domingo, 24 de diciembre de 2023

La Virgen María nos abre las puertas para que entre la Salvación



Domingo 4 (B) de Adviento


Hoy, el Evangelio tiene el tono de un cuento popular. Las rondallas empiezan así: «Había una vez...», se presentan los personajes, la época, el lugar y el tema. Ésta llegará al punto álgido con el nudo de la narración; finalmente, hay el desenlace.

San Lucas, de modo semejante, nos cuenta, con tono popular y asequible, la historia más grande. Presenta, no una narración creada por la imaginación, sino una realidad tejida por el mismo Dios con colaboración humana. El punto álgido es: «Vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús» (Lc 1,31).

Este mensaje nos dice que la Navidad está ya cercana. María nos abrirá la puerta con su colaboración en la obra de Dios. La humilde doncella de Nazaret escucha sorprendida el anuncio del Ángel. Precisamente rogaba que Dios enviara pronto al Ungido, para salvar el mundo. Poco se imaginaba, en su modesto entendimiento, que Dios la escogía justamente a Ella para realizar sus planes.

María vive unos momentos tensos, dramáticos, en su corazón: era y quería permanecer virgen; Dios ahora le propone una maternidad. María no lo entiende: «¿Cómo se hará eso?» (Lc 1,34), pregunta. El Ángel le dice que virginidad y maternidad no se contradicen, sino que, por la fuerza del Espíritu Santo, se integran perfectamente. No es que Ella ahora lo entienda mejor. Pero ya le es suficiente, pues el prodigio será obra de Dios: «A Dios nada le es imposible» (Lc 1,38). Por eso responde: «Que se cumplan en mi tus palabras» (Lc 1,38). ¡Que se cumplan! ¡Que se haga! ¡Fiat! Sí. Total aceptación de la Voluntad de Dios, medio a tientas, pero sin condiciones.

En aquel mismo instante, «la Palabra se hizo Carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Aquel cuento popular deviene a un mismo tiempo la realidad más divina y más humana. Pablo VI escribió el año 1974: «En María vemos la respuesta que Dios da al misterio del hombre; y la pregunta que el hombre hace sobre Dios y la propia vida».

Pensamientos para el Evangelio de hoy

«Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu puerta. Levántate, corre, abre. ‘Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’» (San Bernardo)

«El Verbo, que encontró una morada en el seno virginal de María, en Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Cada uno está llamado a responder, como María, con un “sí” personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios» (Francisco)

«La anunciación a María inaugura la plenitud de ‘los tiempos’ (Gal 4,4), es decir el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará ‘corporalmente la plenitud de la divinidad’ (Col 2,9). La respuesta divina a su ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ (Lc 1,34) se dio mediante el poder del Espíritu: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti’ (Lc 1,35)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 484)

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