sábado, 30 de marzo de 2024

Novela: El Viaje Capítulo I. Capítulo II. Autor: Ronald Rivera

 El VIAJE 

I

              Exangüe te espero, mientras caminas con tu paso rápido para llegar a tiempo con la noche. El día va dejando su propia existencia con añoranzas de un nuevo cielo azul que ahora toca superficie dejando en su lugar un color rojo fuego en el horizonte. Ante mi mirada se presenta la marea que sube y baja como cuerpo inanimado, con tenue luz azul que agrava su palidez.

 

              Ya se acerca la hora del encuentro siendo mi único compañero el barco que me trajo de tierras lejanas que ahora parte del viejo muelle en dirección aferrada al horizonte. La travesía duró 48 horas con 48 minutos, contando hasta pisar las costas gallegas. Recuerdo la impaciencia que me controlaba a pesar de mi resistencia al hundir mis manos en el fondo de mis bolsillos. Para abordar 


              Hay euforia tras el viento que levanta remolinos de arena y salitre acompañados de vuelos torpes de mosquitos que golpean mi rostro.

             

              Solo quedan extenuados segundos para cumplir el propósito de mi viaje... ¡Tumm Tumm Tumm! La campanas de una vieja capilla, que dista algunos metros, quiebra el silencio de mi espera. Mi reloj indica las 8:00 PM.  Subo mi mirada y se me es revelado el misterio de la creación ¡Oh, tú lucero oscuro! Dejas en estado de sitio mi cuerpo en el sobresalto de la sangre. Mujer mariposa en pleno vuelo, diriges tus pasos directamente a mí. Ella abrió sus brazos, las piernas y labios se unieron. Las palabras dichas no fueron entendidas, tampoco ellas importan. Mariposa de la noche has dejado de transitar en la memoria y ahora libre a muchos ojos te yergues a escondidas anunciándome la vida en el momento que me la devuelves.


              Estoy contento pues tras un viaje largo he conseguido lo deseado.

 

              Después de tres pasos y un giro nos presentamos frente la luna quien nos ofrece la claridad. El silencio ha vuelto ser el principal protagonista y entre risas y palabras tontas solo cabe un teatro y una función, la noche y el amar.

 

              Una vieja bolsa de cuero, donde saco un buen vino envejecido, es el único testigo de nuestra cita.

 

              -¡Oh Elena! Brindo por ti. Esto es un dulce naufragio solo tablas y silencio sobre arenas que hacen las veces de sábanas arrugadas y un mar que coloca nuestros sueños en fuga despertando los sentidos a nuestros sentidos.-

 

              Ella me responde: -Gracias por venir, se que es un exilio involuntario donde tú como yo nos jugamos la muerte, los dos tomamos de un licor oscuro en un vaso sin fondo.-

 

              El muelle viejo y solitario es el escape de mi mirada sin poder disimular el latir. Ella como dócil niña se entretiene con mis manos, yo con la candidez de las suyas.

 

              Fantasmas en mis pensamientos crean confusión, mientras el calor corporal sube, quizás por el vino, no lo sé... Puedo ver en ella su morena estructura, fuego ya no en el horizonte sino en su piel. Cierro mis ojos, el temblar se aleja, simplemente no deseo pensar... La poesía fue creciendo por su presencia y sus palabras cada vez más cerca de mi cuerpo hizo que tomara el universo a la luz de la luna.

 

              Preciosa, te presentas como una manzana roja servida en la mesa clamando por una boca. Mis reglas se fragmentan, mi vida es copa rota en caída. Y tú ¡Imán hechizado! Que atraes no solo mi cuerpo sino mi voluntad.

 

              Bajo de ti.

