miércoles, 12 de enero de 2022

Pensador Crítico ¿Cómo enseñar a leer críticamente?



Para poder leer críticamente se necesita una integración de las habilidades y actitudes del pensamiento crítico que vinculan en la memoria distintos conocimientos complejos que forman la lógica. Dentro de un texto encontramos un mapa de situaciones y distintos caminos en el cual debemos seguir las líneas y señalizaciones correctas para lograr alcanzar nuestro “tesoro”, que es una interpretación objetiva.


Este proceso de despertar lógico va acompañado de señales claras que conocemos como las inferencias, estas nos permiten evaluar y aprender, estableciendo una relación entre lo que conocemos y las nuevas ideas. Sin el pensamiento crítico nos colocamos frente a dos peligros. El de vaciar la lectura de sentido; y que el sentido que le dé el lector al texto no posibilita una conexión real con la intención del autor.


La pedagogía debe deslizarse en un aprendizaje crítico como lugar de saberes bien articulados y priorizados. Es un error limitar la lectura a la memorización de conocimientos aislados y peor aún confusos. La pedagogía debe enseñar a leer desde un proceso interactivo y constructivista. El programa pedagógico que propone este trabajo documental destaca el pensamiento crítico como un proceso consciente a través de la lectura. Para hacerlo posible parto de la base metodológica utilizada por Ennis (1996), que sostiene que el pensamiento crítico se desarrolla en el contexto de lo leído, es decir en relación a situaciones o problemas de la vida cotidiana. Los hechos del presente, del día a día, son para el proceso cognitivo de la persona, motivaciones al aprendizaje, sin ellos no puede promoverse el pensamiento crítico (Ennis, 1996). 

Un factor importante en la enseñanza de la lectura crítica es la temática. Dentro del trabajo académico el término de “temas” para la lectura usualmente es sustituido por otros términos como: ramas, disciplinas o ciencias. En cualquiera de los casos lo importante es ser consciente que son modelos de referencias que matizan la mirada de análisis ante los distintos problemas. La interdisciplinariedad es un valor del pensamiento crítico, que refiere a todas las temáticas (disciplinas o ciencias) como necesarias, y vinculadas entre sí. Sin la interdisciplinariedad es difícil poder pensar de forma crítica, pues cuanto más distintos sean los modelos disciplinares del discurso más rica será la interpretación personal (Cassany, 2006).


Al enseñar sobre la lectura crítica hay que resaltar que no es suficiente leer y comprender el texto, sino que es necesario tener la habilidad de inferir la credibilidad de los datos y los argumentos que aporta. Desde esta idea, el ejercicio de leer supone reconocer que el texto es un instrumento cultural, con valores y situado en un tiempo y un espacio (con dimensión histórica). Esto implica que el autor del texto no es una persona neutra, sino que tiene unos conocimientos, una cultura y unas intenciones que se plasman en el escrito y que el lector tiene que llegar a interpretar. No debe escapar del lector la ideología ni el grado de certeza de los argumentos científicos que aparecen en él, diferenciando entre afirmaciones, hipótesis, especulaciones, predicciones... (Cassany, 2006). En el programa pedagógico que propone este trabajo documental tiene presente estos criterios y se apoya en el aprendizaje cooperativo.


En el proceso pedagógico los docentes pueden ayudar a los estudiantes a trabajar en el pensamiento crítico a través del aprendizaje cooperativo, esta metodología es la que hemos elegido para nuestro trabajo. El profesorado crea un ambiente de discusión en base a las ideas encontradas en el texto, invitando a que conversen de sus ideas y puntos de vista, estimulando al debate entre ellos, sin desconectarlos de los problemas de su cotidianidad y escuchando sus posibles soluciones. El docente debe invitar a los estudiantes a que planteen tareas para que construyan sus ideas y den forma a sus interpretaciones. A su vez, el docente debe dar especial atención a los conocimientos que los alumnos manejan previamente y a las emociones que despiertan en ellos el hecho de leer. Pues, los valores, los sentimientos y las emociones forman parte de la lectura y también han de ser objeto de análisis y reflexión (Colomer, 2002) .


El ejercicio de la pedagogía debe comprender que leer es el resultado de una actividad social compartida. La experiencia docente afirma que los estudiantes entienden mejor un texto y acceden mejor a la información cuando éste se ha analizado en grupo que cuando el texto se ha trabajado únicamente de manera individual (Dansereau, 1987). Es por ello que el programa pedagógico que este trabajo diseña plantea como estrategia la lectura cooperativa, como herramienta útil para estimular el placer de los estudiantes por la lectura. Y formar en ellos al mismo tiempo la capacidad de hacerlo de forma crítica (Márquez, 2009).


Entendemos que parte de la estrategia de la lectura cooperativa, es necesario también promover otras estrategias siguiendo a (Cassany, 2006). Como la reflexión metacognitiva, que consiste en crear consciencia en los estudiantes de sus procesos de aprendizaje, de forma tal que sea el estudiante el más interesado en obtener de manera eficaz este conocimiento. La autorregulación de aprendizaje le facilita a los estudiantes activar los procesos de aprendizaje a través de pensamientos autogenerados. Estos pensamientos auto-generados van acompañados de emociones  acciones que están planificadas y adaptadas cíclicamente para lograr la obtención de los objetivos personales. Objetivos individuales que se alcanzan a través del trabajo activo de los estudiantes al lograr las metas que se han trazado personalmente. La participación de aprendizaje, vincula al estudiante con la propia comunidad y con sus prácticas sociales. La participación en el aprendizaje es una estrategia clave asociada al pensamiento crítico, y la pedagogía debe ofrecer los medios para que los estudiantes la observen y puedan imitarla o generarlas, así como reflexionar sobre

ellas. 


Atendiendo a estas estrategias podemos afirmar que una pedagogía activa, crítica y dinámica, es aquella que nos permite avanzar en la relación estudiante- texto.


Un texto no se puede analizar si se desconoce la comunidad del autor y se ignora la comunidad del lector (Begoña, 2009). Para lograr una interpretación objetiva el contexto de aprendizaje debe ser comprendido y escogido por los estudiantes para que de forma natural surjan las tomas de decisiones y las muestras de responsabilidad.


@RonaldMRivera


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1 comentario:

  1. Para ser realmente críticos de forma objetiva, y no criticones espontáneos, es necesario tener en cuenta una serie de aspectos que van desde el autor pasa por el texto y llega al lector. En un todo que nos permite descubrir la Verdad!

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