sábado, 6 de octubre de 2012

Novela: El Viaje Capítulo VIII. Autor: Ronald Rivera


NOCHE NUPCIAL

VIII

      He pasado dos días maravillosos en la casa parroquial de mi hermano junto a mi amada Asha, aunque en dos cuartos distintos pero uno al lado del otro. Es agradable estar con las dos personas que más amo en el mundo y lo mejor es que tanto Asha como Khail se la llevan muy bien. Durante el día quedamos Asha y yo solos ya que Khail se encarga de visitar las distintas comunidades que atiende llegando preciso a celebrar la misa de 6:00PM. Es en la cena donde siempre los tres comemos juntos y solemos contar anécdotas de la niñez o sobre las costumbres musulmanas con las que Asha creció. A pesar de tener muchas ganas de estar con ella el ambiente tan sacro me cohíbe  por lo que hemos aprovechado de conversar y conocernos mejor sin desaprovechar la oportunidad de  besarla y decirle cuanto la amo.

      Khail al tanto de todo el contexto en que se ha desenvuelto esta cruzada por el amor, ha estado de acuerdo en que nos marchemos lo más pronto posible a Turquía, donde podemos vivir en la casa de nuestra niñez. Tomando en cuenta de que pronto las autoridades policiales podrían llegar a la casa parroquial por el caso de la muerte del capitán y en busca de Asha. Es así como mañana a primeras horas partiremos en un vuelo directo a Estambul. Por este motivo le he pedido a Khail que nos case antes de irnos y el gustosamente ha aceptado. Asha ante la idea se puso muy contenta y manifestó su alegría con risas dibujadas en sus labios y dos lágrimas como perlas acariciando sus mejillas.

      Son las 10:00PM. Junto a mi amada y Khail vivo el momento más emocionante de mi vida al estar a punto de contraer nupcias con Asha. Siento su emoción en sus senos erectos y piel tensa, sus manos frías y mirada de inocencia complacida. Yo igualmente emocionado no dejo en pensar que ya no tendremos que dormir esta noche en cuartos distintos, y en lo felices que seremos. La Iglesia está llena de flores diversas con sus distintas tonalidades y aromas. Hay dos cirios encendidos en el altar y un hermoso Cristo de plata. Mi amada después de haber recibido el sacramento del Bautizo para ser cristiana y los demás sacramentos necesarios se arrodilla a mi lado para empezar la celebración. Ambos nos tomamos de las manos y empezamos a vivir un momento eterno y glorioso, donde los ángeles cantan y glorifican a Dios autor del amor.

      Después de un breve sermón, en que mi hermano le advertía Asha  lo difícil que es soportarme y a mí me recordaba la penitencia que me dio al absolverme, pude besar a mi esposa con toda la pasión contenida y la alegría que amerita el caso. Después que Khail me separó de sus lábios nos dispusimos a concluir la ceremonia y ha dirigirnos a la casa donde efectivamente mi hermano no se opuso de que durmiéramos juntos, siempre y cuando guardáramos la debida compostura. Es por ello que para evitar problemas nos fuimos a la habitación de huéspedes más alejada de su cuarto. 

      Noche espléndida en que por fin podemos amarnos sin ninguna atadura y aprobados hasta con la ley de Dios. Nuestra alegría y emoción se unen en un solo momento donde no solo los cuerpos se unían sino que hasta nuestras almas sentían excitación. Morir de inmersión en sus pechos era volver a nacer y sentir las delicias intrauterinas reaparecer. Ecos repetidos anuncian miradas perdidas en un estremecimiento total. Es delirante percibir sus ojos verdes y negras cejas en miradas inmisericordiosas que no aceptaban de mí una negación a sus peticiones.

A la luz de un ventanal medieval  se produce una danza de espumas, donde nuestros cuerpos entre dedos suyos y míos suben, bajan, se retuercen, se estiran, se agradecen. Preciosa musa que brinca traviesa como joven paloma presa que revolotea con fervor. La brisa se le queda ensortijada en su melena  y sus dientes entre sus labios pastan como rebañito blanco en un aprisco de fresa. La ilusión se hace cautiva en su alma que con la ingenuidad de una rosa primera ama e hiere a la vez, pero sus heridas no son de dolor sino de deseos.

Mariposa, flor del aire, loca de vida y pasión; incansable bailarina sobre selecta flor. Como abeja eres resumen del aguijón y del beso, vuelas sin timidez a entregarte a los néctares de la primavera. Volando has llegado al valle de la felicidad con tus caprichos de niña, tu nerviosa danza fresca, tu gran profecía blanca que nos promete eterna bienaventuranza en contacto con tu piel seda.

Entrego mi ser sin agotarlo, haciéndolo nuevo cada instante para  ofrecerlo de nuevo a tus pechos donde, aunque reciente, vuelve ser consumido como una pluma dentro del sol. En tus manos amada Asha he colocado mi esencia toda.

 La noche se ha desnudado y descubierto al viento atrevido y grueso...

El amanecer se presenta con deliciosa frescura trayendo el sol en la mano, junto a jilgueros y ruiseñores que cantan a los pies de la aurora. Las rosas se abren y acrecientan su aroma con el alba, jazmines y geranios sin esfuerzo se dejan ver por la ventana. Margaritas distantes se imponen en lejanos prados mientras que el árbol de mi noche memorial sacude sus ramas por brisas despertinas llenas de rocío. Volteo y veo el cuerpo de mi amada tendido plácidamente en mi lecho y todo la belleza de las cosas creadas son vilezas comparadas con ella. Es un gusto inexplicable al verla apenas cubierta por una delgada sábana blanca e indescriptible la sensación que da el despertarse y saber que está allí, junto a  mí, muy cerca. Después de admirar su cuerpo cauterizado por mis besos me levanto sin despertarla.

Mi reloj marca 5:00AM. Me dirijo al baño donde tomo una ducha de agua caliente y alisto  para adelantar el pequeño equipaje para el viaje.

Con los boletos y pasaportes en mano, obtenidos gracias a un pequeño tráfico de influencias con unos amigos de mi hermano, despierto a mi amada con un cálido y suave beso en sus labios dormidos. Ya despierta la acompaño al baño donde se alista mientras conversamos sobre lo feliz que seremos.

Desayunamos con Khail rápidamente y partimos al aeropuerto helénico con buen tiempo para tomar el vuelo de 8:00 AM directo al aeropuerto internacional de Estambul.

Khail iba manejando.

 Llegamos, en un clima de ansiedad y alegría. Nos despedimos de mi hermano agradecidos por toda la atención que amablemente nos había dado. Después de abrazarlo fuertemente él notablemente emocionado nos da su bendición al momento que tomamos el vuelo número 431 que nos llevaría a la felicidad en otras tierras.

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