos sin anillos, sutiles y desnudas corren a las mías que esperan, temblorosas. Sus senos bien definidos se dibujan en la seda blanca de su bata. Piernas y labios se unen en un mismo destino.

            Vuelve el amor como los ríos por sus antiguos cauces.
            Vuelve el despertar de las lluvias de sus dormidos sueños estaciónales. Mis besos pueblan un nuevo vientre y el amor florece en los corazones de los dos.
            Tiene color la vida.
Tiene sabor la noche. Cuando los sueños no se desean sino que se hacen realidad.
            Vuelve el amor ante las azules horas de la noche y vuelven a oírse de nuevo en nuestros lechos risas libres.

            Gloriosa gota de rocío hecha mariposa has venido desde los jardines del Profeta a colorear mi soledad y mis sueños de esperanzas.

            Tomándola de la mano la llevé a mi mundo de fantasía cabalgando con la brisa y las estrellas hacia la savia del amor y la fragancia hasta satisfacer los sueños.

            Que alegría y que contento viven nuestros ojos al mirarnos en este casual encuentro donde la luz vuelve y enciende la lámpara que tanto tiempo vivió apagada entre nosotros.

            Hoy me siento despierto ante ti después de tantos sueños y siento que mi espíritu quiere salir de mi pecho para besarte y celebrar contigo este encuentro. Quiero gritarle a Mahoma lo bello de mujer que me ha brindado al momento de ser en ella el bosque de sus verdes ojos y el brillo de sus pupilas.

            Quiero besarte y morderte sin herirte, librar el néctar de tus raíces hasta saciar mi sed. Solo deseo continuar escuchando la alegría de tu risa y la libertad en tus palabras.

            Mientras admiro su cuerpo desnudo saco una botella de vino y dos copas que había mantenido a escondidas.

            -Un poco de vino, como te había prometido, aunque no hay mejor licor que tus besos, ni mejor copa que tus pechos.-

            -Que bien... Y ¿Dónde conseguistes el vino y las copas?.-

            -Las tomé del estar del barco, cuando tomaba el café.-

            -Estás completamente loco.-

            -No más que tú... Sabes, deseo confesarte algo:

            -Quisiera mantenerme siempre así, junto a ti... Aunque sé que es difícil de creer, nunca había sentido algo así por una persona. Es como si siempre nos hubiésemos conocido, como si desde siempre nos hubiéramos amado... Que dices al respecto, mi hermosa venus.-

            -Mi amor por ti nunca lo había experimentado con ningún otro hombre... Tienes algo especial que me hipnotiza y provoca estar siempre contigo. Es algo que no sé explicar... Deseo escuchar de ti que me amas y aún más creerte.¿ Puedo creer en ti?.-

-Deseo que lo hagas y te doy mi palabra que lucharé por lo que en este momento siento... No deseo ser ya egoísta. Deseo dar entrada al amor en mi corazón. Lo que siento por ti está por encima de lo que antes he sentido por otra mujer. Veo que he sido un idiota en cuanto siempre he pensado en mí y no en lo hermoso que hay en los otros... Gracias por devolverme la vida y el amor, gracias por  estar.-

-Gracias a ti por demostrarme que el amor también existe para mí. Has roto las cadenas que tenía para amar, en la obligación de entregarme a un hombre que no amo ni escogí. Te amo y creo en ti-.

-Me he enamorado de ti, nunca había experimentado esto...

-Yo también me he enamorado de ti... Ahora sin querer debo irme, pues se hace tarde y no quiero despertar sospecha en mi esposo.-

-Tampoco esa sería mi intención... Deseo que sepas que te amo mucho... Y que el amor nos guarda una dulce mañana, un eterno futuro, yo entre tus piernas y tú entre las mías. Ahora vístete y corre, que se te hace tarde...  Prefiero que estemos vivos los dos  para repetir tal acto.-

-Si mi esposo no se da cuenta créeme que así será.-

            Cubriendo su desnudez se aleja de mi presencia... Nunca había amado de aquella forma. Me sirvo un poco más de vino y brindo con la noche quien ha sido testigo del plácido acto. Al terminar lanzo las copas y la botella al mar para que también él se embriague y doy una última mirada al lugar del fiel barco, que me sirvió de tálamo, donde floreció el amor.

            Ya vestido, extasiado y complacido dirijo mis pasos a mi camarote al momento que mi reloj marca las 10:00PM  y mi paladar sigue degustando el sabor de su cuerpo.

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