Catecismo de la Iglesia Católica 1536: “El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico”.
• Aunque la fenomenología de la religión identifica fácilmente figuras sagradas y la sociología el papel de liderazgo en los grupos humanos, ninguno de ellos constituye el fundamento del ministerio ordenado. La ambigüedad del referente sacerdotal como se conoce en el paganismo e incluso en el Antiguo Testamento explica que las primeras generaciones cristianas y el mismo Jesús rechazaran en un principio la identificación del ministerio en la Iglesia como un servicio sacerdotal.
• La realización de la obra de salvación por parte de Jesucristo y su actualización en la Iglesia bajo la peculiar mediación del ministerio ordenado requiere una precisa fundamentación bíblica, una honesta encuesta histórica y una responsable sistematización actual, que considere las condiciones culturales y ofrezca las coordenadas adecuadas del ministerio, fiel a su configuración cristológica, eclesiológica y sacramental. Se reconoce una triple referencia fundacional: mirando a Cristo y su obra salvadora, a la Iglesia (apostólica) y su horizonte misionero, y a la persona misma del bautizado llamado a tal ministerio. La perspectiva positiva requiere identificar la naturaleza del ministerio tal como Cristo lo determinó y la Iglesia lo ha ido viviendo, sin ignorar eventuales traiciones y malentendidos. La perspectiva sistemática debe identificar las categorías que pueden estructurar de mejor manera la comprensión del ministerio. La perspectiva pragmática tiene el desafío de asumir la exigencia de una fidelidad a los rasgos del sacerdocio católico que sea, a la vez, audazmente eficaz para servir al mundo contemporáneo, con sus riquezas y limitaciones.
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