 

              Sobre de mí. Me llevas de un no acabar a un no dormir. Mi vela toma vientos esperados desde muchos años y mi cuerpo de pie como un prócer desafiando las tormentas; en pies cada miembro. Tu nombre es mordida de manzana, la misma que mordió Adán tras la dádiva de Eva. Como anillo te ajustas a mí, has tatuado tu piel sobre mí junto a la sal y la luna, junto a la espuma que cabalga en la noche de silencio quien mira todo. Más allá del deseo naufraga mi nombre. Bajo de ti no se ni quien soy yo. Somos heraldo de cuerpos pertenecientes a la noche, ambos besamos el amanecer. Basta tu nombre, la noche, tu cuerpo y la luna. Sin duda el amor es extraño al amanecer.

 

              Eres, amada mía, presencia sostenida, jinete de espacio celeste ¡Glorificada en mi exilio! Solo a mi derecha está la playa y ramas de algún árbol sin hojas. Yo canto al silencio, tú impones el ritmo.

 

Ambos estamos cobijados con temblor y temor de morir... No sé que haré al ver el inoportuno sol. Aun así me resigno a la aridez de su piel que se expone al rocío entre colores de negro azulado y violeta.

 

              Corremos. Nos mojamos. La respiración baja y sube. La roja manzana siempre está a la espera de una nueva mordida. Es jocoso la visión sublime de mirarnos en el temblor de una gota de rocío. De tu piel húmeda y salada quedan los labios resecos, al momento que pienso que lo que empezó como un manso río ahora se ha extendido como uno bravío que desborda su cauce. Eres íntima amiga, dulce como el durazno.

 

              A pesar de la excitación no deja de venir a mi mente el mañana entre paredes vacías, soñando otro cuerpo. De mi carne en ayuna, de labios cerrados que no pronuncien su nombre por que se lo habrá llevado el mar.

 

              Desvelo, larga noche entre fantasmas de insomnio. Tranquilo pero ausente. He dejado mis besos aposentados en un cuerpo virgen. Ahora nos encontramos llenos de agua y sudor, veo su piel en reacomodo, se dilata complacida. Confieso que en este encuentro he sumergido el calor de muchas lunas. En sus ojos desaparece la noche en profundo sosiego y reflexión. Se ruboriza su piel de manzana y la luna y estrellas se despiden con vientos asidos en sus cabellos.

 

              -Amazona de muchas guerras tienes tú ahora mis ojos.-

 

              Me dice: -El muro se vino abajo, tumbamos las paredes, no sé si hay pecado solo sé que si palabras que atormentan los sentidos-

 

No respondí...

 

Yo mirando el sol, vuelvo escuchar las campanadas de la vieja Iglesia. Mi reloj indica las 6:00 AM. Subo mi mirada y veo partir un cuerpo vestido antes desnudo. Momentos delicados en que la caída de una hoja me parece eterna. Del oasis solo quedó arena y el calor es invierno y reposo. Las sombras gritan en este cementerio de recuerdos. Todo fue como un disparo, de aquello solo eco y memoria.

 

Su perfume se ha evaporado y se ha ido con el viento. No dejó pertenencias, mejor así... La arena todavía se presenta húmeda de su sudor y mi cuerpo se ha sellado a su piel.

 

Camino contando mis pasos por la playa, ahora bañada de claridad y buen sol. Me dirijo al viejo muelle a formarme en una pequeña cola de la cual ocupo el tercer puesto en espera de un barco que me lleve de vuelta a mis tierras lejanas. Observando como se acerca el barco me vuelvo atrás y miro, suspiro, y me digo a mí mismo “has dejado tu piel en su piel y en estas costas como testigo una botella de vino vacía sobre la arena al lado de una bolsa vieja de cuero”.

 


TARTUFO 

II


              Tres días abordo en este barco de aires tartufos.

              Tres días sin tus suaves, frescos y largos besos.

             Tres días sin tu cabellera que como sedosa cascada cae sobre tu espalda.

              Tres días sin ti.


             Tengo celos de la vida. Estás ausente. Sin ti, estoy como un desierto. Estoy celoso... Ahora, mía no eres. Mi alma está ebria y desolada. Lloro de amor y aburrimiento. Estás en todo.

 

              Hermoso día. Mi dolor me impide ver la vida de mejor forma. A pesar del mar adorable todo lo veo gris mientras pienso en mi Elena que esperará la noche para acostarse sola o con otro.

