sábado, 15 de enero de 2022

Pensamiento Crítico, Lectura y el número 22 de la Agenda 21

 



El enunciado número 22 de la Agenda 21 de la Cultura nos dice:


“Promover la expresividad como una dimensión básica de la

dignidad humana y de la inclusión social, sin prejuicio de

razones de género, edad, etnia, discapacidad, pobreza o

cualquier otra discriminación que imposibilite el pleno ejercicio

de las libertades. La lucha contra la exclusión es la lucha por la

dignidad de todas las personas.”


Este apartado se vincula con la dimensión axiológica de nuestro trabajo documental. La cultura se crea en el quehacer diario de todas las personas, y cuando nos referimos a “personas” estamos hablando de un sujeto con una serie de derechos inherentes a su ser, es decir, que están con él o con ella desde que nace y sin necesidad de que sean otorgados por otra persona o institución.


El pensamiento crítico es un derecho humano contenido en la expresividad como dimensión básica de la dignidad humana y la inclusión social. Por tanto, el diseño de nuestro programa pedagógico estará orientado a apoyar todos los factores que hacen posible la mayor integración de las personas sin prejuicio de razones de género, edad, etnia, discapacidad, pobreza o cualquier otra discriminación, independiente, de estar diseñado para el colectivo estudiantil.


Luchar por la dignidad de la persona humana me parece la tarea más noble e importante que se puede realizar desde la pedagogía. Esto significa tener alteridad, reconocer el otro como persona distinta de mi yo, con capacidad de decisión y opinión propias, merecedor de respeto y admiración. La alteridad permite la capacidad de creación en el sentido cultural. Esta actitud debe reconocer la diferencia entre “educar en valores” y “educar con valores”. “Educar en valores” es un proceso que tiene por finalidad orientar al ser humano a construirse a si mismo y a reconocerse con el otro en un entorno cultural diverso de interacción. En cambio, “Educar con valores”, desde la perspectiva de la competencia profesional, radica en tener actitudes de aceptación o rechazo de determinados valores. Esto permite que dentro del programa pedagógico propuesto, pueda hablarse de educación intercultural, que plantea como reto la comunicación intercultural que prepara para la convivencia con un reconocimiento al otro, y a la educación para la convivencia como ejercicio de educación en valores, orientado a asumir el compromiso de la relación interactiva con uno mismo, con el otro y con lo otro.


@RonaldMRivera


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