viernes, 7 de enero de 2022

Marta Nussbaum: Pensamiento Crítico por Personas y para Personas

 



Marta Nussbaum (1947)

Marta Nussbaum, destaca en su filosofía que la educación es desarrollada por personas y para personas. Es por ello que todos los valores que confirmen la dignidad humana están contenidos en el pensamiento crítico.

Marta Nussbaum como pensadora destaca en la filosofía contemporánea por su visión sobre el desarrollo humano. Esta visión se centra en la protección de ámbitos de libertad, que son tan cruciales en el sostenimiento del desarrollo humano que su supresión haría desaparecer todo acto en beneficio a la dignidad humana.

Marta Nussbaum analiza las diversas áreas de la vida humana en que las personas se mueven y actúan, en un enfoque que prioriza a la justicia social. Para ello Nussbaum (2012) parte de este interrogante: ¿Qué se necesita para que una vida esté a la altura de la dignidad humana?.

Para Nussbaum lo mínimo y esencial que se exige de una vida humana para que sea digna es que vaya más allá de lo que ella define como un “umbral”, que serían las necesidades básicas de todo ser humano: Comer, descansar, tener resguardo en una casa, tener vestimenta, tener trabajo... Y propone una escala de diez

“capacidades centrales” que todo ser humano debe tener. Estas diez capacidades son las siguientes:

-Vida: Toda persona debería ser capaz de llevar una vida de una duración normal.

-Salud corporal: Tener adecuadas condiciones de salud, alimentación y vivienda.

-Integridad corporal: Gozar de libertad de movimientos y seguridad.

-Sentidos, imaginación y pensamiento: Recibir una educación que permita desarrollar estas capacidades y un ambiente de libertad para manifestar gustos y creencias.

-Emociones: Capacidad de amar, de estar agradecido en las diversas forma de asociación humana.

Razón práctica: Ser capaz de formular una concepción del bien y un plan de vida.

Afiliación: Capacidad de vivir con otros, de establecer relaciones sociales, de ser respetado y no discriminado.

-Otras especies: Ser capaz de respetar a los animales, las plantas y demás especies del mundo natural.

-Juego: Ser capaz de jugar y reír.

-Control sobre el propio ambiente: Gozar de oportunidades de participación política, derechos de propiedad y del trabajo.

Para Nussbaum estas diez capacidades deberían estructurar las relaciones económicas internacionales. Estos principios pudieran parecer una utopía, pero es un buen punto discursivo para construir un mundo donde todos los seres humanos gocen de las capacidades para una vida digna. Todo orden político aceptable está obligado procurar a todos los ciudadanos y ciudadanas un nivel umbral de estas diez capacidades centrales. 

El pensamiento crítico se centra en el número seis que lleva como nombre capacidad de la razón práctica. Esta capacidad se refiere, en palabras Nussbaum (2012): “Poder formarse una concepción del bien y reflexionar críticamente acerca de la planificación de la propia vida. (Esta capacidad entraña la protección de la libertad de conciencia y de observancia religiosa).”

Esta capacidad de la razón práctica justifica el objetivo de fomentar el pensamiento crítico como un elemento necesario para el desarrollo humano. 

La capacidad de la razón práctica pertenece, en primer y prioritario lugar, a las personas individuales, y sólo luego, en sentido derivado, a los colectivos. El enfoque propugna un principio según el cual cada persona es un fin en sí misma. Estipula que el objetivo es producir capacidades para todas y cada una de las personas, sin usar a ninguna de ellas como medio para las capacidades de otras ni para las del conjunto.

Este énfasis en la persona es de suma importancia de cara a las orientación de las decisiones políticas, pues no pocas naciones han entendido la familia, por ejemplo,

como una unidad homogénea a la que apoyar desde el Estado, sin examinar ni fomentar las capacidades de cada uno de los miembros de aquella por separado. En ocasiones, determinadas políticas de base colectiva (como, por ejemplo, las de discriminación positiva) pueden constituir instrumentos eficaces en la creación d capacidades individuales, pero sólo así resultan justificables. Tampoco podemos desplazar este foco de atención normativo sobre el individuo hacia otros terrenos alegando algo tan obvio como que las personas se identifican a veces con colectivos que las engloban, como su grupo étnico, su Estado o su nación, o que se enorgullecen de los logros de este grupo. Esto es lo que Nussbaum denomina “democracia con las humanidades”.

Marta Nussbaum (2012) en su pensamiento afirma que las humanidades proporcionan tres ingredientes que cualquier sociedad decente necesita con urgencia: 

La capacidad socrática de examinarse a uno mismo y pensar críticamente: Que no debe ser coartada ni por la autoridad, ni por las presiones. Especialmente en esta era de los medios de comunicación 'sound bites' (breves declaraciones que suenan bien) esta habilidad es más necesaria que nunca si queremos tener una cultura pública verdaderamente deliberativa y reflexiva. 

La capacidad de pensar sobre los problemas universales: Se debe estar bien informado sobre la historia, la naturaleza de las principales religiones del planeta, y sobre la variedad de culturas. 

Una imaginación cultivada: Es la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de personas muy diferentes de uno mismo, lo que conocemos como empatía. ¿Cómo podemos votar sobre políticas que afectan a otros sin antes saber cómo es el mundo en el que viven?.

Ante esto, Nussbaum denuncia como cosa terrible que los programas de humanidades estén siendo recortados y defiende que son parte esencial de la educación para todos los ciudadanos. Las humanidades, contienen asignaturas que preparan para la ciudadanía y la vida.


@RonaldMRivera

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