jueves, 29 de agosto de 2024

La biblioteca pública como institución social



Diferenciar una biblioteca pública como institución o agencia con perspectiva sociológica tiene importancia porque ambos conceptos denotan nivel en el marco de la estructura social. Quienes la aprecian como institución social la perciben como símbolo cultural que existe para conservar y transmitir la herencia cultural de la sociedad (Shera, 1976: 49). Quienes la distinguen como una agencia social la consideran como una pieza clave para hacer funcionar una gran variedad de instituciones políticas, educativas, científicas, económicas, religiosas, gubernamentales, etcétera, al servicio de la sociedad (Shera, 1970: 60; Reith, 1984: 6). Shera nos ilustra para entender esta disparidad:


La biblioteca pública ha sido considerada como una agencia social en lugar [...] de una institución social. La distinción es fundamental para completar la comprensión de la relación entre la biblioteca y su entorno social. Considerando que la institución social es primaria y básica, la agencia social es secundaria y derivada. La familia y el Estado son las instituciones; la escuela, la biblioteca y el museo son las agencias. Unas las determinan el modelo de la sociedad, y las otras son determinadas por ese modelo. La agencia es el instrumento de la institución, y por medio de ella la institución ejerce gran parte de su control social. Así, la distinción es más que una cuestión de grado, pues implica un flujo de poder y autoridad (1949: v).


Unos años antes el sociólogo Llody V. Ballard en su obra Social institutions había reflexionado en torno a este asunto en el capítulo XII, intitulado "The public library". En ese apartado el autor argumenta que la concepción de la biblioteca pública como una institución complementaria a la escuela es lo que originó la idea que denota subordinación puesto que a este centro bibliotecario se le confirió el estatus de una agencia complementaria al centro escolar. Idea con la que no concuerda porque: "La biblioteca pública, como resultado, se ha estado convirtiendo rápidamente en una institución social por derecho propio" (Ballard, 1936: 233). Con el paso del tiempo esta visión fue fortaleciéndose a tal grado que es común leer en la literatura especializada puntos de vista como éste, que asevera:


Entre las instituciones sociales que deben contribuir al desarrollo de las manifestaciones culturales de la gran mayoría de la población y proporcionar mejores condiciones para el tratamiento de sus necesidades básicas de supervivencia, y renovar los lazos de la ciudadanía común, [está] la biblioteca, en particular, la biblioteca pública (Cysne, 1993: 16).


Así, pensamos que la noción de la biblioteca pública como institución social se vincula con el concepto de "sistema"; mientras que como agencia social se relaciona con la idea de "parte del sistema". El rango social entre una expresión y otra es claro en este sentido. Empero, aunque ambos puntos de vista tienen lógica, nos inclinamos por valorar a este centro bibliotecario –en virtud del estatus que éste se ha forjado alrededor del mundo y del consenso reflexivo que se ha alcanzado en torno a esta concepción entre los bibliotecólogos estudiosos del tema– como una institución social. Es decir, concebimos esta biblioteca como un sistema bibliotecario público equiparable, por ejemplo, al sistema educativo–básico–público. Sistemas que en la práctica, como se ve a diario, son complementarios para la sociedad pero autónomos en la esfera de la estructura de la Administración pública del Estado en la que se inserta el Sistema Bibliotecario Nacional.


Se asevera que las bibliotecas públicas estadounidenses fueron las primeras en ser definidas como instituciones sociales, resultado del movimiento democrático que caracterizó al siglo XIX (Hansson, 2010: 5). A partir de entonces, la idea inherente a la biblioteca como una institución social se ha hecho tan potente que es, sin duda, uno de los principios sustanciales que orienta el trabajo bibliotecario de hoy en día. Motivo por lo que esta noción se ha convertido, desde una visión de razón teórica, en uno de los supuestos universales de la bibliotecología y, desde una arista de sentido práctico, en un tópico general de la praxis bibliotecaria. De tal modo que la premisa referente a la biblioteca pública como una institución social presenta un valioso perfil sociológico, el cual se puede sintetizar como sigue: 1) ideológicamente adoptó la estructura de una organización social que nació con la biblioteca moderna no sólo como un recurso, sino incluso como una solución normativa a la selección, recolección, organización y ejecución para el amplio uso social de la información; 2) aseguró la supervivencia de una sociedad por haberse convertido en la principal agencia para que la información sea fácilmente accesible a los miembros de la sociedad, y 3) es el legado cultural más significativo para la sociedad (Miksa, 1996). Acorde con este contorno, se infiere: "El reconocimiento de la biblioteca pública como una institución social de usos múltiples es ahora mundial, como mucho se aprecia en la interpretación flexible de sus objetivos en todo el mundo" (Murison, 1988: 85).


En efecto, desde una perspectiva general, la biblioteca como institución social es un tópico de estudio sociológico que versa acerca del servicio de biblioteca (Rajam, 1997: 202); desde una vertiente específica, es una de la ideas básicas en el plano bibliotecario, y la base de lo que se ha convertido en uno de los supuestos comunes del campo de la biblioteca moderna y de sí misma (Miksa, 1996). Este razonamiento, vinculado con el paradigma en cuestión, ha permitido configurar teóricamente el nexo "bibliotecas y sociedad" en una articulación disciplinaria entre "biblioteconomía y sociología" (Rath y Rath, 1993; Almeida Júnior, 1997) y entre "bibliotecología y sociología" o, de manera más explicita, en distinguir una gran variedad de fenómenos clave inherentes a la investigación sociológica de la biblioteca en general y de la biblioteca pública en particular, cultivando así una esfera cognitiva referente a la especialidad conocida como bibliotecología social.


 

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