La teoría archivística: Comprende su propia historia, ámbito de actuación y metodología para la consecución de sus fines. Está menos desarrollada que la práctica, debido al poco tiempo que lleva formulándose y a que su objeto de estudio presenta una complejidad difícil de reducir y uniformar.
La práctica archivística: Engloba las técnicas y procedimientos empleados para la conservación activa de los documentos y para la difusión de la información contenida en los mismos. La praxis es el aspecto más evolucionado y se orienta a ofrecer respuestas concretas.
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