 

              ¡Cómo me olvidarás! Te imagino corriendo sobre la arena. Bella, feliz, riente en tan hermoso día. ¡Jamás te he amado como en este momento!.

 

              Este aire dulce y tibio me exaspera. ¡Te quiero! Sufro y deseo que tú sufras otro tanto... Sé que todo esto es tonto, antipático y desagradable... ¡Pero no sabes cuanto te extraño!.

 

              Deseo recordarte como amiga más no como amada por mí, quizás no te amaré así tanto, estaré tranquilo al menos. Nada tenemos que decirnos a través del viento, me parece. Te lo he devuelto todo, no queda de ti nada. Nuestras vidas se habían mutuamente entregado para siempre... Y ahora van a decirse adiós. Cada uno con su sombra, cada uno por su lado, para recomenzar, ir por el mundo... Pero no hemos de sufrir todo el tiempo ¡No, no! El olvido vendrá, el único que perdona. Luego cada cual será uno. Luego seremos dos personas entre las gentes.

 

              Sin embargo que inmenso fue el amor esa noche ¿Recuerdas? ¡Que embriaguez!. ¿Por qué será que siempre se vuelve de los viajes con el alma cansada, de miseria más llena? Viajando recogí desconocida pena y toda la tristeza de todos los paisajes.

 

              Más pasado las horas, al salir del camarote chico y asfixiante, pude observar algo más hermoso que el mar y el cielo juntos, en su eterno azul. He visto al mismo amor quien embalsamara mi enlutado ánimo. Mirarle me reconforta y veo diluido mi dolor en su falso sonreír. Me regala una mirada furtiva al momento que rondo su cuerpo sin evitar que ella lo advierta. Cinco pasos han sido suficientes para sentir sus senos sobre mí.

 

              -Preciosa, es un placer. Mi astuta vista que finge estar siempre lejos ha dado una señal de alerta a tu cándida presencia.-

 

              -El placer es sin duda mío... Tus deseos de amor lanzan fieros reflejos al cielo que hoy se presenta hermoso.

              -La tierra siempre temblaría con bellos cuerpos como el tuyo y tu sangre daría a otros rostros sonrisas excitadas-.

 

              -Eres muy directo y me gusta... Mi nombre es Asha. Y soy esposa del capitán de esta embarcación. Pero... Siempre me deja sola y necesito compañía.-

 

              -No acostumbro  dar mi nombre y vengo de las costas que dejamos hace tres días... Y no solo necesito compañía sino el antídoto para salvar el amor en mí, es decir una mujer que me haga volver a creer en él.-

 

              -Veo que a pesar del hermoso tiempo has traído de bellas costas una fuerte tormenta.-

 

              -Aciertas bien, y mi tormenta, por experiencia, puede amenazar tu virginidad.-

 

              -Siento defraudarte pero virgen no soy. Como ya te había dicho estoy casada, y además por ser musulmana la sexta mujer de mi esposo. Fui comprometida con él desde muy pequeña.-

 

-Para mí una mujer siempre es virgen.-

 

-Me halaga tu propuesta, pero si se entera el capitán el resultado de una noche sensual y eterna será mi hoguera. Las alas libres de mi espíritu abiertas a ti irían al fuego donde no amarían ya más.-

 

-Te aseguro que la muerte no sería pago suficiente para lo que sentiríamos... Hacer el amor en un barco siempre es excitante, tomando en cuenta que no te compartiría con cinco cónyuges más. Tú salvarías el amor en mí y yo te daré el cariño y la libertad que tu esposo no te ha sabido dar. ¿Qué te parece si tomamos unas copas hoy a las 8:00PM en este mismo sitio?.-

 

-Por ser musulmana no se me es permitido estar a solas con otro hombre que no sea mi esposo, pero al ser por una causa justa, que es salvar el amor que queda en ti, vendré. Además existirá pecado mayor que el de dejar morir al amor.-

 

-Gracias por tu comprensión-.


No hay comentarios:

Publicar un comentario